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Peregrinación a las fuentes de Javier Sicilia, el poeta que estremece a México

Las raíces filosóficas, literarias y políticas del hombre que convirtió muchas luchas en una sola para acabar con la violencia y la guerra de las drogas.


Por Marta Molina
Generación 2011, Escuela de Periodismo Auténtico

1 de junio 2011

¿Quién era Javier Sicilia antes de la muerte de su hijo? ¿Por qué sus demandas como luchador social se quedaron ahora en una sola? ¿Quiénes fueron sus referentes, los que le empujaron a ser como es y a tener la fuerza y la entereza para liderar esta movilización?¿Quién era antes de convertirse en el punto de mira nacional? ¿Qué hay en su pasado que le hizo inspirar un movimiento unitario contra la guerra y la violencia en México? ¿Por qué dejó de escribir poesía?

Peregrinación a las fuentes


Javier Sicilia le habla a la Escuela de Periodismo Auténtico el 20 de mayo en la CIudad de México. DR 2011 Noah Friedman-Rudovsky.
Nos encontramos en Cuernavaca, el día 17 de mayo, con dos de los mejores amigos de Javier para que nos cuenten un poco de su pasado y llegar a entender las fuentes de su filosofía de vida, de su poesía, de su forma de ser y sobre todo de lo que le movió a convertir su propia existencia en una lucha por un México sin violencia. Son Silvia Marcos, líder del movimiento anti-psiquiatría en México y Jean Robert, arquitecto e intelectual de origen rauraco naturalizado mexicano y amigo personal del pensador austriaco radicado en México Ivan Illich.

Conversando con ellos descubrimos que Javier nació en Ciudad de México en 1956 y contra pronóstico nos enteramos de que su apellido ¨Sicilia¨ no es precisamente de origen italiano sino español. Su padre, Oscar Sicilia, provenía de las Islas Canarias y parece que tenía descendientes asturianos.

Según Jean Robert, Javier es un hombre que siempre “ha jalado el diablo por la cola”. Cuando sus dos hijos eran pequeños tenía que arreglárselas para llegar a fin de mes. “Es cierto que recibió algunas becas que le dieron cierta libertad de movimiento pero era un hombre que vivía al día”. Nada que ver entonces con lo que publicaba el Washington Post hace unas semanas, concretamente el día 8 de Mayo, que lo definía como “well to do” (“un hombre rico,” en inglés). “Cuando yo lo conocí trabajaba de corrector de estilo en el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA)” nos cuenta Jean Robert. Imagínense, un poeta, escritor, sumido en la burocracia de un organismo público como corrector. Si hubiera sido rico… Tal vez se hubiera dedicado enteramente a la poesía, o tal vez nunca hubiera sido poeta.

En 1994 Javier fundó la revista Ixtus desde la cual, hasta 2007 insistió en su crítica a la modernidad desde el Evangelio y desde la espiritualidad de personajes como Gandhi, Iván Illich y Giuseppe Lanza del Vasto, el “apóstol de la noviolencia”. Personajes que, sin duda, influyeron en su personalidad y en la forma de acatar sus luchas.

Jean Robert nos cuenta que Javier, formaba parte de un grupo de mexicanos interesados en la experiencia de Lanza del Vasto, un siciliano (que después se hizo francés) y se fue a vivir con Gandhi a la India, en un ashram y luego emprendió su peregrinación al nacimiento del Ganges. Fue lo que Del Vasto llamó la peregrinación a las fuentes. Al volver a Europa, sintió una especie de señal, una llamada que le llevó a fundar una comunidad semejante a un ashram pero en Europa, concretamente en Francia. Estas comunidades, llamadas Arca, siguen la filosofía gandhiana de la noviolencia y al mismo tiempo creen que la sociedad industrial moderna se va a terminar por sus propias contradicciones.

Actualmente hay cuatro comunidades Arcas en Francia, y Javier había ido a una de ellas junto con un amigo suyo belga, flamenco, llamado Georges Voet. Javier se quedó con la nostalgia de haber vivido en una comunidad que no es monacal pero que a su vez tiene un fuerte elemento espiritual y de meditación. Fue por eso que a sus 30 años, junto con un grupo de jóvenes, quiso fundar una Arca en un terreno en el Sur de estado de Morelos.

