<i>"The Name of Our Country is América" - Simon Bolivar</i> The Narco News Bulletin<br><small>Reporting on the War on Drugs and Democracy from Latin America
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Narco News Issue #28
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Comentarios a la convención de Mídia Tática


Texto de la conferencia de Al Giordano
En Sao Paulo, Brasil

24 de marzo 2003

Boa Noite, Sao Paulo, e obrigado às pessoas legais do Mídia Tática: muchas gracias por la oportunidad de usar este micrófono y hablar con tantos artistas creativos y trabajadores que comparten nuestra pasión en Narco News por los medios tácticos.

El título de esta charla, “Las masas contra los medios: Del mayo de 68 en París… a abril de 2002 en Caracas… al presente inmediato”, implica que voy a hablar en una línea histórica que comienza en 1968 en París y llega al presente. Algunos de ustedes han estado leyendo la nueva traducción, en portugués, del libro de Raoul Vaneigem The Revolution of Everyday Life, que fue traducido como A arte de viver para as novas gerações. Es un libro situacionista, un libro importante de un revolucionario cuyo único uso de los mídia tática, llamado escritura coherente, fue central para las acciones de las masas en 1968 en Francia. Es un libro maravillosamente peligroso. Leí ese libro, dejé mi trabajo como reportero político en Boston, y dejé los Estados Unidos. Es un libro liberador.


Adriana Veloso, nueva Directora de
Estrategia internacional
Foto D.R. Jeremy Bigwood, 2003
“La poesía rara vez tiene lugar en los poemas”, escribió Vaneigem. “¡La poesía sólo ocurre cuando las palabras provocan acción!”. Con ese patrón él es inclusive un gran poeta.

Antes continuar con esta liberación, quiero ofrecer una apreciación global del artista revolucionario carioca Latuff. Hemos sido amigos por correo electrónico durante años en muchos esfuerzos de solidaridad zapatista. En México, donde he pasado gran parte de los últimos siete años, Latuff es apreciado ampliamente. Latuff me ayudó en mis batallas legales cuando fui demandado por Citibank-Banamex, y he intentado ayudarlo en sus batallas contras otras clases de censores, pero sólo lo conocí, cara a cara, aquí, en Mídia Tática.

También, un gran saludo a mis colegas brasileñas de la Escuela de Narco News de Periodismo Auténtico que están con nosotros esta noche: nuestras becarias —ahora graduadas— Ana Luiz Cernov de aquí de Sao Paulo y Karine Melissa Muller de Río de Janeiro. Karine está reportando la discusión de esta noche para Narco News. Si quieren hacer comentarios o críticas a mis palabras aquí, vean a Karine luego de la charla, porque en Narco News también queremos hacer que su voz sea escuchada. Desde Belo Horizonte, tenemos a otra graduada aquí, Adriana Veloso, la famosa “Dri” de IndyMedia. Bien, de hecho ella me invitó aquí. Ésa es ella, aquí en el escenario, traduciendo mis palabras para ustedes. Algunos de ustedes han escuchado —el secerto anda ahora en las calles— que Veloso es el miembro más nuevo del Equipo Narco News, nuestra Directora de Estrategia internacional. Ha estado haciendo ese trabajo las últimas tres semanas, y estoy muy contento con sus colaboraciones. Es un as de la estrategia y una revolucionaria de buena fe. Todos nosotros estuvimos juntos el mes pasado en la península mexicana de Yucatán, con 26 estudiantes y 26 profesores, dando a luz al renacimiento del Periodismo Auténtico, en lo que Kropotkin llamó Ayuda Mútua, y no creo que nunca más estaremos separados.

La revolución no se trata de organizaciones. No es sobre libros o gobiernos. No es sobre el dogma o el karma. La revolución se trata de una sola cosa: la revolución se trata de la gente, seres humanos.

Esta media docenas de autênticos sabe lo que voy a decir. Cualquiera de ellos puede decirlo probablemente mejor que yo. Pensé que si mencionaba el mayo

Ana Cernov
Foto D.R. Al Giordano 2003
de 68 en París en el título de mi charla, podría tener su atención. Pero es una cosa muy gringa, ¿saben? Nosotros los periodistas gringos somos tan arrogantes que hablamos interminablemente de eventos que no atestiguamos. ¿1968? ¿París? ¿Les sorprendería escuchar que no estuve ahí? Espero que no me miren y piensen: “Mira a ese fósil, ¡es tan antiguo que debió estar ahí!”. Bajo los adoquines… ¡Giordano! Jmm. Tenía ocho años en 1968, lo que hace Jurásico pero, por favor, cielos no, no pre Jurásico.

Soy un reportero, un periodista, pero intento 24 horas al día ser un Periodista Auténtico, um Jornalista Autêntico. Esto quiere decir, entre otras cosas, ir a la fuente, los ojos que atestiguan la historia, no simplemente creer en lo que leo o meramente repetir lo que otros periodistas y autores escriben. Y aunque bien puedo haber leído todo lo que existe en inglés y en español acerca del mayo de 68 y de la Interrnacional Situacionista (IS), incluyendo todos los textos de la IS, sólo he entrevistado a una persona que estuvo de hecho ahí, presente, en París en mayo de 1968: mi querida amiga de Nueva York Judith Malina, del Living Theater.

Como Félix Guattari dijo a Charles V. Stivale en una entrevista de 1985:

[Hay] una América potencial, una América de nómadismo… estaba pensando en Julian Beck, en Judith Malina… del Living Theater. Sólo porque ellos han sido completamente marginalizados no hay razón para ignorar su existencia. Aún existen no importa cómo.

Puedo confirmar que Judith Malina todavía existe. Esto es lo que la gran revolucionaria Judith Malina me dijo acerca del mayo de 68.

