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English | Español | August 15, 2018 | Issue #67 | |||
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En Chihuahua la Caravana en contra de la Guerra contra las drogas encuentra coherencia y unidadMiles de personas, junto con Javier Sicilia, instalan placa en memoria de Marisela Escobedo la mañana antes de la llegada de la caravana a Ciudad JuárezPor Marta Molina y Al Giordano
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![]() Javier Sicilia contempla a los miles de ciudadanos que lo recibieron el jueves en la capital del estado de Chihuahua, en ruta a Ciudad Juárez. DR 2011 Tyler Stringfellow. |
Mientras caminaban por la avenida Cuauhtémoc, la gente salía de cada tienda, casa y oficina en la ruta para saludar, tomar fotos, aplaudir y expresar su solidaridad. “¡Es él!” dijo uno a sus compañeros de trabajo. “¡Es Javier!” El poeta estaba flanqueado por una docena de mujeres desarmadas vestidas de negro y con sombreros color lavanda de paja con el lema “Ni un muerto más”, y lo rodeaban también personas, que como él habían perdido familiares en la guerra contra las drogas.
Mariano Coredero Vaca, abuelo del fallecido Mariano Enteros, asesinado el 25 de junio de 2009 en el pueblo de Parral, Chihuahua, caminó junto a una docena o más de ciudadanos de su pueblo llevando camisetas blancas con la foto del joven y las palabras “Mariano Enteros: Presente.” Otra delegación, de Creel, Chihuahua recordaba la masacre de dieciséis civiles inocentes el 16 de agosto de 2008 en ese pueblo, y que entre los muertos había cuatro niños.
Un hombre caminaba solo sosteniendo un cartel hecho por él mismo mientras esperaba a que comenzara la marcha: “Por cada bala que mata, hay millones de abrazos que alimentan la vida. ¡Animo!”
Durante la semana, parecía que cuanto más al norte avanzaba la caravana, más se vislumbraba el objetivo principal – terminar con la guerra contra las drogas. Hoy en Chihuahua, se expresaba la causa absoluta y unificadora en carteles y cánticos. Fue aquí en Chihuahua donde el mensaje de la caravana ganó la coherencia que cualquier causa necesita para ganar respuesta y acción ciudadana.
Este periódico ya ha reportado sobre las primeras paradas en el camino, desde Cuernavaca, la Ciudad de México, Toluca, Morelia, San Luis Potosí, y sobre las tensiones visibles entre las prioridades de los ciudadanos que salían a acompañar la caravana porque querían terminar con la guerra, y aquellos que empujaban otras causas buscando llevarlas al inspirador brote de la conciencia nacional.
El 4 de junio, en Morelia, los llantos de los asesinados en 2009 por una granada durante la celebración de la independencia nacional fueron casi ahogados por los miles de temas de las listas de la compra, ideologías y organizaciones que se habían apuntado al primer evento de la caravana. El 5 de junio, en San Luis Potosí – donde compañías mineras multinacionales y políticos locales y nacionales ven solamente el oro de las colinas que les rodean – Sicilia habló de lo que se conoce como la Regla de Oro : que los ciudadanos deben actuar comoles gustaría ser tratados a ellos, comenzando así una lección nacional sobre el poder de la noviolencia.
![]() Sobrevivientes de la masacre en Creel, Chihuahua de 2008 erigieron una cruz con los nombres de los 16 amigos y familiares de los asesinados allí, frente al palacio de gobierno estatal. DR 2011 Tyler Stringfellow. |
La caravana avanzó entonces a la ciudad vaquera del occidente de México, Durango, Allí la clase trabajadora inundó las calles y desde el escenario contaron historia tras historia de asesinatos de familiares en nombre de la guerra contra las drogas, un limpio centro colonial de miedo donde la única tienda abierta después de la medianoche era una casa funeraria.
El martes 7 de Junio, la caravana cruzó el desierto nuevamente – Oeste a Este – a Saltillo, donde el obispo Raúl Vera y miles de feligreses recibieron a los 600 participantes de la caravana con un plato de pollo asado (muy deseado por los caravanistas después de horas de carretera) y rezos de consuelo. De ahí avanzó a Monterrey – la capital económica del norte de México – donde participante tras participante contaba, muchos entre sollozos, como la policía y las fuerzas militares habían desaparecido o asesinado a sus hijos e hijas.