Jean Robert asistió a las últimas reuniones de los que pensaban fundar esta Arca, pero llegaron a edad adulta, con sus títulos universitarios, sus mujeres, algunos ya con hijos… y así era difícil llevar adelante el proyecto. En conversaciones con Javier confiesa que no funcionó. “todos los intentos de cultivar fruta y tomates fallaron”.

Este proyecto se disolvió. Pero por aquel entonces, Jean Robert empezó a colaborar en la revista Ixtux escribiendo sobre Ivan Ilich y así se empezó a interesar Javier por él y su pensamiento. “Un día le llevé a su casa y se cayeron muy bien. Fue una inmediata y profunda amistad y se siguieron viendo hasta la muerte de Ilich”. Javier fue el primero en traducir las palabras de Ilich al español y editó las Obras Reunidas con Valentina Borremans, la heredera editorial.

La poética de la acción

Descubrimos que uno de los números de Ixtus llevó por título ¨La poética de la acción”. Un título bien gandihano. Pero Jean Robert nos cuenta que Javier se inspira en un discípulo de Lanza del Vasto que se llamaba Pierre Soury que creía que existía un lenguaje primigenio que debíamos recuperar. “Así, si nos vamos a la etimología de la palabra poesía (poiesis, poieo) significa yo hago”, sostiene.

La poesía es acción, y en Javier se ha convertido en una acción noviolenta a través de las palabras. Dijo que ya no escribiría más poesía después del brutal asesinato de su hijo. Pero está haciendo poesía aunque sin pluma, esta actuando.

El poeta alemán Friedrich Hölderlin decía que “el hombre habita poéticamente”, por lo tanto, habitar un lugar es ser poeta. Pero con eso no es suficiente, hay que encontrar la forma de habitar ese lugar, y Javier lo ha hecho. Ha conseguido realizar la poesía, convertirla en acción. Y como dijo Raoul Vaneigem el situacionista, la poesía pocas veces ocurre en poemas, Sólo ocurre cuando las palabras estimulan acción.

El ahimsa y los poetas para recuperar un México desgarrado

Tras el cierre de Ixtus, Javier creó una nueva revista en 2009 llamada Conspiratio, a través de la cual intenta replantear las estructuras sociales y culturales de occidente para generar un espacio de reflexión que dé como fruto “una sociedad más humana”.

¿Como “humanizar” una sociedad? Según Lanza del Vasto, debemos empezar por nosotros mismos. Tal vez otro de los motivos por los que Javier consigue movilizar a tanta gente es porque ha hecho su trabajo. Como Gandhi, ve la vida como algo que surge de una unidad del ser, porque en él no existe una división entre lo espiritual y la actividad práctica y por qué, trató de vivir de esa manera. Gandhi hablaba de un principio espiritual que para él, tenía un valor práctico, el ahimsa, la fuerza de la vida. Si alguien no puede expresar un conocimiento absoluto de la verdad (satyagraha), nadie podrá usar la violencia para obligar a los demás a actuar contra su sincero y distinto entendimiento de ella.

El ahimsa tiene raíces profundas en el budismo y el hinduismo, pero en las palabras de Javier Sicilia durante la rueda de prensa del 19 de Mayo, encontramos una fuerte expresión del mismo precepto en el pensamiento cristiano cuando dice que “ la primera marcha, desde Cuernavaca al DF fue, en clave cristiana “una expresión del reino”. Ahí está también al ahimsa, la fuerza de la vida , junto con lo que Gandhi nombró satyagraha, la verdad, los dos principios necesarios para el Nuevo Pacto y la resurrección de México.