Ella y Julian Beck, que ya falleció, pero es inmortal, y los otros miembros del Living Theater estaban en París, en el exilio de Estados Unidos, durante esa primavera francesa de 1968. Guattari los llamó parte de la “América de nomadismo”, un término al que puedo adherirme. La noche de mayo 10, las barricadas se alzaron en muchas de las calles de París y otras partes de Francia. Las tensiones en los campus universitarios habían estallado. Y toda esta gente de teatro radical, Judith, Julian y sus amigos, por supuesto que querían participar. “¿Qué hacemos?”, dijeron. “Somos actores, somos dramaturgos, si la revolución está aquí, entonces ¿cuál es nuestro papel en la revolución?”.

¿Fueron al ayuntamiento? ¿Quemaron la Bastilla? ¿Fueron los actores y actrices y dramaturgos y escenógrafos y diseñadores de vestuario y cantautores y escritores a la sede del gobierno donde parecía que la revolución había llegado? ¡No!

Los actores marcharon al prestigioso Teatro Odeón, casa de la Comédie Française. En la quema del Odeón, colgaron banderas de los balcones, bailaron, cantaron, tomaron el escenario, los asientos, las luces, los telones. Ocuparon el teatro. Todo el día y toda la noche tuvieron discusiones —llamaron a este acto teatral un “parlamento popular”— y hablaron ahí, en el teatro liberado, con cada uno, acerca de la utopía, de la vida diaria. Julian llamaría a su obra sobre esto El paraíso ahora.

En algún punto durante esos días de mayo, el director del Odeón salió a escena para hablar con todos los ocupantes. No recuerdo si Judith dijo cuántos años había él trabajado para el teatro, pero dijo que este hombre había dirigido ese teatro por un tiempo largo. Y él dijo a todos los locos actores y artistas reunidos, “He sido director de este teatro por un largo tiempo. He visto muchas grandes actuaciones y obras sobre este escenario. Pero nunca había atestiguado un acto teatral tan poderoso como el que estoy atestiguando ahora”.

Y al hacer, el director teatral, por supuesto, dejó de ser el director y se convirtió en parte de la representación.

Más tarde, cuando la cayó la bota, cuando la rebelión hubo terminado, ese director fue despedido por los jefes del Odeón.

Eso fue apenas una rebanadita de lo ocurrido en mayo de 68 en Francia. Los actores tomaron el teatro nacional. Los trabajadores tomaron las fábricas. Los estudiantes tomaron las universidades. Entonces cayó la bota.

Guy Debord, de la Internacional Situacionista, dijo más tarde que los eventos de mayo de 1968 en Francia no fueron una “huelga de masas”, como alguno los definió, sin, más bien, una “huelga de gato salvaje”. Y es verdad que muchos sectores importantes de trabajadores participaron, a partir de mayo 14, tres días en el alboroto, cuando los trabajadores de la aviación se volvieron los primeros en ir a la huelga y la acción de las masas se expandió como un incendio a través de la clase trabajadora. Ésta no fue una huelga convocada por los líderes sindicalistas. Se volvió, en muchas instancias, una huelga tanto como contra los burócratas sindicales como contra los patrones, y los líderes de los partidos políticos, y contra los jerarcas de la iglesia, y contra los jefes del gobierno… y contra todas las jerarquías y sistemas de dominación.

Debord y la IS, de acuerdo a muchos de libros y las historias, estaban obsesionados con una cosa durante esos días, eventos por los que sus acciones previas fueron ampliamente responsables: cómo convertir ese momento revolucionario para alumbrar la creación de Consejos Obreros. Por Consejos Obreros querían decir consejos descentralizados, autónomos, de los trabajadores en cada lugar de trabajo, para tomar el control de los medios de producción, no a través del aparato del Estado, no a través de los partidos políticos, ni del aparato tradicional del sindicato que negocia con los jefes, sino, más bien, directamente, como medios de autogestión. Su eslógan era: “¡TODO EL PODER A LOS CONSEJOS OBREROS!”.

Raoul Vaneigem, autor del ya mencionado A arte de viver para as novas gerações, era miembro de la IS. Era un brillante escritor y popularizador de las ideas de Debord contra el capital especulativo. También tenía sus propias ideas para popularizar. Vaneigem tenía —de hecho, aún lo tiene, ¡como Judith Malina todavía existe! — un fuerte sentido reicheano de la importancia del placer principal. En ese sentido, su trabajo seminal fue más convincente para la juventud que el pesado discurso hegeliano de Debord, el que, como decimos en México, podía ser a veces pesado. Cuando la revuelta de mayo de 68 estalló, Vaneigem fue inmediatamente a Nantes, el gran centro universitario francés donde el alboroto había iniciado, específicamente con la meta de hacer que los estudiantes en huelga —habían tomado su propia universidad— apoyaran a los trabajadores, a las masas, ayudaran a impulsar los Consejos Obreros.

Hay cuentos conflictuados de lo que pasó, pero al final, aquí está la línea de fondo: no pasó. La revolución, quiero decir, no llegó a Francia o al mundo desarrollado.

Hubo un momento revolucionario en mayo y junio de 1968 en París y en cualquier parte. Sirve como faro para ayudarnos a navegar los mares. Pero no hubo, al final, revolución en Francia en 1968.

Demasiada historia revolucionaria se trata de lo que no pasó.

La misma cosa no ocurrió con los movimientos estudiantiles de los sesenta en los Estados Unidos. Sé más acerca de esos eventos que de París en 1968 porque crecí en Nueva York con esa historia a mi alrededor. He sido afortunado en colaborar a través de los años con muchos de los actores clave involucrados de los Beat, al movimiento por los derechos civiles, a la Factory de Warhol, a Stonewall, a los Yippies, a los Weathermen, a las Panteras Negras, a las Panteras Blancas, a la Unión de Trabajadores del Campo, a los grupos que arrojaron bombas en los setenta… hubo otras historias —ya que maduré no en lo sesenta sino en los setenta— que viví más directamente: la explosión punk de 1975 en Nueva York, y el movimiento antinuclear de mi propio país a mediados de los setenta, cuando me volví un participante, no sólo un espectador, de las luchas sociales, de los “gestos más radicales”, y de esos preciosos momentos revolucionarios que sirven, un cuarto de siglo después, como mis faros para navegar en mi ruta a través de este mundo.

