Las personas que asisten a la escuela son almas valientes

Tal vez tu aporte pueda apuntar otro estudiante en la dirección correcta

Por Mariana Rebuá Simoes
Escuela de Periodismo Auténtico, Generación 2010

11 de febrero 2016

Cuando escuché hablar por primera vez de la Escuela de Periodismo Auténtico en 2010 era sólo una niña. Como cualquier otra adolescente de 19 años que asistía a la universidad de artes liberales, buscaba cambiar mi vida y encontrar mi lugar en el mundo.

Estaba perdida y no sabía qué quería hacer exactamente. Esperaba que, si asistía a suficientes clases en mi prestigiosa escuela, sentiría un vuelco en el corazón durante una disertación y sabría exactamente qué carrera quería seguir.

Mi corazón eventualmente dio un vuelco en una de mis clases, pero no de la manera que había imaginado. Mi profesor de Política Latinoamericana había invitado a un hombre con el nombre de Al Giordano para que diera una charla en el campus. Durante la disertación Giordano anunció que estaba organizando una escuela para periodistas que enseñaba las habilidades necesarias para escribir historias impulsadas por la gente sobre movimientos sociales de todo el mundo. Estaba intrigada y sabía que tenía que aplicar para ser una estudiante en su escuela. Pasé la siguiente semana encerrada en mi habitación escribiendo lo que resultó ser la solicitud más difícil que había escrito. La solicitud era tan única y diferente a lo que había hecho hasta ese momento de mi vida que escribirla me tomó más tiempo que mi aplicación para la universidad.

Tras ser aceptada, la escuela de Giordano me transportó a un nuevo mundo donde conocí una amplia variedad de periodistas de todo el mundo que luchaban por utilizar los medios para divulgar la verdad acerca de las injusticias cometidas en sus lugares de origen. Cada uno me enseñó algo único acerca del poder de la narración y cómo podía cambiar la forma en que las personas ven y entienden un conflicto. La cosa más poderosa acerca de la Escuela de Periodismo Auténtico es que independientemente de quien juegue el papel de profesor o de estudiante en la escuela, todo el mundo aprende todo el tiempo.

Las personas que asisten a la escuela son almas valientes; mucho más valientes de lo que yo jamás había sido. Y sus historias me dejaron asombrada y a la vez me inspiraron para tomar acción.

En la Escuela de Periodismo Auténtico se me ha introducido a una nueva manera de ver el mundo y no podía soportar la idea de pasar el resto del año en otra escuela a miles de millas de distancia donde no estaría aprendiendo ni la mitad.

Si una semana en México fue capaz de cambiar mi vida, imagínense lo que ha hecho por cientos de otros periodistas que han asistido a la escuela en el curso de los años. La escuela produce un efecto multiplicador que se extiende a aquellos que la experimentan y más allá.

¿El truco? Las vidas no pueden transformarse sin que invirtamos nuestro tiempo y energía en este proyecto en crecimiento. Este programa no puede sobrevivir sin tu ayuda. Si quieres vivir esta experiencia y ayudar a dar vida a la narración de historias impulsadas por la gente, entonces necesitamos tu contribución. Tal vez tu aporte pueda apuntar otro estudiante en la dirección correcta.

Únete a la campaña en Kickstarter o en la página authenticjournalism.org para aprender más de la escuela.

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