A este paralelismo gandhiano debemos sumarle otro que hace referencia a la importancia que daba Gandhi a los poetas para dar fuerza al movimiento no es gratuito. Sarojini Naidu fue una mujer poeta que lideró varias marchas noviolentas como activista del movimiento para la independencia de la India, acompañó a Gandhi durante la Marcha de la Sal. El mismo Gandhi, cuando fue arrestado, dijo que debía ser una poeta como Sarojini la que continuara el movimiento porque convierte la poesía en ahimsa. Silicia, hoy en día, de algún modo sigue los pasos de la poeta Sarojini Naidu.

Poeta y luchador social

Javier es un intelectual de formación católica y comprometido desde siempre con las causas sociales. Su padre, empresario del textil, también fue poeta pero en la soledad. Tal vez de ahí le vino a Javier esta vocación, aunque, según José Gil Olmos, periodista de la revista Proceso, en algún momento de su juventud quiso ser sacerdote jesuita acabó optando por la poesía, porque “no pudo con el voto de obediencia papal”. Su gran espiritualidad unida a la lucha social le llevó a unirse a Sergio Méndez Arceo, conocido como “obispo rojo”, cercano a la teología de la liberación y “uno de los primeros en llevar la política a la iglesia,” según Rubén Flores, viejo amigo del obispo Méndez Arceo. Por ello, en los años ochenta empezó a formarse en las CEB (Comunidades Eclesiales de Base) que pretendían influir en la transformación social y democrática de México y Latinoamérica

En 1994, cuando se dio a conocer internacionalmente el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), Javier se unió a la propuesta de transformar al país mediante un diálogo nacional y viajó a Chiapas para defender los Acuerdos de San Andrés sobre los derechos de los pueblos indígenas.
Este fue seguramente, uno de los motivos por el que se confiaron en unir de inmediato a Sicilia, en su reclamo de justicia, los protagonistas de movimientos y acciones con los que se ha identificado.

En 2001 se unió al movimiento de defensa cultural y ecológica del Casino de la Selva, edificio de la capital de Morelos cuyos murales y restos arqueológicos fueron afectados por la construcción de un supermercado. Y es que Javier seguramente cree en lo que decía Albert Camus, de que en la labor del escritor, y en su caso de poeta, está el compromiso.

Durante más de 30 años, Sicilia ha escrito poesía, ensayo, y artículos en los que analiza la situación del país, las injusticias cometidas por sus gobernantes y ha defendido siempre la lucha de los ciudadanos y las comunidades de base. Continua siendo hasta hoy, colaborador de la revista semanal Proceso donde empezó a firmar sus textos con una coletilla final tomada de los discursos de Catón el antiguo romano, que terminaba sus discursos diciendo: “y además opino que hay que destruir Cartago”. Javier les dio forma de alegato por demandas sociales antiguas o vigentes en su hora.

Durante años fue: “Además, opino que hay que respetar los acuerdos de San Andrés.” Y a las reivindicaciones del cumplimiento de dichos acuerdos se le fueron sumando otras tantas que se llegaron a convertir en una extensa lista de la compra de demandas imposibles: “…liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) y hacer que Ulises Ruiz salga de Oaxaca”.

¿Cuáles de estas demandas se cumplieron? Seguramente, aludidos en esas líneas, los zapatistas se manifestaron día 7 de Mayo en San Cristóbal de las Casas, pero su demanda y la de Sicilia no se ha satisfecho: los acuerdos de San Andrés Larráinzar, que debieron ser la base para la reforma constitucional en materia indígena a la que se comprometió el presidente Fox en el primer momento de la alternancia, siguen sin cumplirse. El Casino de la Selva fue otro fracaso, sin desmerecer esfuerzos, una lucha que no llegó a buen puerto. Allí sigue el supermercado. Los crímenes de Juárez, sin resolver. Eso si, algunos de los presos de Atenco y de la APPO fueron liberados y muchos de los integrantes de esos movimientos estuvieron en la Marcha o en las marchas locales que se multiplicaron día 8 de Mayo.

Javier – al igual que muchos mexicanos – vivía una vida con demasiadas demandas sociales que tocaban flancos distintos de la política nacional, tal vez demasiado dispersas para convertirse en una sola y tomar coherencia. Se trataba, al fin, de una extensa lista de peticiones que parecían imposibles de acatar, pero que formaban parte de las reivindicaciones del Javier “luchador social”. Una lista de la compra de demandas que, a partir del asesinato de su hijo se convirtieron en una sola: “Estamos hasta la madre. No más Sangre, Fin a la violencia. ¡Alto a la Guerra!”

