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La Escuela de Periodismo Auténtico inspiró a esta organizadora comunitaria a comenzar a escribir de nuevo

Su apoyo ayuda a cambiar el mundo


Por Paulina González
Profesora de la Escuela de Periodismo Auténtico

11 de marzo 2013

Mientras era una joven creciendo en el sureste de Los Ángeles que asistía a escuelas mal financiadas y densamente pobladas, me importaban poco mis pobres conocimientos gramaticales y soñaba con escribir una novela sobre mi familia de raíces mexicanas. Trataba de perfeccionar mi oficio, y escribía de todo lo que me llamaba la atención, una flor en el jardín, del malogrado escape de un hipopótamo del zoológico de la ciudad que buscaba la libertad, el miedo que me daba una guerra nuclear producto de la guerra fría, la pobreza, mi vida. En mis primeros años adolescentes, cuando mi padre, desconsoladamente, intentó sin éxito organizar un sindicato en la fábrica de ropa en la que trabajaba y perdió su trabajo, mis escritos se volcaron hacia el mundo de la injusticia. Escribir se convirtió en un escape para mi ira en contra de un mundo injusto. En algún lugar de mi cuarto todavía está un libro con mis poemas mal escritos. Me gusta sacarlo de vez en cuando y dejar que las palabras me transporten a esos viejos días de una chica de 16 años sufriendo la angustia adolescente inspirada por la justicia social.


Paulina González con el poeta mexicano y fundador del movimiento por la paz Javier Sicilia en la Escuela de Periodismo Auténtico 2012.
En la búsqueda de mi sueño, hice lo que cualquier aspirante a escritor y activista por la justicia social hace, busqué a la educación superior. Menos de dos años después, dejé la beca completa que me daba una lujosa universidad cargada de las artes liberales de la élite. Me fui triste, desilusionada y sin miedo. Antes de dejar la universidad para unirme a la Unión de Campesinos de América (UFWA, por sus siglas en inglés) de César Chávez, me uní a decenas de estudiantes que tomaron el edificio administrativo con demandas de tener un profesorado más diverso. Cerramos las puertas detrás de nosotros y soñamos una revolución. Fue un momento inspirador, y fue una última patada en la ingle a la institución que amenazaba con sofocarme.

En los campos de uva de California, dejé mi pluma y mi viejo procesador de textos, los cambié por una pancarta, y pronto se olvidó de mi amor por la escritura. Desde entonces, me embarqué en un viaje de 17 años en los que he encontrado mi verdadero yo en la organización y la construcción de movimientos. En la organización, encontré un hogar para mi ira y pasión y encontré el combustible al enfrentar a la injusticia con la autenticidad del poder popular. Con el paso de los años, me olvidé de mi amor por la escritura hasta el momento en que descendí de un avión en la primavera de 2012 en la ciudad de México para asistir a la Escuela de Periodismo Auténtico.

Mientras viajaba en un taxi hacia el campus no estaba segura de que esperar. Bueno, tenía un poco del sabor de la Escuela de Periodismo Auténtico cuando asistí a un taller de tres días en Nueva York tan sólo unos meses antes, pero algo me decía que sus efecto se multiplicarían con esta experiencia en México. El taller de Narco News en la ciudad de Nueva York tuvo lugar al mismo tiempo que Occupy Wall Street crecía y antes de que comenzara su larga y dolorosa caída. A pasos de la ocupación y de Wall Street, durante tres días, tres docenas de organizadores y periodistas compartieron el arte y el compromiso detrás del periodismo auténtico al mismo tiempo que profundizaban sobre su conocimiento en la construcción de movimientos y en la organización para poder proporcionar una alternativa a las noticias corporativas de entretenimiento inspiradas por los EEUU. Poco a poco comenzaron a volver a mí. La escritora dentro de mí comenzó a asomar por detrás de los años de organización. Durante los tres día, fui inspirada por las historias de lucha, movimiento, y su cruce con el periodismo. Fue especialmente inspirador uno de los paneles organizados que consistía en una conversación sin guión al frente del salón entre el líder de los derechos civiles y organizador, el reverendo James Lawson y el organizador mexicano contra la guerra de las drogas Julián Lebaron. Fue un encuentro uno a uno, y todos los organizadores saben lo que es. Pero no fue un momento aleccionador en el que cada uno tenía un rol, había visto muchos así en mis años como organizadora; esto era lo que llamaría un auténtico uno a uno, una conversación real en base a historias y experiencias ocurriendo ahí en frente para todos nosotros. Todo lo que podía pensar era que era brillante y que quería más.

