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Una Revolución es como tener "buen sexo"

La historia de Ivan Marovic llega al teatro callejero más cercano a tí


Por Kanya D'Almeida
Generación 2011, Escuela de Periodismo Auténtico

22 de mayo 2011

El primer día que pasé junto al revolucionario serbio Ivan Marovic en el campus de la Escuela de Periodismo Auténtico de Narco News en las afueras de la Ciudad de México, se debatía entre ataques de risa y ataques de inspiración.

Marovic está ocupado teorizando acerca de las conexiones entre las diversas filosofías europeas como se refleja en los baños de los respectivos países.

“Estoy utilizando esta analogía porque de eso se trata esta ideología, no palabras, sino como la gente lleva su vida cotidiana,” dice Marovic.


Ivan Marovic en la Escuela de Periodismo Auténtico 2011.DR 2011 Noah Friedman-Rudovsky.
La cara de Marovic es el lienzo de una batalla perdida de la edad en contra de un alma obstinadamente juvenil. Sus ojos traviesos sugieren que una cruda broma será jugada a una víctima que no lo sospecha; sus labios están constantemente apretados ante una inminente amenaza de reírse; y su panza cuenta la historia de un hombre que una mañana se despertó alegremente y decidió no pasar tiempo preocupándose por su cintura.

No se ve como un reciente revolucionario retirado que ahora es buscado como ponente y como estratega de los movimientos detrás de escena. Es el último papel lo que lo ha llevado a México mientras corre el mes de mayo y la Escuela de Periodismo Auténtico comienza su reunión anual.

Una de las primeras cosas que lo oí decir durante la serie de entrevistas en la escuela, en un estridente acento balcánicos, fue “¡Me encanta Laibach!”

En los años 1980 el grupo vanguardia de música eslovena portaba trajes que recordaban a las Juventudes Hitlerianas y llevó a canciones populares como la de “Across the Universe” de los Beatles a estentóreas melodías fascistas.

“Son tan maravillosamente provocadoras”, agrega Marovic, su voz vacilante al borde de la risa, ‘No importa su ideología, ¡son genios al hacer que la gente piense!”

Al instante decidí que este hombre o era profesor de filosofía contemporánea europea propenso a divagaciones vagas e intelectuales o solo un niño genio convertido en un alcohólico desempleado. Por los próximos cinco días me quemaba con vergüenza por estos pensamientos mientras descubría como Marovic, junto con once amigos de la escuela, derrocaban la arraigada y despiadada dictadura de Slobodan Milosevic en dos breves años sin derramamiento de sangre.

También me doy cuenta que Marovic estaba lleno de sorpresas y hace diez años convirtió su cómica personalidad en una arma en contra del Estado opresivo.

Antes de reunirme con Marovic, varias instituciones de la educación colonial británica habían grabado en mi cabeza un retrato sombrío de la Europa del Este. Fotografías en blanco y negro contaban la historia del cruel gobierno de Serbia – anteriormente parte de Yugoslavia – en donde el dictador gobernó entre 1989 y 2000. La historia balcánica de esa época está marcada por guerras en Croacia, Bosnia y Kosovo – culminando en detalles sangrientos de la masacre Srebrenica en la que las fuerzas armadas asesinaron a 8,000 hombres y niños en lo que hoy es Bosnia y Herzegovina.

Utilizando la imaginación promedio, sucesivos movimientos de resistencia marcharon sin descanso por la capital de Serbia, Belgrado, sólo para llegar inadecuadamente una y otra vez antes de las fuerzas armadas de Milosevic.

Sin embargo, el régimen encontró su rival con la llegada de Marovic y sus compañeros – que utilizaron tácticas astutas de resistencia no violenta, una estrategia descentralizada de organización y humor seco para crear un movimiento masivo en Serbia a la que no se le puede dar marcha atrás con la amenaza de violencia. Influenciado por la comedia satírica, y a menudo incomprensible, de Monty Python y con la convcción de que el humor constituye el ingrediente esencial en la sopa de la creación de los movimientos, la historia de la resistencia juvenil en Serbia forzó la narrativa del poder de la creatividad humana en los anales de la historia revolucionaria.

Construyendo un movimiento

Otpor. Saliendo fácilmente de los labios de Marovic parece divertido, bufonesco, como un paseo en carnaval o dulces empaquetados en chillonas envolturas pero inolvidables. No suena como una resistencia.

Pero eso era exactamente lo que fue, la perfecta palabra serbia para el movimiento juvenil sardónico dado a luz por Marovic y sus amigos en un pequeño café de Belgrado en 1998.

Pocos meses después de la primera reunión de Optor, la OTAN desencadenó una campaña de bombardeo aéreo que duró 78 días (y costó 3.2 mil millones de dólares), en contra de la dictadura serbia, la cual, de acuerdo con Marovic, no hizo nada más que destruir unos pocos tanques, una estación eléctrica y algunos puentes, pero que finalmente dejó al régimen tan insuperable como nunca.