El asesinato de su hijo fue un punto de inflexión en la vida de Javier, un antes y un después que de repente convirtió una lista de la compra de demandas en una exigencia única, valga la redundancia, en la que todas las otras demandas de la sociedad mexicana, encontraron cobijo.

Quiero cambiar este país

Javier casi nunca viaja. Pero un día como hoy, hace ya casi dos meses, se despertó en Manila con la peor de las noticias: su hijo Juan Francisco, Juanelo, había sido asesinado de forma brutal junto con seis de sus amigos y vecinos. Esto ocurrió el pasado 27 de Marzo, pero por desgracia, episodios como este se han repetido miles de veces provocando el dolor y la indignación de muchas familias mexicanas durante años a causa de la guerra contra el narcotráfico.

En el año 2006, cuando Calderón ganó ilegalmente las elecciones, los mexicanos salieron a la calle y se manifestaron en contra de un gobierno que no habían elegido. Acto seguido, su primera y casi única política fue comenzar a usar el arma del miedo contra sus propios conciudadanos sacando el ejército a la calle para supuestamente proteger a la población. Empezaba la “Guerra contra el Narco” que hasta hoy ha provocado al menos 6.000 huérfanos de guerra y 40.000 muertos. Juanelo, uno de ellos.

Tenía 24 años y quería cambiar el mundo. Estaba harto de vivir en un país en guerra. Quería hacer algo. Jean Robert, amigo íntimo de Javier Sicilia nos confesó la desesperación de un padre que oye a su hijo hablar, lleno de energía y creatividad para acabar con la violencia en México. Él ya no puede cambiar las cosas, pero su padre asumió el compromiso social en momentos de emergencia nacional. Javier le dijo una frase conmovedora a Jean Robert: “Juanelo, tu me pusiste aquí, por algo lo hiciste¨.

Éste fue el punto de inflexión de las luchas de Javier. La muerte de su hijo es el motor que le da fuerzas para intentar que el pueblo mexicano se úna. En palabras suyas, espera “la resurrección de México con la sangre de su hijo”.

Jean Robert nos habla del Javier de ahora: “Yo creo que Javier descubrió, con sorpresa que él es una especie de animal político en el buen sentido de la palabra”. Hasta el periodista Enrique Krauze, de tendencia política opuesta a la de Javier, escribió en el editorial del periódico Siglo de Torreón el pasado domingo15 de Mayo que “Gandhi no podía haberlo hecho mejor, el texto y las acciones de Javier Sicilia¨ Y seguramente lo dice porque es consciente de que este momento puede ser clave. Le pide a Javier, en otras palabras, que haga durar este movimiento, manifiesta textualmente: “Sicilia, gran admirador de Gandhi, sí tiene la inspiración que se requiere para hacer que su movimiento dure”.

Javier es una muestra de la astucia política. Llevaba años sin ofender a nadie, afirma Sylvia Marcos, dialogando escuchando, aceptando que lo criticaran de la derecha y de la izquierda, sin enojarse. Forma parte de su personalidad, esto es lo que le dio todo este poder político y de liderazgo que tiene ahora. Sus amigos insten en que hay un Javier “de antes” y un Javier “de hace dos meses”. Cuando se ven en privado, sin micrófonos, sin prensa, se pone en los zapatos del Javier de antes, que ya no existe, y dice: “ay, lo que me cae encima… ¿Que voy a hacer?” pero cuando esta en la acción se embebe, se revela, se transforma, y esto le da fuerzas. En definitiva, es un hombre que la necesidad histórica puso en frente de una nueva modalidad de acción para la cual tiene inmensos talentos. Haz que esto dure.

Silvia insiste en que Javier ya tenía talentos políticos. “Conocíamos su don de gente, era muy diplomático, gran comunicador, y ahora es una personalidad nacional, pero no fue la flor de un día”.