Greil Marcus, en Lipstick Traces: A Secret History of the 20th Century, describe el impacto de los momentos revolucionarios en sus veteranos, cuando habla de los partícipes del movimiento dadaísta Cabaret Voltaire:

Por el resto de sus vidas, volvieron una y otra vez a esos pocos días en un bar de Zurich. Intentaron entender que les ocurrió. No pudieron rebasarlo.

Siempre ha sido un tanto triste para mí mirar a los veteranos de la contracultura de los sesenta tan absortos en lo que les pasó décadas después de eso, perdidos en el pasado, no pudieron estar presentes otra vez. Pero es aún más triste ver gente de mi edad y más joven que parecen nostálgicos de eras en las que no estuvimos presentes. “La nostalgia es otra forma de la depresión”, me dijo Abbie Hoffman cuando tenía veinte años. Dijo que su profesor en Brandeis, Abe Maslow, se lo había dicho cuando él tenía esa edad. Si alguno de ustedes tiene veinte, permítanme repetir: “La nostalgia es otra forma de la depresión”. Piérdanla. El pasado pertence a otros.

La única cosa que nos pertenece, aquí mismo, ahora mismo, es el Presente Inmediato.

¿Y por qué es —debo preguntarles— que la gente está tan especialmente nostálgica por las derrotas? Los sesenta fueron una derrota. Repito: ¡Los movimientos rebeldes de los sesentas en el así llamado Primer Mundo fueron aplastados! Mi país —sólo miren los titulares de hoy— no aprendió las llamadas “lecciones de Vietnam”. Si piensan que Washington está repitiendo esos errores en Irak, esperen a que el Plan Colombia se mueva, donde el terreno selvático es más parecido al sudeste asiático. De los Estados Unidos a Francia en los sesenta, en el llamado mundo desarrollado, los estudiantes que tuvieron una oportunidad histórica de aliarse con los trabajadores probaron estar auto absorbidos aún en los momentos más radicales. Pensaron —y los medios y las universidades alentaron este error— que el momento histórico era el de ellos. Gente universitaria educada tiende a hacer eso. Están programados para hacerlo. No saben cómo dejar de mamar de la mamadera. Ése es el rol del sistema universitario: mantenerte infantilizado, en un permanente estado de inmadurez y dependencia. La universidad es un intermediario, un mediador, es un fábrica de lavado de cerebros. Es su labor. Es por eso por lo que los capitalistas dan mucho dinero a los fondos universitarios en el Primer Mundo. Es por eso por lo que el FMI y el ALCA quieren privatizar sus universidades públicas. La universidad capitalista es parte del control de la sociedad. Es muy beneficioso para todos ellos mantener a los educandos dóciles y estúpidos.

Los famosos estudiantes rebeldes de los años sesenta no lo consiguieron, lo que explica por qué muchos de ellos se hicieron yuppies y corredores de bolsa: ninguna revolución triunfa sin las masas. Las masas no van a la universidad. Las masas, con algunas excepciones, nunca tienen la oportunidad de ir a la universidad. A los estudiantes, en la universidad, les dicen que son ellos, los “educandos”, quienes enseñan a las masas. ¡Qué mierda totalmente jodida! ¡Las masas son las profesoras del mundo! ¿Quién hace historia cuando la historia está hecha? ¡Las masas! Un revolucionario es un estudiante de las masas, o él o ella no son revolucionarios para nada.

¿Quiénes son las masas? Aquí va un gran consejo: las masas no se estudian en los libros. Dicho simplemente, las masas son los pobres y los trabajadores. No se requiere de mayor explicación que ésa. No tienen que leer a Carlos Marx para entender este punto (aunque ayudaría) y tampoco las masas. En mundo donde los poseedores son una minoría y los desposeídos son la mayoría, “las masas” son los desposeídos.

Pongo especial énfasis en la palabra “mayoría”. Hace que los que hablan de democracia sigan sus propias reglas establecidas. Odian en verdad cuando los hacemos hacer eso.

¿Qué tiene esto qué ver con Mídia Tática? Pienso que muchos de ustedes ya lo saben. Probablemente ustedes lo saben mejor que yo. Pero déjenme decirles mis pensamientos, así podrán enseñarme mejor.

Hablé anoche con un tipo muy inteligente, Hernani Dimantas, de Metafora Project, un tipo muy agradable, y luego de tratar de comunicarnos en portugués e inglés, lo hicimos en español. Me habló de grandes planes para llevar computadoras y la tecnología de Internet a las masas. Yo argumenté que el énfasis estaba detrás. Más importante que llevar tecnología a las masas —lo que para mí huele a una caridad que puede llevar peligrosamente a la condescendencia y a la acción y el pensamiento coloniales— es mi punto de vista que las masas deben tomar de nuevo el control de la tecnología. No quiero llevar la tecnología a las masas. Quiero seguir a las masa en la rehechura de la tecnología. Eso puede sonar como un pequeño punto semántico pero pienso que hace toda la diferencia del mundo.

No soy para nada Luddite; ¡un chico de aparador internacional para la libertad de prensa en Internet que odia Internet! Yo trabajo en Internet. Desconfío de Internet. Internet es un mundo de total vigilancia. Soy el Director General de un periódico trilingüe por Internet que recibe dos millones de entradas al mes: narconews.com (es un “punto-com”, aunque no es comercial, y no un “punto-org” como dice en sus programas. Narco News no es una “organización”, operamos más bajo el concepto Deleuezeguattariano de “máquina de guerra fuera del Estado”).

Los invito a mirar Narconews.com en Internet —ahora publicamos en potugués también, además de en inglés y en español— y a participar de esta máquina de guerra. Para participar en esta guerra, porque estamos en guerra, una especie de Guerra Civil internacional, un conflicto armado —armado con computadoras, cámaras, pluma y papel, y armas similares— para retomar al periodismo de los tiranos económicos que robaron y destruyeron el periodismo en nuestras vidas; algunas personas llaman a eso revolución. Narco News no es un juguete tecnológico o un juego. No es un esquema para hacer dinero. Estamos en guerra.