A raíz de esa última explosión de fuerza física, Marovic me dijo, Otpor rezumaba en todas las grietas del espacio político y abrió un nuevo camino mientras se expandía imparablemente.

Pero a diferencia de otros revolucionarios que he conocido, Marovic se negó a tomarse seriamente.


Kanya D’Almeida. DR 2011 Noah Friedman-Rudovsky.
Dijo cosas como, “Esta piscina [del hotel] es superficial. Está muy mal diseñada. Creo que todos los diseñadores de exteriores debieran ser ahorcados. O mejor aún, ahogados en sus propias piscinas superficiales.”

Él proclamó, “tienes que pensar que ¡una revolución es como tener buen sexo! Es maravilloso sólo hasta el orgasmo, luego estas vacío, deprimido y solo – ¡pero eso no te impedirá el buscar un orgasmo!”

Si su historia como joven organizador no involucra golpizas, tortura y detención, tomaría poco esfuerzo reírse de estas declaraciones y dejar que salieran de tu mente.

Pero en el contexto de su lucha en contra del “Carnicero de los Balcanes” las personalidades gemela de Marovic – la del brillante estratega político y comediante por naturaleza – derrumban todas las estrategias insípidas, ofreciendo un nuevo camino pavimentado con comedia.

“¿Sabías que era famoso?” Marovic me dijo mientras tomábamos cervezas que generosamente había comprado una tarde. “¡La gente solía verme, darme la mano y saludarme! ¡Ahora me ven como alguien que tal vez conocieron en la escuela y cuyo nombre han olvidado!”

El comentario en su caída a partir de la prominencia es esconder su sonrisa desechable y cálida. Pero como muchas cosas que dice, es conciso, incisivo y preciso en la clave de la cuestión: ¿Cómo orquestar y ejecutar con éxito una guerra civil no violenta, ausente de viajes egoístas, de luchas por el poder, y de la visión ideológica miope que frecuentemente llena de amargura una vez que la revolución ha terminado.

Lección número uno (y también las lecciones dos a cincuenta en la opinión de Marovic): Entiende a la gente involucrada con El Movimiento. Tamiza a través de la ideología y retórica hasta llegar a la humanidad.

En todas de nuestras múltiples conversaciones sobre lo que hace avanzar al movimiento, Marovic hace hincapié de que los ciudadanos viviendo bajo el totalitarismo están más interesados en ganar un lugar tangible entre sus compañeros que en luchar por una ideología elevada. Su teoría deduce que si las masas pueden ser alentadas a organizar y agitar por la gloria en lugar de por el poder o el dinero, es más probable que una revolución triunfe debido a que “la gloria puede ser compartida con cualquiera que quiera, no tiene fin, y es eterna, mientras que el dinero y el poder no tienen esas cualidades.”

“Una de las primeras cosas que decidimos como Optor era que seríamos definidos por lo que no somos,” me dijo Marovic. “Prohibimos el concepto de ideología. Otpor era su propia ideología. Era completamente nueva, completamente original.”

Trato de rescatar algunos de esos detalles pero como Al Giordano, presidente de la Escuela de Periodismo Auténtico acertadamente señala, “Sólo deja que Ivan piense en voz alta. Esa es la mejor lección en estrategia política que puedas esperar tener.”

Arrestando al pavo

Hay mucha información en el registro público que detalla las tácticas idiosincrásicas de Otpor, pero la película ‘Derrocando a un dictador’, encargada y producida por el Centro Internacional para el Conflicto No Violento, es quizá uno de los mejores retratos del desarrollo de un grupo con una base de 11 personas en 1998 a mil personas en 1999 y de ahí a 100,000 a principios del 2000.

En la mañana del 5 de octubre, Marovic me dijo, un millón de los 7 millones de serbios marcharon a la capital y a las 5 p.m. la revolución fue completada.

El filme captura la esencia de las dos mayores armas de Otpor: humor y creatividad y rastrea la adopción del “dilema de estrategia” de Otpor – el amplio uso de acciones destinadas a desconcertar y crear enigmas embarazosos para el régimen de que tal manera que cualquier represalia sería ruinosa.

Con gran entusiasmo, Marovic recordó n momento en que un nuevo lote de reclutas de Otpor pegaron una flor detrás de la oreja de un pavo, evocando el accesorio de moda que la esposa de Milosevic utilizaba a menudo en funciones estatales, y llevaron al animal a una plaza pública – dejando la única opción de utilizar las fuerzas policiales para “arrestar” al pavo, dejar que continuara el humillante teatro callejero.