Inspirada por el taller en Nueva York, me dirigí a Occupy Los Ángeles. Sentía la misma ira después de la primera noche en la Asamblea General. Sí, tuve y tengo enojo hacia el “Wall Street” que había despedido a mi padre muchos años antes, pero ahora también era enojo a un movimiento que amenazaba con excluir gente como mi padre. Agarré lápiz y papel y me puse a escribir. Mi ira, frustración, esperanza y 17 años organizando se derramaron sobre el papel. Se sentía bien. Mientras leía las palabras que había escrito, me di cuenta que tenía algo para enseñar, y no era lo que había aprendido dentro de las paredes de la hiedra académica. Es lo que había aprendido cuando fumigaba con pesticidas mientras tenía cuatro meses de embarazo y organizaba en los campos agrícolas. Es lo que había aprendido en la línea del frente a un lado de mi padre en la organización de trabajadores hoteleros y luchas por contratos laborales en Los Ángeles. Es lo que había aprendido en el barrio South Central de LA luchando junto a familias en contra de desalojos y por su derecho a quedarse en su comunidad. Es lo que había aprendido en los tres días del taller de Nueva York. Mientras me resistía a incluir en mi crítica algunas de las reacciones inspiradas por Occupy, y mientras recibía correos de personas que compartían experiencias y frustraciones similares, una idea me golpeó. Soy una periodista auténtica, porque puedo escribir en base a mi experiencia auténtica sin filtros y porque puedo llegar mucho más lejos de lo que puedo con sólo la organización. Aprendí que la combinación de la organización y el periodismo es un arma no violenta poderosa.

Cuando me invitaron a asistir a la Escuela de Periodismo Auténtico en México como profesor, no lo dudé. Esta escuela es un lugar donde el periodismo, la construcción de movimientos y la organización se reúnen. Es el lugar donde el poder popular, la historia de un pueblo, y el poder del periodismo auténtico se cruzan y donde aquellos que quieran utilizar estas herramientas para cambiar el mundo tienen un desafío, son nutridos, alentados y replican hasta los confines más lejanos del mundo. En los diez días que pasé en la Escuela de Periodismo Auténtico de Narco News, compartí mi historia y experiencia, pero también escuché con atención y aprendí de las historias y experiencias de los organizadores y periodistas auténticos de Egipto, Kenia, Serbia, Tanzania, México, EEUU y todo el mundo.

Cuando llegué a casa después de la escuela, yo había cambiado y crecido. Al igual que había experimentado después del taller de Nueva York, estaba inspirada y tenía sed de más. Mi pluma se sacudió el polvo y mi mente y corazón de escritora de pronto se liberaron otra vez, como si esa parte de mí hubiera salido de la hibernación. Desde la Escuela de Periodismo Auténtico 2012, he escrito más de lo que hacía desde que tenía 16 años de edad y he buscado todas las oportunidades para crecer como organizadora. La Escuela de Periodismo Auténtico me retó a ser más, hacer más, y expresarme más. Después de todo ¿No es eso lo que la verdadera educación se supone que debe hacer?

Dentro de unas semanas voy a abordar un avión con destino a la Escuela de Periodismo Auténtico 2013. Cuarenta estudiantes, elegidos entre cientos de aplicaciones, se unirán a mí y a otros 39 otros profesores. Pero necesitamos su ayuda para hacerlo posible. La escuela y las becas son sólo posibles gracias a las donaciones de personas como tu, personas que creen que el periodismo auténtico y el poder del pueblo van de la mano, gente que cree que sólo a través de la autenticidad podemos realmente cambiar el mundo.

Por favor ayúdanos a cambiar el mundo haciendo una donación hoy, haciendo clic en este enlace:

http://www.authenticjournalism.org

O pueden enviar un cheque a:

The Fund for Authentic Journalism

PO Box 1446

Easthampton, MA 01027

United States

Atentamente,

Paulina González
Profesora de la Escuela de Periodismo Auténtico

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