Hay que decir también que, según nos cuentan sus amigos íntimos, encontró una compañera admirable: Isolda. Ella es arquitecta y poeta quien también perdió una hija. Los dos han perdido hijos. “Ella es co-artífice de esta transformación de Javier” dice Jean.

Asfixiaron al verso pero no callaron al poeta

Javier Sicilia es ahora un poeta al que le han asesinado un hijo, un poeta que dejó de escribir poesía porque le asfixiaron la palabra, igual que le desgarraron a su hijo los pulmones. Ya no escribe porque dice que el mundo no es digno de la palabra, porque el dolor esta en los corazones y en la vida cotidiana del pueblo mexicano.

Javier ha decidido convertir el llanto en acción y poner toda su indignación y dolor, al servicio de la exigencia para el cambio. El pueblo le sigue, comparte su lucha porque es la lucha de todo el pueblo mexicano que “está hasta la madre” de vivir bajo el yugo de la violencia y la guerra.

Su forma de hablar, de ser, de mirar, de escuchar con atención, nos deja entrever su espíritu en cada palabra que pronuncia, su preocupación por el otro. Aunque sepamos que el mundo está formado por los indignados y los indignos y que este es un mundo infame, personas como Javier nos hacen tener esperanza. No será fácil que nazca, pero hay otro mundo que puede nacer, y sus palabras dan alas a la esperanza y nos hacen pensar de nuevo, que, como dijo Eduardo Galeano desde la Plaza Catalunya de la ciudad de Barcelona, uno de los epicentros de la incipiente revolución de los indignados en España en contra de la violencia estructural del sistema que exigen una democracia real ya, “este mundo de mierda esta embarazado de otro que sólo si nos lo creemos, puede nacer”. Si Javier tiene tal fuerza, ¿porqué no debe tenerla el resto de la humanidad?

Tiene una gran responsabilidad, y lo sabe. Y también sabe que no está solo. Y esto le da fuerza. Cuando llega a casa puede abrazar a su compañera Isolda y preguntarse una y otra vez por qué se ha convertido en uno de los motores que motivan esta movilización. Pero ahora está al frente de un movimiento nacional de protesta que el domingo, 8 de Mayo se expresó con marchas simultáneas en 38 ciudades. Javier sintió el horror, vive el dolor. Pero es poeta y padre, y tiene una misión por cumplir.

La pieza clave para la unión

“El dolor el hundimiento de esta nación es tan grande que rebasa cualquier ideología. Nos unimos en lo humano, sumimos en la búsqueda de un suelo para que los problemas políticos puedan articularse, ser beneficiosos para la nación. Es una guerra contra los mexicanos, por eso estamos unidos todos”

Esta fue la respuesta que dio Javier al periodista Greg Berger el día 8 de Mayo en Cuernavaca, antes de la Marcha, cuando le pregunta sobre por qué están presentes en las marchas caras distintas, de diferentes ideologías, procedencias, culturas y clase social.

Y es que por primera vez en mucho tiempo, miles de personas ocupan las calles de México y se manifiestan de forma pacífica para pedir el fin de la guerra y la violencia en su país. ¿Por qué ahora? ¿Por qué así? Porque, como decíamos, finalmente hay una demanda común, que no entiende de clases sociales ni de etnias. La violencia no discrimina y nos afecta a todos.

Podemos ver a Javier como la pieza clave de un puzzle que pretende reconstruir el tejido social mexicano. Su discurso es inclusivo y ha logrado una cohesión inaudita: des del ELZN pasando empresarios y clase media, una cohesión clave para acabar con la guerra contra las drogas. La izquierda se identifica con él; es periodista, y el gremio se identifica con él; es poeta, y la gente de la cultura también se identifica con él. Es católico y los católicos se solidarizan con él, su hijo era de clase media y toda la clase media con o sin hijos, también ha salido a la calle.

