English | Español | August 15, 2018 | Issue #67 | ||
La lucha solitaria de los estudiantes en ColombiaEl movimiento de estudiantes requiere más que nunca el apoyo del sector privado y la ciudadanía colombianaPor Luisa Trujillo
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La plaza central de la ciudad de Bogotá (Plaza Bolívar) el pasado 26 de octubre. |
Las protestas vienen fortaleciéndose desde el pasado 7 de septiembre de una forma inversamente proporcional a la comprensión y disposición al diálogo por parte del Gobierno Nacional. La Ministra de Educación, quien presentó el proyecto de ley que modifica las regulaciones existentes sobre educación, insiste en juzgar al movimiento de analfabeta y juega con la forma del proyecto para disimular las intenciones políticas y económicas del mismo.
¿Qué es lo que tiene tan molestos a los estudiantes y profesores colombianos? Básicamente el proyecto de Ley presentado por el Ministerio de Educación ha desconocido todos los resultados obtenidos en las mesas de negociación previas. Desconoce además la educación como derecho o bien pública y, en cambio, la sitúa en la bolsa de servicios transables. La ley básicamente entra a mercantilizar a través de medidas muy específicas, que han sido analizadas a profundidad por el movimiento:
•Disminuye la inversión pública en educación, obligando a los estudiantes a acceder a créditos con altas tasas de interés e incluso las mismas Universidades tendrán que endeudarse para garantizar su funcionamiento.•Enfatiza en la educación para la extracción (técnica y mecánica) pero no para el desarrollo. Los estudiantes lo han manifestado como una forma de “seguir enseñándonos a presionar el botón, pero no crear la máquina”. De tal forma el Senador Jorge Enrique Robledo ya se ha solidarizado con los estudiantes debatiendo la ley y ratificando la tendencia “mediocre” que esta imprime en la educación.
•El proyecto busca multiplicar enormemente el número de cupos educativos, a la vez que disminuye los recursos: esto lleva a un inevitable deterioro de la calidad, dificultando cada vez más que los profesionales y técnicos puedan competir con los estándares internacionales.
Estas son algunas de las razones argumentadas por los estudiantes. Este movimiento se caracteriza por la razón, incluso han llegado a mostrar más capacidad de argumentación que los mismos representantes del Gobierno. El propio Presidente Juan Manuel Santos se ha visto altísimamente cuestionado a la hora de ser capaz de transformar la opinión sobre el proyecto de Ley. Es más, si bien el proyecto cuenta con una altísimo margen de apoyo en el Congreso de la República, lo que hace muy posible y lamentable su aprobación, dicho apoyo es un apoyo de fidelidad (y arribismo) de los partidarios del Gobierno (especialmente el partido de la U y el partido conservador) sin analizarla con ojo crítico sobre los efectos desastrosos a futuro.
Las protestas seguirán y los estudiantes han dado ya un ultimátum a la Ministra de Educación, María Fernanda Campo para retirar el proyecto antes del 10 de noviembre, fecha en que volverían a tomarse el país y planean bloquear al menos 10 ciudades. La exigencia es que se retire el proyecto de ley y que se construya otro proyecto, dado que efectivamente es necesario actualizar las regulaciones educativas, pero que el nuevo cuente efectivamente con los conceptos emitidos por las asociaciones universitarias, académicos, asociaciones de profesores y la mesa nacional estudiantil.
No es gratuito el afán del Ministerio de Educación al redactar el proyecto de Ley. La semana pasada fue aprobado el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos, tratado en el que no ha quedado nada claro temas como: la propiedad intelectual y la inversión en educación. Una vez más Colombia abriría sus puertas, afanadamente, al capital extranjero sin garantizar cuidados mínimos para la estabilidad e integridad de sus propias instituciones y ahora de su principal recurso: el capital humano. Mientras tanto los ciudadanos y el sector privado observan el movimiento a través del sesgo mediático; hoy más que nunca los estudiantes requieren una estrategia vinculante que haga imposible ignorar esta problemática.
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