Del fervor de la Revolución a la inspiración colectiva

Iván Marovic ha decidido seguir luchando para mantener viva la historia inspirando a las nuevas generaciones que quieren cambiar la realidad.

Por Paulina Candia Gajá
Generación 2012, Escuela de Periodismo Auténtico

1 de abril 2012

Ivan riendo con los estudiantes de la Escuela de Periodismo Auténtico. DR 2012 Paulina Candia Gajá.

Las gafas enmarcan unos ojos que contienen la mirada de un niño pequeño que va cometer alguna travesura. La boca se encuentra tensionada como si en cualquier momento pudiera explotar con una gran carcajada. Vestido de manera informal, se acerca al grupo que está escuchando una plática en la Escuela de Periodismo Auténtico. Bill Conroy, uno de los profesores en la Escuela, tiene la certeza de que “es un hombre de grandes principios y es un estratega brillante.”

Durante la comida habla con los compañeros que le preguntan sobre sus vivencias como uno de los miembros principales de Otpor!, el grupo de jóvenes que se consolidó en 1998 y logró derrocar a Slobodan Milosevic, representante del Partido Socialista de Serbia en el año 2000 después de haber permanecido diez años en la presidencia. “Es la persona más inteligente y graciosa que conozco, tiene la capacidad de cambiar la manera de pensar y percibir la realidad” dice el periodista y organizador de la Escuela de Periodismo Auténtico, Al Giordano, quien conoció a Marovic en una conferencia en Boston en el año 2009.

Inspirado por los comediantes del programa Monty Python y por Popovich, integrante del colectivo de teatro cómico “Los Magnets”, dice que el humor debe ser utilizado como una herramienta para formular un cuestionamiento político y establecer una postura. El movimiento Otpor!, además de realizar campañas y actos públicos cargados de buen humor, utilizó métodos de no violencia activa para tener una gran convocatoria popular. Conseguir que la policía serbia arrestara a un pavo por llevar una flor detrás de la oreja como lo hacía la esposa de Milosevic. El slogan He is finished! (Él está acabado!) que utilizaron en la campaña electoral del año 2000, y otras iniciativas, demostraron a la gente que Milosevic no era tan poderoso como creían y que si querían cambiar la realidad sólo tenían que modificar su perspectiva.

“El paradigma en Serbia era que Milosevic lo estaba haciendo bien, cuando Otpor! surge, la gente se da cuenta de que las cosas no estaban tan bien como pensaban”, dice Marovich refiriéndose al cambio de paradigma que hubo en Serbia cuando decidió organizarse con los otros jóvenes. “Muchas personas creían que no podrían sacar a Milosevic del poder por vías no violentas y el primer cambio de paradigma fue que sí podrían hacerlo”.

Frente a las acusaciones que los integrantes de Otpor! experimentaron –la sospecha de que eran agentes de la CIA y trabajaban con el mando y financiamiento de Estados Unidos-, Ivan Marovich cuestiona la posición que tenían estas personas sobre Milosevic. Sabiendo que es una situación en la que muchos movimientos sociales se encuentran recurrentemente, recomienda no olvidar que lo fundamental que un movimiento debe hacer cuando se encuentra en esta circunstancia es seguir creando iniciativas en vez de responder continuamente a las provocaciones. Conocer qué tipo de apoyo económico se requiere, de quién proviene, y si se quiere obtener en su totalidad, tiene que ser una iniciativa del movimiento. Deben adoptarla para que no dependan de los enlaces y medios de comunicación externos y sus elementos fundacionales sean más fuertes.

Sacar a Milosevic del poder no fue suficiente para que las estructuras políticas en Serbia sufrieran una transformación de fondo. En el año 2003, Otpor! se consolida como partido político y pierde las elecciones obteniendo el 1.6% de votos. ¿Qué piensa Marovic sobre la derrota en las campañas electorales? “Fue un gran error habernos convertido en partido político, porque perdimos al movimiento y al partido. La gente confiaba en nosotros para derrocar a Milosevic, pero no para gobernar al país, es una perspectiva muy extraña que la sociedad tiene sobre la gente que integra movimientos civiles.” Desde entonces, Otpor! dejo de existir como organización.

La creatividad es una de sus principales características, procura que la experiencia adquirida durante sus años de lucha pueda ser transmitida a las siguientes generaciones. Dirigir el Centro de Resistencia No Violenta que fundó en Belgrado o dar pláticas y conferencias a académicos e integrantes de movimientos sociales no es lo único que hace: también inventa videojuegos. “La gente que tiene interés sobre la estrategia política dentro de una resistencia civil, puede practicar las maneras en las que el sistema político es derrotado mediante un juego de computadora antes de cometer errores en la vida real, los que pueden llegar a ser muy peligrosos.” ¿Divertido, no? Iván entrega rebeldía a domicilio, se tienen todas las herramientas para derrocar a un gobierno en la comodidad de tu hogar. Parece que una vez más Marovich se adelantó a su tiempo (o llegó justo a tiempo).

A 12 años de derrocar a Slodoban Milosevic, confiesa que después de haber ganado una revolución, la depresión lo invadía y dejaba de encontrarle sentido a la vida. Después de ganar una lucha tan intensa y profunda, por momentos parecía que ya no tenía otra razón para seguir. Pero Marovic logró continuar con una perspectiva muy distinta: ahora aspira a mantener viva la memoria de Otpor! transmitiendo sus experiencias y anécdotas a otras personas. “Hoy me mueve el ejemplo de la gente empoderada alrededor del mundo y las distintas peleas que realizan para cambiar el curso de la historia”, dice con una sonrisa en la boca. “Me considero un revolucionario retirado, realmente creo que no voy a ser líder en ningún movimiento futuro, pero puedo inspirar a las generaciones nuevas para que realicen y continúen con sus luchas.” Para él los días de participación activa en los movimientos sociales han acabado, pero no deja de acompañarlos y contarles sus experiencias para que mutuamente se sigan inspirando en cambiar la realidad que viven.

De Marovic se aprende que la lucha es la victoria. “Con el paso del tiempo me di cuenta que el orgullo que uno siente no es por la victoria, sino por la lucha. Lo más importante es pelear, porque te lo debes a ti mismo, ganar se lo debes a los demás, pero la lucha es para ti” dice Marovich con un gesto reflexivo. Aunque la época en Otpor! pareciera cosa del pasado, él se podrá considerar un revolucionario retirado, pero nunca un luchador retirado, y eso es el más valioso legado que sigue dejando a las nuevas generaciones. Tal vez si, compartir experiencias de lucha puede reescribir la historia.

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