English | Español | August 15, 2018 | Issue #67 | |||
Javier Sicilia escribe los primeros nombres en el "Muro de Vietnam" de la Guerra contra las drogasLa acción dilema del martes es un preparativo para el gran anuncio del miércolesPor Al Giordano
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Haré esto rápido porque las noticias deben continuar siendo reportadas esta noche en Cuernavaca, Morelos, en donde la resistencia nacional a la “guerra contra las drogas” nació la semana pasada y continúa desarrollándose hasta su destino.
Esta tarde en el plantón en contra de la violencia nacional, que tiene lugar en el zócalo de Cuernavaca, Javier Sicilia llegó como a las 5 p.m., y fue recibido con abrazos cálidos por la gente local, además de recibir conmovedores abrazos con lágrimas de familiares de otros mártires de la guerra contra las drogas que vinieron desde el estado fronterizo de Chihuahua: Julián LeBaron, hermano del difunto líder mormón Benjamín LeBaron, organizador en contra de secuestros que fuera asesinado en el pueblo de Galeano en 2009, y Olga Reyes, de una familia chihuahuense que ha perdido a múltiples miembros asesinados luego de que se levantaran en contra de la violencia de la guerra contra las drogas.
Junto con el defensor de derechos humanos y cura católico Miguel Concha, los tres familiares de los mártires de la guerra contra las drogas llevaron a cabo una conferencia de prensa para cerca de una decena de reporteros y camarógrafos locales, nacionales e internacionales, a los que Sicilia dijo que él y sus vecinos moreteases colgarán placas en la sede del gobernandor con los nombres de los 95 habitante muertos por la violencia relacionada con la prohibición desde el 1 de enero de este año. También leyeron en voz alta cada nombre; 95 vidas humanas en 100 días, cada una de esas vidas en sólo uno de los estados menos poblados del país. Los familiares de varios estuvieron ahí, parados y en silencio, aliviados, sorprendidos, orgullosos de algo que el régimen les prometió no se les permitiría sucedió hoy: una memoria digna de su caída.
Muchos – su reportero incluido – pensaron que la declaración de Javier simplemente significaba que colgarían banderas de las paredes de la sede del gobierno estatal, pero la trama pronto se expandiría cuando él y otros sacaron un taladro y comenzaron a perforar placas de metal, la primera con el nombre de Juan Francisco Sicilia Ortega (1987-2011) en la pared gris del poder Estatal, bajo el resplandor de las luces de las cadenas de televisión (incluyendo las de NNTV).
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Los colegas me vieron con curiosidad, y no hubo tiempo para contarles la historia de Ivan Marovic cuando él y otros compinches hicieron que el régimen serbio arrestara un barril de madera, así que solo dije: “El gobernador está en un dilema con ninguna opción buena. Puede dejar las placas, a las que muy pronto se unirán cientos de placas con todas las familias que en estos cinco años han perdido miembros por la guerra de Calderón, cubriendo el palacio entero! O el gobernador puede provocar una revuelta aún más intensa al enviar a la policía al muro de Vietnam de la guerra contra las drogas. Pierde de cualquier manera.”
Hoy Javier Sicilia llamó a ciudadanos de todo México a erigir placas en cada salón municipal y estatal de gobierno de cada pueblo y plaza, para que los 40,000 muertos de la guerra de Calderón no sean olvidados. “Debemos devolverles su nombre, su historia, y también sus familias que han sido criminalizadas. En cada zócalo, pongan sus nombres, pongan una placa, para que sus muertes nunca se repitan.”
Y así es como fue hoy en Cuernavaca: llena del sentido de que todo puede hacerse y todo es posible.
Hoy fue el calentamiento para mañana: la tarde del miércoles, a las 6 p.m., la fecha límite que Javier dio a los procuradores estatales para resolver el caso del asesinato de su hijo y seis de sus amigos. Ha llamado a la sociedad civil – que alcanzó un número de 50,000 personas el miércoles pasado aquí – al zócalo de la ciudad en donde anunciará los próximos pasos en esta incipiente pero arrolladora campaña para terminar con la guerra contra las drogas en México.
Fuentes nos han dicho algo de lo que pasará, y algunos de los que estarán aquí, incluyendo algunos compañeros reconocidos, pero cada uno de ellos no quiere divulgarlo. Basta con decir que no nos moveremos hasta que suceda. Y pasado mañana, parece que nos moveremos más rápido en este trabajo de documentar fría y racionalmente la historia en proceso. Auténticos: manos a la obra.
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