Nuestra premisa central para el revolucionario inmediato de aquí mismo, ahora mismo, es ésta:

Los medios se han vuelto el Estado.

Repito: el Estado no puede ser más malamente explicado o malentendido como simplemente siendo el gobierno. El Nuevo Estado es mucho más grande que cualquier gobierno, más poderoso que todos los gobiernos puestos juntos. El Estado, en 2003, es una máquina global entrelazada de empresas capitalistas reproductivas. Este Nuevo Estado tiene una fuerza policial, un ejército, que hace el trabajo sucio de colonizar los corazones y las mentes de la gente. Ése policía son los medios.

Los medios han suplantado a los viejos sistemas de control para formar una nueva tiranía sobre todos nosotros.

Por tanto, creo, la revolución es necesaria para derrotar a este nuevo Estado: una revolución contra los medios. No es suficiente con “ser los medios” como dice Jello Biafra. No es suficiente con “atrapar a los medios”, aunque es un paso en la ruta por seguir. Debemos romper a los medios. Debemos destruir a los medios. Debemos rebasar y colapsar su poder ilusorio. Debemos irrumpir en el poder de ilusión de los medios y hacer lo imposible para que el Nuevo Estado no vuelva a concentrar nunca el poder de los medios en tan pocas manos.

Este día marca la publicación de la traducción portuguesa de mi trabajo de 1997, Los medios son el intermediario: para una revolución contra los medios, con las nuevas notas de pie de página que hice el año pasado luego de que los históricos eventos en Venezuela me llevaran a volver al sueño de ese texto. Hay copia aquí en la sala, que son “un regalo, no un intercambio”, como dijo Vaneigem… el texto es gratis porque ustedes son trabajadores de los medios; si eres alguna clase de trabajador, entonces ya pagaste lo suficiente.

Admito que este libro era más popular en español de lo que fue en inglés. En Norteamérica fue un texto odiado. Las palabras traen consecuencias. Este pequeño libro destruyó mi carrera periodística, llevó a los editores que solían publicarme a curzar la calle cuando me veían venir, a dejar de tomar mis llamadas… y gracias al cielo que pasó porque de otra maner nunca hubiera terminado de cruzar la frontera dentro de América con acento, como hice hace siete años.

Nosotros que somos revolucionarios tenemos que pensar mucho ahora acerca de la situación que confrontamos ¿Por qué? Para que podamos hacer la revolución.

El Estado solía definirse como la parte de la sociedad conocida como gobierno. Pero en mi vida, un mayor poder se ha formado sobre el Estado, sobre todos los gobiernos. Alguna gente llama a este proceso “globalización”. Pero creo que es un palabra muy simple para lo que estoy tratando de describir aquí, y al mismo tiempo no lo es tanto. Hay una palabra más clara para este tirano, una que es comúnmente entendida por las masas en cada país: la palabra que uso es Medios.

El Estado ha sido siempre, a través de la historia humana, un tirano, un fanfarrón. La tiranía está en el código genético de todos los gobiernos. Los gobiernos existen para tener poder sobre la gente, aunque todos afirmen existir para dar a la gente poder sobre ellos. Soy un anarquista, lo que significa que no quiero o no acepto un Estado sobre mí. Soy un anarco sindicalista, lo que es una linda manera de decir que soy un anarquista que cree en los Consejos Obreros. Ese anarquismo sólo es posible cuando nosotros los trabajadores controlamos nuestros medios de producción desde abajo. El anarquismo para mí no se trata de lo que quiero. No se trata ciertamente de la moda o el arte o la estética.

El anarquismo se trata de lo que no quiero. El anarquismo es para mí una cosa: una negación. Lo que no quiero es a nadie o a nada teniendo sobre mí un poder que no le doy o que no puedo quitarle.

Pero déjenme ser muy claro aquí, porque aún muchos anarquistas malinterpretan este concepto, se vuelven fundamentalistas, y contrarios a la misma “máquina de guerra fuera del Estado” que Deleuze y Guattari identificaron, que Marcos y los zapatistas reinventaron, y eso, como explicaré, ¡al menos un gobierno en nuestro hemisferio a comenzado a redefinir!

Como anarquista, no siempre me importa que tengan poder sobre mí. Mis colaboradores aquí se van a reír ahora porque una de las cosas más comunes que les digo a diario cuando me preguntas cosas sobre “¿qué vamos a hacer, Al?”. Yo respondo, “Sólo guíen, por favor. ¡Guíenme!”. Esa pregunta es: ¿les doy ese poder sobre mí libremente, de propia voluntad? ¿O lo toman de mí?

Por ejemplo, doy a mis estudiantes en la Escuela de Periodismo Auténtico más poder sobre mí del que tomo de ellos. No me importa dar eso: aprendo más de esa forma. Quiero ser un estudiante. Pero ni el dios ni el diablo de nadie será capaz de ayudar al pendejo que trata de tomar poder sobre mí —o mis estudiantes, o mis colegas profesores— por la fuerza o manipulando. Están ya entrenados en esa arte marcial.

El gobierno, por supuesto, es todavía una criatura algo molesta. ¿Qué? ¿Nadie tiene marihuana para compartir conmigo en el escenario esta noche? ¿Ven? El gobierno jode. ¿Qué? ¿El tabaco está prohibido en esta sala fina? Ah, ¡eso sólo hace que sepa mejor! ¿Les molesta si fumo? ¿Les importa lo que haga? Si es así, la sección de no fumadores está afuera ¡en la avenida Paulista!