Durante la rueda de prensa del pasado 19 de Mayo, Javier reiteró que “no lo esperaba pero lo agradezco profundamente. Pudimos abrazarnos y acompañarnos pudiendo nombrar nuestro dolor y pudimos empezar a exigirle al Estado una recomposición de la sociedad”. Javier no lo esperaba, no esperaba la unión de todas las clases, pero lo agradece día tras día. “Lo que no podemos perder de vista es la ética y las víctimas, no podemos perder de vista el corazón y hacer que el discurso ideológico y político se sobreponga a la dignidad humana”. Por este motivo exige también al gobierno que deje de lado esta “cifritis” en sus discursos y poner nombre y apellido a las víctimas de esta guerra. Una de las primeras acciones en este sentido fue colocar placas con los nombres de los muertos en las plazas públicas de las ciudades y pueblos “para rescatar el espíritu de cada uno de los muertos victimas de este Estado Podrido. Estas víctimas tienen nombre. No son cifras”

Según Javier, no importa la ideología, no importan las diferencias, “lo que nos une es el corazón para restablecer el sueño de esta nación. Pero en el fondo, todo depende de si seguimos amando la palabra poética oyendo el corazón, oyendo lo humano profundo, oyendo lo que es la vida y no las articulaciones ideológicas, evitando que se nos cuelen los intereses políticos, los intereses de partido, y manteniendo siempre el corazón y el ser humano como punto de referencia, sea de donde sea.”

Aprendemos de Javier que no podemos esperar que la transformación llegue del gobierno. No podemos esperar que la varita mágica gubernamental resuelva la cosas. En palabras suyas: “La transformación viene de la sociedad. Esta es la gran significación de este movimiento y de tantos otros que están teniendo lugar alrededor del mundo”. Después de Túnez, vino Egipto, ahora en Europa, en España, donde los protagonistas de la revolución son los que tienen dinero en el banco, pero están hartos de seguir viviendo bajo un concepto de estado obsoleto. Estamos indignados. Y sólo la creatividad, la constancia el amor y la poesía nos hará salir de esta espiral de violencia que azota al mundo en todas sus formas y contextos.

Puede ser que desde fuera se vea como una debilidad que el movimiento aglutine tanta gente de diferentes orígenes y tendencias. Se puede ver como difuso, como demasiado “de todo un poco”. Nadie dijo que fuera fácil romper barreras de clase o políticas. Va a costar mucho. Pero este aspecto acompaña a todas las luchas, es tal vez fruto de la desilusión generalizada en todo el país hija de la tendencia a desatar luchas excluyentes empeñadas en definir lo que no son.

Pero, insistimos, la violencia no entiende de clases. Aun así, sabemos que el movimiento que inspiró Javier Sicilia seria impensable que lo inspirara la muerte de un albañil con padres campesinos. Pero Javier fue maestro de mucha gente, animó a estudiantes y poetas, tenía redes infinitas en varias capas del tejido social mexicano que lo siguen, que se solidarizan con él.

Se trata de una unión inaudita, pero que sigue un modelo. Al Giordano, periodista de Narco News vio en la Marcha gran parte de lo que esperaban en el tiempo en que se erigió la Otra Campaña. Y es que sin duda, el EZLN está detrás como modelo a seguir pero “nadie ha tenido la capacidad de convocar este espectro social. Esta es la única lucha incluyente que he cubierto desde hace 14 años en México”.

Además opino que hay que respetar la dignidad humana

El poeta español Gabriel Celaya decía que la poesía es una arma cargada de futuro: “Cantemos como quien respira. Hablemos de lo que cada día nos ocupa. Nada de lo humano debe quedar fuera de nuestra obra. En el poema debe haber barro, con perdón de los poetas poetísimos”. Y es que si algo nos ha enseñado Javier es que la poesía no es un fin en sí. La poesía es un instrumento, entre otros, para respetar la dignidad humana y transformar el mundo.

Javier se convirtió en un poeta mutilado, y dejó por escrito que ya no escribiría más poesía después del brutal asesinato de su hijo hasta que vea la “resurrección de México”.Pero está haciendo la poesía, sin pluma, esta actuando. Y tal vez el poeta en este caso sea su hijo, Juanelo, que le dicta los versos a su padre para que los convierta en acción para el cambio que él siempre anheló.

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