English | Español | August 15, 2018 | Issue #67 | ||
Paulina González empuja el relato de historias como arma de la resistencia civilLa organizadora del sur de Los Ángeles cree que se llega al corazón de las personas con historiasPor Ximena Payán
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Paulina González en un taller de la Escuela de Periodismo Auténtico 2013. DR 2013 Rodrigo Jardón |
La historia de Paulina Gonzalez comienza en el sureste de Los Ángeles, California, ciudad en la que nació y creció. Su padres, originarios de México, él de Michoacán y ella de Durango, migraron a los Estados Unidos para huir del desempleo, la pobreza y el hambre que vivían en sus estados natales.
Ella escuchó de su padre, Efraín González, las historias que colocaron en su mente la imagen de las cruces con las que tropezó en el desierto de Arizona en búsqueda del sueño americano. Esos relatos la acercaron a la realidad que vivían los migrantes mexicanos en la década de los 70, luego de la cancelación del programa Bracero en 1964. Con este programa el fenómeno migrante se volvió muy común en las zonas rurales de México porque permitió la entrada de casi 5 millones de mexicanos para laborar en el sector agrícola estadounidense.
“Mi papá era una persona que solía ir a la cama luego de sólo comer frijoles y tortillas. Llegó hasta segundo grado de primaria, pero él sabía hacer algo: trabajar”, recuerda González.
A la edad de 10 años, ella fue testigo de cómo su padre volvió a arriesgar todo e intentó formar un sindicato en la maquiladora de ropa donde trabajaba duramente para llevar comida a su casa. Los trabajadores pedían respeto, dignidad y ser tratados como humanos.
Efraín González formó parte de un movimiento interno de la fábrica, y todos los días regresaba a casa y le contaba a su familia sobre la victoria que había tenido. Sin embargo, la maquiladora lanzó una campaña anti-sindicatos y los que habían intentado organizar perdieron las elecciones. Días después despidieron a Efraín.
La lucha del padre de Paulina González es un ejemplo del abuso sobre la clase obrera en los Estados Unidos, el cual no es un hecho aislado ni desconocido. González compartió la rabia de su padre por haber sido despedido, porque sabía que la lucha era legítima. “No permitiré que le vuelva a pasar a mi padre o a alguien de mi familia o a cualquiera de nosotros”, se dijo a sí misma.
Esta historia fue la razón por la que ella volcó su energía en contra de las injusticias que aquejan a los migrantes y a las poblaciones minoritarias.
“Lo que yo aprendí de mi papá es algo muy valioso que no reconocí sino hasta ahora. Las historias son lo que me dan la inspiración y motivación para seguir luchando”, comenta González.
Luego de empezar su carrera en ciencias políticas, González dejó los muros universitarios para irse con el Sindicato de Campesinos de América (United Farm Workers of America, o UFWA, por sus siglas en inglés), en el Valle Central de California. Mano a mano con los campesinos del sindicato, encontró en la organización comunitaria una forma de lograr movimientos sociales mediante la resistencia civil no violenta.
En 1995, luego de dos años de aprendizaje empírico sobre la lucha por la dignidad, regresó a Los Ángeles y a la universidad, porque su padre le dijo que él no había cruzado la frontera hacia los Estados Unidos para que ella no estudiara. Una vez graduada de sociología, continuó con su quehacer comunitario.
En 2012, el director de la Escuela de Periodismo Auténtico, Al Giordano, le hizo la invitación de participar como profesora y compartir sus experiencias. Fue esa experiencia de 10 días en México que la inspiró a escribir sobre la resistencia social desde adentro, con el objetivo de detonar la lucha.
Desde 2009, Paulina es Directora Ejecutiva de Acciones Estratégicas para una Economía Justa (SAJE), una organización de Los Ángeles, California, que vela por el bienestar de la comunidades afroamericanas, asiáticas y latinas al sur de la ciudad. Trabajan con temas de salud pública, salubridad en viviendas y capacitación para el trabajo. Además, una de las prioridades es evitar los desplazamientos masivos de la población por intereses comerciales.
Desde 1960, no se habían visto tantos abusos y desplazamiento de comunidades en pro de la urbanización en Los Ángeles. Ya que si una empresa busca ampliarse en una zona donde hay alguna comunidad, emprenden una campaña dirigida para volver el área insostenible para los habitantes. Pero es posible contrarrestar el efecto de estas campañas y evitar la disolución de las comunidades organizando a los habitantes de una comunidad.
González confiesa que el trabajo comunitario es duro, que no sólo es cuestión de tocar puertas, sino de hablar cara a cara y lograr un reconocimiento con las personas a las que se pretende organizar o reclutar para un movimiento.
Según González, la legitimidad de una causa no es lo que define el tiempo en que se gana la lucha. Las protesta pueden durar un día, semanas, incluso meses, pero el movimiento social se construye de una serie de estrategias que le proporciona al grupo visión a largo plazo y les promete el éxito. Además, las protestas se disuelven con una derrota, pero el movimiento organizado sigue.
Alex Stevens, organizador comunitario de Los Ángeles, ha tenido la oportunidad de trabajar con Paulina Gonzalez, ya que ha entrenado personas dentro de la organización 99Rise, que lucha contra el poder económico de corporativos y de la cual Stevens es uno de los cinco co-fundadores. Él percibe a Paulina como una visionaria, pues le ha enseñado que para ganar se debe combinar la estrategia (cabeza) y las historias (corazón) para poder actuar (manos).
En SAJE, Paulina Gonzalez implementa una estrategia que funciona: reclutar y capacitar. En primera instancia, las personas que apoyan a la organización acuden a las casas en las comunidades para hablar con las personas cara a cara. Como parte de su labor, encuentran los puntos en común por los que alguien se adheriría y ubican a posibles líderes que más adelante harán la misma labor que ellos.
La unión de los nuevos integrantes se mantiene mediante la implementación de tres tipos de tácticas: la estratégica, la que fortalece a la organización y las que desarrollan a los individuos.
La resistencia civil no es tarea fácil. Es cuestión de creatividad. La revolución no se gana en un día, se construye sobre pequeñas pero significativas victorias y, de acuerdo con Paulina González: “La historia más importante es la historia del ahora, y lo que hagamos con ella.”