En Narco News favorecemos la legalización de las drogas. Nuestro periodismo tiene un propósito establecido: exponer la hipocresía y el daño de la supuesta Guerra contra las Drogas impuesta por Washington y Wall Street en el resto del hemisferio y del mundo. Esta tarea, reportar sobre la Guerra contra las Drogas desde América Latina, rápidamente nos trajo a otro punto: reportar sobre la Guerra contra las Drogas y la democracia desde América Latina. Y esto rápidamente nos forzó a tomar aún otro punto: reportar sobre la Guerra contra las Drogas, los medios y la democracia desde nuestra América. Porque los medios son la droga más poderosa de todas, y la más adictiva del planeta.

Narco News haló de un hilo perdido llamado prohibición a las drogas y rápidamente encontró la fábrica de los golpes de Estado, contragolpes, falsa y simulada “democracia”, y control de los Medios Comerciales, todo llegando aparte. Estamos aún tirando de esa cuerda. Los invido a tirar con nosotros.

En el año 2000, el Banco Nacional de México demandó a Narco News, al periodista auténtico mexicano Mario Menéndez y a mí en mi ciudad natal, Nueva York. Peleamos con uñas y dientes, fue una dura pelea —¡Era una guerra!— y ganamos. Derrotamos a los billionarios narco banqueros. En diciembre de 2001, la Corte Suprema de Nueva York ordenó a los narco banqueros irse, dejarnos en paz, y hemos establecido ahora dos nuevos precedentes en la ley de Estados Unidos: que los grandes poderes económicos no pueden ya más demandar a los periodistas desde otros países tan fácilmente y que los periodistas de Internet tienen ahora las mismas protecciones de libertad de prensa bajo la Constitución de los Estados Unidos que el corrupto New York Times o cualquier otro medio comercial. Esta decisión rompió la espalda al monopolio de la prensa pagada sobre la libertad de expresión.

Bueno, muy bien. Los derechos pueden ser buenas cosas si, y sólo si, los usamos. Pronto tuvimos una prueba en abril de 2002.

Recuerdo estar sentado en mi computadora la tarde del 11 de abril de 2002, en algún lugar de un país llamado América. ¿Por qué siempre digo eso? Simón Bolívar, el gran Libertador de Venezuela, de Colombia, de otras tierras de la conquista española, dijo, “¡Nuestra patria se llama América!”. Realmente me encabrona cuando mis paisanos gringos se llaman a sí mismos americanos, como si eso implicara que el mexicano, el venezolano, el boliviano, el colombiano, el brasileño, el Americano e Americana no fueran de alguna forma, o lo fueran un tanto menos, un americano. Pero, ven, vengo de un país de gente egoísta y loca que no conocen bien a nadie. Su gobierno, y especialmente sus medios, les dice que ellos son los americanos. Aún los canadienses se encabronan con esto, los europeos se ríen de Estados Unidos sobre esto, y con razón.

En esa noche de abril 11 de 2002, una noticia llegó disparando a través de Internet acerca del presidente electo de Venezuela, Hugo Chávez Frías. Decía, “Chávez renuncia”.

Esto no tenía sentido para nada. No lo creí ni por un minuto de Nueva York, ni por un segundo de Sao Paulo. Chávez había ganado seis elecciones en apenas cuatro años. Era y aún puede ser —con todo respeto para Lula— el presidente más popular de cualquier país de América. En cualquier caso, en su momento más bajo, Chávez era más auténticamente popular y querido que George Bush en el más alto. Y Chávez, a diferencia de Bush, no tenía siquiera que robar la elección con el estilo de fraude de Florida. Así que en abril 11 de 2002, ¿qué querían decir los simuladores profesionales de los Medios Comerciales cuando dijeron que “Chávez renunció”? Eso fue lo que dijo Associated Press. Eso dijo Reuters. Eso fue lo que dijo Dow Jones —el servicio de noticias del Wall Street Journal. Dow Jones informó once veces esa noche que Chávez estaba dejando su propio país ¡en un avión! Era pura ficción. Los Medios Comerciales, todos ellos, ¡mintieron! “Chávez renunció”. Eso es lo que dijo CNN. La Folha de Sao Paulo dijo “Chávez renunciou!”. Incluso mis amigos en IndyMedia Brasil cayeron en eso: “Chávez renunciou!”. Todos dijeron la misma cosa, “¡Chávez renunció!”, pero ninguno de ellos mostró una declaración de Chávez, un discurso, una carta de renuncia, ¡nada!

Los periodistas comerciales hoy son periodistas en serie. Si una persona dice una gran mentira que sirve a los poderosos, todos los demás ganan su cheque de pago repitiéndola. Y las mentiras se expanden alrededor del mundo antes que la verdad se ponga los pantalones.

Bueno, gracias a los periodistas no comerciales en Internet, como ahora saben, el mundo sabe: Chávez no renunció el 11 de abril de 2002. Fue secuestrado a punta de pistola en un golpe de Estado que casi regresó el reloj treinta años en nuestra América. Si recuerdan el golpe de Estado en 1973 en Chile cuando el presidente electo Salvador Allende fue asesinado y el general Augusto Pinochet tomó el poder vía una junta militar, entonces saben el impacto horriblemente sangriento que ese evento tuvo en el resto de América, incluyendo Brasil. Más civiles fueron asesinados ese 11 de septiembre en un estadio en Santiago que una masacre posterior en Nueva York en el año 2001. El golpe en Chile trajo una noche larga y oscura de control colonial a través de las dictaduras militares por toda América. Y éste era el plan de los poderosos para Venezuela el año pasado.

El complot fue frustrado, sin embargo. En tres días Chávez regresó al cargo para el que la gente lo había elegido. Y mientras, los periodistas de Internet y Narco News jugaban un pequeño papel en esto, sería tonto de nuestra parte sacar crédito de esto. No hicimos las noticias. Simplemente informamos verdaderamente contra todas las mentiras qeu se decían en esas horas y días de abril de 2002. Déjenme decirles quién hizo las noticias: ¡Las masas!