Ante la estrategia organizativa viral de Otpor – que incluía la construcción de una red de células independientes capaces de actuar al unísono – y la embestida del teatro callejero político, que simultáneamente sirvió para humillar al régimen de Milosevic y atraer a nuevos reclutas al movimiento, la dictadura se tambaleaba, la lealtad de la policía vacilaba, y gradualmente Otpor alcanzó su objetivo final: Exponer lo absurdo del régimen y atraer a la gente para enfrentar (y finalmente rechazar) su participación en una realidad sin sentido.

“Quieres soldados”

Al igual que Otpor hizo con aparente facilidad, Marovic atrajo multitudes a la Escuela de Periodismo Auténtico en México. Se sentaba en mesas vacías pero en minutos cada silla sería ocupada, la gente recogía sus platos de las mesas de alrededor y rápidamente estallaba la risa.

Entrevistas pasadas, grabaciones antiguas y archivos en línea prueban que Marovic ha cambiado poco desde que se zambulló en el movimiento a la edad de 26.

Jack DuVall, presidente del Centro Internacional para el Conflicto No Violento (ICNC) y participante en la escuela, pasó con mucho gusto 30 de su receso de una hora discutiendo su relación de diez años con Marovic. DuVall recordó que conoció a Marovic en la premier de “Derrocando a un Dictador” en 2002.

“De todos los chicos de Otpor, [Marovic] era el más interesado en explorar los nuevos anexos en el conocimiento de la resistencia civil. Todos los demás trataban de envasar las estrategias, él estaba ocupado examinando afuera todo lo que se encontraba adentro de la botella.

Un libro que vi que tenía en la escuela, fue el más reciente de Janet Cherry “Umkhonto Wesizwe”, obsequiado por la autora y que había escrito en la cubierta interior, “Para Iván, un amigo y compañero en muchas luchas.”

Una organizadora incansable en contra del apartheid en Sudáfrica, el recuerdo infalible de la historia en sus largos años de colaboración y viajes con Marovic – desde Ghana a Egipto a Palestina – convergieron en su franca evaluación de Marovic.

“Realmente tengo un enorme respeto por la perspicacia política de Iván”, me dijo.

“Llegamos juntos a Palestina en 2007 para hacer un entrenamiento de resistencia en un tiempo en que dos incidentes violentos rompieron un período de relativa calma. Luego del asesinato extrajudicial de dos palestinos militantes por el ejército israelí, la plaza del pueblo de Bethlehem estaba llena de dolientes rindiendo honor a los mártires.”

Era evidente que aún estaba sacudida por la memoria, pero enfocada en su lugar en el humor de Iván, en su flexibilidad y sensatez durante este tiempo de dificultades y caos emocional en la Cisjordania ocupada.

Marovic se mantuvo alejado de esas palabras, optando en su lugar por descripciones como “robótica” y “mecánica” para definir su estrategia con Otpor.

“Los palestinos hablaban sobre como habían sido tratados injustamente. ¡Me gustaría decirles lo equivocados que estaban!” dijo. “La táctica de la violencia no está funcionando en Palestina. La gente debe estar enfocada, tiene que tener la sangre fría, ¡Como Terminator! Necesitan pensar estratégicamente si quieren alcanzar su objetivo por el estado palestino.”

Haciendo referencia a la cultura pop mientras discute sobre la brutal ocupación está perfectamente en línea con su diseño táctico en Otpor, que a su vez está marcado por un profundo entendimiento humano de la construcción del movimiento.

“Nunca expandas un movimiento antes de estar listo”, el me dijo, refiriéndose al lento avance de sus primeros mil miembros a través de un sistema cuidadosamente diseñado con reuniones nocturnas, selección de personal y un montón de acciones dilema diseñadas para impulsar la moral de cada persona que deicidio alinearse con Otpor.

“Espera a que seas capaz de digerir nuevos reclutas y los saques como soldados. Quieres soldados,” dijo Marovic.

En ese momento me reí, pero no fue hasta oírlo hablar en una sesión plenaria en la Escuela de Periodismo Auténtico que me llamó la atención como el humor puede desarmar, un ingenioso disfraz para la disciplina militante y quizás un tónico para restringir el miedo.

Al describir su tiempo en las cámaras de tortura de la policía secreta serbia, los ojos de Marovic no pudieron mantenerse con su sonrisa por primera vez desde que lo conocí.

El momento fue breve, pero dio a entender que en realidad no era solamente un organizador visionario, sino un guerrero en posesión de una resistencia seria y un pleno conocimiento de las vidas que están en juego en cualquier movimiento de la gente.

Su respuesta a esa cruda realidad, a la lucha, es lanzar lo desconocido en la cara de la adversidad. “Si escribes sobres los pequeños pasos de inspiración”, le dice a los periodistas en su último día en la escuela, “no tienes tiempo para escribir sobre las cosas terribles.”

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