Fue en Monterrey donde la reunión pública nocturna se convirtió en una marcha hacia la oficina del procurador que recibió al poeta Sicilia después de la medianoche. Llevaba bajo el brazo una lista de casos sin resolver de asesinatos a manos de la policía y el Ejército, y se le prometió que en una semana – según ha podido saber Narco News– obtendrán una respuesta, y en un mes estarán los resultados detallados de la investigación y el castigo a las autoridades responsables por cada asesinato o desaparición.
Al día siguiente, el miércoles 8 de Junio, en la ciudad de Torreón, LeBarón ofreció una nueva parábola, citando los eventos de la noche anterior en Monterrey, y explicando el porque está convencido de que “vamos a ganar” y que aquellos que se oponen a la guerra contra las drogas “tenemos más poder del que sabemos.”
La caravana llegó a las 2:22 a.m. del jueves a Chihuahua y ocho horas después estaba en marcha por las calles de la capital una vez más.
Poco antes del mediodía, la marcha llegó a la puerta del palacio de gobierno – el mismo lugar en el que la sangre de Marisela Escobedo fue derramada en Diciembre de 2010, arrebatándole la vida – y desde el escenario, muchos ciudadanos chihuahuenses contaron las historias de como perdieron a sus seres amados a manos de la violencia de la policía, militares, narcotraficantes y delincuentes comunes – y, en muchos casos, no tenían idea de quien se había llevado a sus hijos, hijas, padres, compañeros, debido a la indiferencia de las autoridades de gobierno – y amigos y familiares de Marisela pusieron una placa metálica en su memoria en la banqueta que da a la entrada del palacio de gobierno.
![]() Placa memorial instalada en la entrada del palacio de gobierno. “Aquí fue asesinada el 16 de diciembre de 2010, Marisela Escobedo Ortiz, por exigir justicia en el feminicidio de su hija, Rubí.” |
Y luego Sicilia dirigió la atención de los miles de reunidos hacia el sonido de un taladro perforando una piedra: la placa en memoria de Marisela Escobedo instalándose en la banqueta, frente al palacio de gobierno, para que nadie entre o salga del edificio sin ver su nombre.
Y el poeta dijo, “Vamos a poner una placa. Me han dicho que esa placa de Marisela Escobedo que recuerda un pendiente grave que tiene la autoridad con ella y con los ciudadanos, me han dicho que la han quitado y vamos a volverla a poner. Le digo al señor gobernador desde esta plaza, le decimos a través de mi voz que recuerde que la soberanía radica en el pueblo, que esta plaza no es del gobierno es del pueblo, que el mandato del pueblo es dejar esa placa allí, que si la quita es un criminal, un irresponsable que no esta entendiendo su condición de gobernador, que es servir al pueblo, que se la vamos a demandar si la quita. No sólo eso, le pido a los ciudadanos de Chihuahua que pongan una placa junto a la de ella de cada uno de sus muertos…
“Esas placas, como las hemos estado poniendo en Cuernavaca, Morelos, deben estar en todas las plazas y nadie, nadie, a menos de ser un insensible, un criminal, o un poco cosa, tiene la posibilidad de quitarla. Nadie las puede quitar. Vamos allá, como un gesto nuevamente de Resistencia Civil, nuestra resistencia civil . Vamos a poner esa placa para decirles que el dolor que nos están infringiendo no lo vamos a convertir nunca en odio, sino en amor, en justicia, en paz y en dignidad.”
Las familias de los muertos bajaron del escenario y rodearon la placa enfrente de las puertas del palacio. El taladro terminó su trabajo, Sicilia pidió un minuto de silencio, y la multitud calló.
Ocho horas después la caravana llegó a Ciudad Juárez, donde el viernes miles de sus participantes de los 32 estados mexicanos discutirán, debatirán y firmarán un Pacto Nacional para terminar con el problema de la “guerra contra las drogas”, una guerra impuesta a México por su vecino del norte. La ocupación noviolenta de la ciudad más violenta del mundo ha comenzado.
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