Gente como Blanca Eekhout, nuestra colega en la Escuela de Periodismo Auténtico, junto a decenas de miles —en realidad millones— de gente trabajadora y pobre hicieron historia en esos días de abril de 2002. Blanca, quien estuvo con nosotros el mes pasado en México, trabaja con Catia TV, una televisora comunitaria en Caracas, Venezuela. Catia TV ha estado en el aire por 25 años. Comenzó como una estación de TV pirata, muy parecida a su radio libre “Catch Me” que transmite en vivo desde esta convención este fin de semana o Rádio Muda de Campinas, que ha estado transmitiendo los últimos doce años. Cuando el golpe ocurrió el año pasado en Venezuela, los soldados del golpe de Estado saquearon Catia TV y muchas otras estaciones de radio y televisión comunitarias en toda Venezuela. Blanca y sus colegas tuvieron que esconder el transmisor. Su presidente electo, Chávez, era mantenido prisionero. El nuevo dictador Pedro Carmona abolió el Congreso, la Corte Suprema, la Constitución Bolivariana de 1999, y envió a sus pillos casa por casa para cazar, golpear, torturar, asesinar y apresar líderes que no estaban de acuerdo con su dictadura. Blanca, que tiene 32 años, fue una de las gentes dentro de esa carrera.

Pero, ¿Blanca huyó? No, ella y mucha gente como ella se unieron y comenzaron a retomar su ciudad, Caracas, cuadra por cuadra y edificio por edificio. Un grupo de ellos fue a la estación de televisión pública, Canal 8, que había sido apagado por la dictadura de Carmona mientras todas las estaciones de TV Comercial repetían la mentira de que “Chávez renunció”. Y a través del diáfano poder de las masas de gente rebasando a la policía y al ejército, retomaron la estación estatal de televisión y comenzaron a transmitir la verdad: “No, ¡su presidente no ha renunciado!”.

Usaron tránsmisores móviles para expandir el mensaje. Usaron teléfonos celulares. Usaron Internet. Usaron cada arma de comunicación disponible para poder sacar la verdad. Esto provocó una reacción en cadena, sacando más gente a las calles. Las masas rodearon la base militar más grande de Caracas. ¡La multitud creció a un tamaño lo bastante grande para vencer al ejército! Entre los militares, los soldados rasos y sin rango —quienes, como en otras naciones, salieron de los pobres— y algunos valerosos oficiales de la provincias comenzaron a rebelarse contra el golpe militar. La más grande base militar del país —donde se encuetran los aviones de combate F-16, las armas capaces de acabar con el desperdicio en los campos pertolíferos que son la fuente de la vasta riqueza de Venezuela— entonces se volvió contra el golpe. Demandaron que su presidente secuestrado fuera puesto en libertad. Las masas comenzaron a retomar los edificios del gobierno, pero esto sólo pudo pasar luego de que la gente —gente como Blanca, como USTEDES— retomó la estación de televisión estatal y los medios para transmitir la verdad.

Y les pido hacer una reflexión histórica, mis amigos en esta convención sobre medios tácticos: los Medios Comerciales aún hablan acerca de la llamada “Caída del muro de Berlín”. Pero la caída del muro fue un shock posterior al terremoto que había ya sucedido. ¿Que sucedió para hacer caer a los soviéticos? La gente en los países del bloque soviético retomaron las estaciones estatales de televisión primero. Eso —y no las sedes de gobieno— era el asiento del poder. Hubo escenas increíbles de aquellos días en las que las masas de gente invadieron las televisoras y comenzaron a pararse frente a la cámara como pueblo trabajador, estudiantes, amas de casa, gente pobre, gente que nunca fue a la universidad y que nunca había estado en una televisora. Y comenzaron a contar sus historias de vida bajo esos regímenes a la cámara, en vivo, al aire, a sus naciones.

Ese momento —cuando las televisoras estatales se rindieron a las masas— fue el momento en que cayó el bloque soviético. Sólo más tarde fue destruído el muro de Berlín.

Hubo algún karma en esto para los soviéticos. Después de todo, fue Trotsky quien, durante la Revolución Rusa, dijo que era más importante tomar las vías férreas y líneas de comunicación de lo que era tomar los palacios de gobierno. Los soldados del régimen fueron a defender las sedes de gobieron y las masas tomaron las vías del tren. Un anarquista de Ucrania llamado Nestor Makhno —como el Che, fue uno de los grandes estrategas guerrilleros de la última década— desarrolló medios tácticos no sólo para capturar trenes, sino para convertirlos en armas. Por casi 18 meses Ucrania fue una federación anarquista. Bueno, todos ustedes saben lo que pasó:la revolución soviética se volvió contra Trotsky. Contra Makhno. Ambos murieron en el exilio, Makhno en París de tuberculosis, Trostky asesinado en la ciudad de México. Y esas traiciones al comienzo de la era soviética regresaron para alcanzar a los soviéticos décadas más tarde, cuando las masas aplicaron los medios tácticos de Trotsky y Makhno a los medios de comunicación de finales del siglo XX.

Para los años noventa, la ubicación del poder no se localizaba en las vías férreas sino, más bien, en las ondas. Era ahora la estación de televisión, no la de tren, la que tenía la llave de la comunicación entre las gente y las regiones. Las masas no necesitaban ser enseñadas o educadas en este conocimiento. ¡Las masas ya lo sabían!

Así que como las masas en Venezuela ya sabían dónde se asentaba el poder: retomaron la estación de la televisión nacional y rodearon las televisoras comerciales y las oficinas de los diarios corruptos. Ese día, abril 13 de 2002, las estaciones de televisión comercial dejaron de transmitir noticias. Los periódicos comerciales se callaron, no publicaron nada. Desde luego, nunca habían reprotado noticias o hecho periodismo auténticos, para ellos el trabajo había sido siempre uno de periodismo simulado al servicio de los ricos y no del periodismo auténtico al servicio de la mayoría. Pero en abril 13, luego de que Blanca y muchos otros hubieron retoma la estación de televisión estatal y usaron pequeñas armas como las radios y televisoras comunitarias, como teléfonos celulares, como Interntet, para corregir la mentira —de que “Chávez renunció”— con la verdad —de que un golpe de Estado había robado su democracia— las televisoras comerciales se limitaron a transmitir caricaturas y series ininterrumpidamente, si ninguna noticia.

Y nada de noticias era buenas noticias. Las masas ya sabían las noticias, porque las masas hicieron las noticias, e hicieron historia ese día. Más tarde, los corruptos dueños de las televisoras comerciales en Venezuela afirmaron que tuvieron que dejar de hacer su cobertura noticiosa porque sus supuestos “periodistas” —una palabra que, en la prensa comercial, significa “mentirosos profesionales”— ¡temían por sus vidas! ¿Temían? ¿De verdad? Soy un periodista auténtico y su es verdad que los falsos periodistas temían por sus vidas les digo a ellos y a ustedes “¡Bien, bueno!”. ¡Los criminales de guerra temer por sus vidas! Los mercenarios que han ayudado a la clase dominante a robar las ondas públicas y ponerlas al servicio de la minoría rica contra la mayoría pobre y trabajadora son criminales de guerra. Escupo en sus caras. Han robado mis ondas y sus ondas, y sucuestraron nuestras democracias.

Estoy muy feliz de estar en Brasil. Y estoy muy feliz de estar con todos ustedes, que buscan democratizar los medios. Brasil me parece ser un país muy optimista estos días. Puedo sentir la energía, especialmente de la gente joven, la esperanza de que se carece tanto en mis Estados Unidos, y la deprimida y nuevamente colonizada nación de México, y en otras tierras. Tiene el optimismo hoy que el pueblo venezolano comenzó a tener a principios de 1998 cuando retomó su país por los medios electorales.

Les deseo, y a su nuevo presidente, Lula da Silva, la mejor de las suertes. Pero debo decirles que tengan cuidado. Deben estudiar lo que ocurrió en Venezuela. Porque hay fuerzas del poder económico en mi país y en este planeta que aún mientras sonríen y toman la mano de Lula en Davos quisieran revertir su decisión democrática de octubre 27 de 2002. La única razón por la que ellos, hoy, han pretendido apoyarlos y a su presidente electo es porque han sido atrapados tratando de derrotar a la democracia de Venezuela en abril de 2002. Pero siguen tratando de remover a Chávez, como vimos con la fallida “huelga” que no era una huelga en diciembre de 2002 en Venezuela. Los medios comerciales les dijeron que había una “huelga general” en Venezuela en diciembre pasado. Sólo los trabajadores pueden hacer una huelga. Y sólo las masas pueden hacer historia.

Lula y la democracia brasileña sobreviven solamente porque Chávez y la democracia venezolana están aguantando los golpes del imperio en este momento. Si Washington y Wall Street tienen éxito en derribar a la Revoloución Bolivariana en Venezuela, ¿por quién creen que iránd espués? Marcharán directo desde Venezuela hasta Brasil. Estos poderes, si tuvieran la manera, volverían a sus dictaduras militares para poder controlar la novena economía de la Tierra. Así que tengan cuidado en su optimismo de hoy. Estén en vigilia.

Y si el día llega que el Poder intente revertir su proceso democrático aquí, recuerden dos cosas.

La primera es que el asiento del verdadero poder no es más las sedes de gobierno. Se localiza en las grandes transmisoras de televisión y en los otros medios de comunicación. Estamos sentados aquí en la avenida Paulista, la gran avenida de esta gigantesca ciudad llamada Sao Paulo. Junto a la ciudad de México y Nueva York es uno de los tres centros nerviosos más importantes de comunicaciones en nuestra América. Cuando salgan a la calle esta noche, miren hacia los rascacielos que se alínean en la avenida Paulista y lo que verán será torres de televisión. Es en donde el asiento del poder se localiza. En las noches de octubre 6 y 27 del año pasado, tal como en las noches de Carnaval, esta calle, esta avenida, se llenó con cientos de miles de personas, gente trabajadora, gente pobre, las masas. En esos momentos, no hay ejército o fuerza policial en la Tierra que pueda detener a las masas: ¡ni siquiera los narcos en Río de Janeiro pudieron detener el Carnaval! Si llega el día en que su democracia esté en peligro, las masas ya saben qué hacer: primero tomamos las estaciones de televisión.

La segunda cosa que les pide que piensen, porque muchos de ustedes, como yo, se consideran a sí mismos como anarquistas, es ésta: el anarquista auténtico necesita desarrollar un análisis evolucionado de la cuestión “¿Qué es el Estado?”. El Estado es ahora más grande que los gobiernos. El Estado se ha vuelto privatizado y globalizado. ¿Dónde se asienta el poder de ese Estado? No es la sede de gobierno. No es un edificio en Brasilia o en Washington o en Bruselas. El poder no viene ya más de un barril o de una pistola. El poder se localiza en los medios de comunicación: la televisora, la planta eléctrica que provee el jugo para que esa estación camine, las líneas de teléfono y las frecuencias sin las que Internet y las comunicaciones de esa televisora dejarían de existir, los cables de televisión, los radiotransmisores, las rotativas: ésas son las armas y las bases militares del capitalismo global hoy.

Temo que el Poder haya aprendido muchas lecciones de su derrota el año pasado en Caracas. La próxima vez, el Poder puede intentar defender las estaciones de televisión con ejércitos. El Poder puede apagar las líneas de telefonía celular e Internet. O puede apagarlas selectivamente, dejando solamente las de aquella gente en la minoría que posee tarjetas de crédito. Estén pendientes y tengan cuidado.

Si eres un trabajador de los medios, entonces eres un trabajador de la tecnología, si eres un periodista, sé un trabajador auténtico. El Trabajador Auténtico tiene solidaridad de clase. El Trabajador de los Medios Auténticos está al servicio de las masas. El Periodista Auténtico no es un mercenario buscando riqueza, fama o éxito profesional. El Maestro Auténtico es un estudiante de la gente que hace historia: las masas, la única gente que ha hecho siempre historia y la única que siempre la hará.

Lo que nos trae de vuelta a París en mayo de 1968, a ese faro que ilumina todos los esfuerzos revolucionarios en así llamado mundo desarrollado. Porque miro a su gran ciudad de Sao Paulo y veo una sociedad tan desarrollada o más que la de mi ciudad natal de Nueva York. Nos trae de vuelta a la historia de Judith Malina y Julian Beck del Living Theater. Cuando llegó el momento revolucionario, ¿a dónde fueron los actores y dramaturgos? Fueron y tomaron el teatro.

Cuando llega el momento revolucionario, ¿a dónde vamos los Trabajadores de los Medios Auténticos y los Periodistas Auténticos? Vamos a nuestro teatro: la fortaleza de los Medios Masivos.

Si piensan que las masas son estúpidas y que no están listas para encabezar esto, entonces no están poniendo más atención que ésos que nunca pudieron imaginar a las masas en el bloque soviético tomando las televisoras estatales o a las masas en Venezuela retomando las suyas y rodeando los bunkers de los medios comerciales. La historia de finales del siglo XX, la historia de los inicios del siglo XXI, fue escrita por las masas y fue dicha y mostrada en las ondas liberadas. Los eventos de Caracas en abril 13 de 2002 fueron más significativos para la historia de nuestra especie que los de Nueva York en septiembre 11 de 2001. Todavía no sabemos la verdadera historia del 11 de septiembre de 2001, y la razón por la que no sabemos es porque vivimos en una Dictadura de los Medios. Pero la Dictadura de los Medios fue quebrada en dos por el poder de la gente, por la masa de las masas, el pueblo pobre, el pueblo trabajador, los Periodistas Auténticos y los Trabajadores de los Medios Auténticos como Blanca Eekhout, quien nos dio a todos una nueva manera de luchar y vencer.

Tal vez estoy equivocado. Soy un gringo amargado y enojado que sabe que la democracia en mi propio país es una mentira. Soy un defector del Periodismo Comercial en mi país que sabe que la “Libertad de Prensa” es un mito, otra mentira perpretada por una prensa presa de la simulación al servicio de los rics y poderosos. La sola y más grande amenaza a la libertad de prensa, a la libertad de expresión, en mi país, y en este mundo, no es el gobierno. Es la clase dominante: los que poseen las torres de televisión, las líneas telefónicas, las plantas de energía eléctrica, el petróleo, los que nos han robado las ondas, nuestras ondas, para colonizar nuestras conciencias y volvernos buenos consumidores globales y esclavos de la tecnología y el comercio.

Ok. Estoy hablando mucho. Eso es todo lo que tengo que decir por ahora. He compartido con ustedes unos cuantos de mis pensamientos, meramente como una forma de conseguir que ustedes me hablen. No estoy aquí para decirles qué hacer. Estoy aquí como un Periodista Auténtico, para escucharlos. He venido a Brasil porque su entusiasmo me inspira en este momento. Quiero aprender de ustedes cómo llevar su optimismo a mis propias tierras, lugares que han perdido todo salvo un optimismo falso e impuesto en el mercado y en un dios llamado teconología —porque a veces cuando comparto estas ideas con Trajadores de los Medios Tácticos, la mirada en sus rostros parece como las de la gente religiosa cuando les digo que no hay dios.

Internet, la televisión, la radio, las rotativas, el teléfono celular… ¡no son dios! Son solamente medios para que el verdadero Poder Más Alto pueda escuchar nuestras plegarias. El más alto poder no está en el cielo ni en las ondas, está aquí en la Tierra. Ese poder más alto tiene un nombre: las Masas. ¡El poder más alto no está hecho de cables y de pixeles! Ese poder más alto tiene dos ojos, dos oídos, dos manos, dos pies y un corazón. Rápido: miren en el espejo. ¿Son parte de este poder o no?

Si son parte ya de este poder más alto,y no se consideran a sí mismo aparte de las Masas, entonces son yo mismo, y yo soy ustedes, y quiero conocerles y colaborar con ustedes. Saben, y yo sé, quiénes somos. Podemos reconocernos unos a otros tal como mi amigo Latuff y yo podemos reconocernos mutuamente a través del Ecuador. Puedo reconocerles en los escritos de Ricardo Rosas y Marcos Salgado de Rizoma.net. Puedo reconocerlo en la batalla peleada aquí en Mídia Tática el viernes, ¡cuando Tatiana Wells botó al equipo de la televisión comercial de Globo de la conferencia! Supe, cuando escuché de eso, que había llegado al hogar, que ésta es también mi casa.

Podemos juntar fuerzas tal como Adriana Veloso, Ana Luiza Cernov y Karine Muller de Brasil pueden juntarlas con Blanca Eekhout de Venezuela, con don Mario Menéndez, el padre del renacimiento del Periodismo Auténtico desde la península mexicana de Yucatán, con Luis Gómez, el mexicano en La Paz, Bolivia, el jefe de la Oficina Andina de Narco News, con Sunny Angulo de IndyMedia San Francisco, con nuestro decano don Andrés Vásquez de Santiago (de 93 años), el anciano del Congreso Nacional Indígena de México, con el Periodista Auténtico Alex Contreras de Bolivia, con otros de Colombia, Bolivia, Perú, Argentina, México y otras tierras, y aún con algunos gringos amargados y enojados que aún sueñan con levantar al Poder de su retórica de democracia y libertad, y que todavía pelearán y morirán, si es necesario, para destruir el falso poder del Nuevo Estado.

La lucha no ha terminado aún, a comenzado una nueva…

Compañeros y compañeras Trabajadores de los Medios y Periodistas Auténticos:

¡Todo el poder a los Consejos Obreros!

¡Todos los medios a las Masas!

¡Aquí mismo!

¡Y ahora mismo!

Encuentra cobertura sobre la Convención de Mídia Tática en Indymedia Brasil

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