English | Español | August 15, 2018 | Issue #64 | |||||
Mario Menéndez revela apasionadamente su auténtica historia de vidaConozcan al periodista y Director General de Por Esto!—un hombre cuya historia de vida ha sido testigo de tumultos políticos, censura gubernamental y la lucha constante por permanecer AuténticoPor Mariana Simoes
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El periodista veterano, Mario Menéndez otorgó una entrevista de cuatro horas al director general de Narco News, Al Giordano, en la bodega-estacionamiento del diario Por Esto! en Mérida, Yucatán, el 5 de febrero. D.R. 2010 Noah Friedman-Rudovsky |
A pesar de su disculpa por el lugar donde se efectuó el encuentro, el estacionamiento se convirtió en el telón de fondo perfecto para abrazar la autenticidad del trabajo periodístico de Menéndez.
Giordano tomó de Mario el término periodismo auténtico. Menéndez cree que para que los periodistas escriban auténticamente estos deben reportar desde las calles y dentro de los hogares de la gente cuyas historias están contando. Los periodistas auténticos deambulan por las bodegas de las historias que cuentan y se adentran en los cuartos interiores donde los trabajadores de las corporaciones se sientan para fumar un cigarrillo durante su tiempo de descanso. Es ahí donde se encuentra el verdadero contenido periodístico.
“Yo personalmente estoy del lado del pueblo”, dijo Menéndez.
Mario Menéndez nació dentro del mundo del periodismo. Su abuelo era propietario de un diario prominente en México: el Diario de Yucatán. En 1958, cuando Menéndez tenía veinte años de edad, regresó a México luego de haber estudiado fuera. Después de su retorno, su padre le negó una posición ejecutiva dentro del periódico de la familia. Fue el 1 de septiembre cuando su padre le dijo que a pesar de regresar con un sinnúmero de títulos “tenía que aprender de la Universidad de la Vida.”
Fue por esto por lo que en 1960 Menéndez comenzó a involucrarse con el negocio de la familia, pero no en las oficinas desde donde su abuelo y padre administraban el periódico, sino desde las imprentas. Ahí aprendió sobre el proceso de impresión y pasó sus horas de descanso jugando vencidas con los trabajadores en las bodegas y en los cuartos interiores del Diario de Yucatán.
Mario Menéndez le da la bienvenida a las instalaciones del diario Por Esto! al líder de los derechos civiles de los Estados Unidos, James Lawson, estratega durante los años 50 y 60 de Martin Luther King Jr. D.R. 2010 Noah Friedman-Rudovsky |
Era probable que un hombre cuya familia estuviera involucrada en el periodismo adoptara una carrera dentro de él, pero su acercamiento en cómo salir a reportar fue producto tanto del periódo en el que vivió como por su elección de adentrarse en el tumulto político de los años 60.
“Soy un periodista. Busco la verdad y a través de la práctica busco si esta es la realidad. Si la es, entonces la publico”, dice Menéndez.
Cuando el movimiento comunista insurgente guatemalteco se convirtió en una guerrilla en 1960, Menéndez dejó México para reportar la historia. En Guatemala, Menéndez se registró en un hotel donde otros periodistas estaban hospedados, ahí supo que le habían dejado un mensaje: “ahora has conocido una parte de Guatemala, si quieres conocer la otra parte te vemos en el hotel mañana a las siete.” Menéndez descubrió luego que los demás periodistas recibieron la misma propuesta. Pero al día siguiente Menéndez fue el único que estuvo en el hotel.
Como prometido, a las siete, Menéndez conoció la otra Guatemala cuando un grupo de guerrilleros lo llevaron a que visitara la Sierra de la Mina, situada en el sureste del país. Ahí, conoció a Luis Augusto Turcios Lima, el líder guerrillero. Menéndez reportó sobre sus experiencias en las selvas del noroeste de Guatemala, donde continuó viajando con fuerzas guerrilleras. Por primera vez, la autenticidad de sus artículos fue cuestionada cuando otros medios de comunicación dijeron que en realidad no había viajado con los grupos guerrilleros. Sin embargo, él fue el único periodista que aceptó la invitación a involucrarse físicamente con la historia. Menéndez regresó a la selva para tomarle fotos a los guerrilleros y así probar el punto de que “el periodista debe estar obligado a llevar la misma vida de la gente sobre la que reporta.”
Menéndez es un firme creyente de que los periodistas deben llevar la vida de la gente sobre que reporta. Sin embargo, no siempre practicó este valor. Hoy día recuerda que cuando era joven, cometió el error de escribir una historia sobre Cuba en 1959 sin haber viajado a la isla, justo al comienzo del gobierno revolucionario. Pero luego de recibir un mensaje de Ernesto Guevara y de haberse dado cuenta de ese error, su búsqueda por enmendarlo lo llevó al corazón de muchas de las historias que escribió, preparando el camino para la construcción de su carácter.
Notando que Menéndez no tenía un entendimiento concreto sobre la situación real de Cuba, Guevara lo invitó a viajar a la isla y a investigar sobre el país, para que luego escribiera lo que quisiera. En ese momento, Menéndez no pudo ir, y continuó reportando, pero sabiendo que le debía a Guevara el enmendar su error.
La becaria de la Escuela de Periodismo Auténtico 2010 Noha Atef, de Egipto, saluda a Mario Menéndez. Al fondo: las periodistas Jill Freidberg y Quetzal Belmont. D.R. 2010 Noah Friedman-Rudovsky |
Menéndez dijo que esa noche, en el cuarto del hotel de La Habana hacía mucho calor. Durante todo el día, el sol había pegado fuertemente contra las paredes de concreto del edificio. Menéndez se quitó primero la camisa, sacó las sábanas al balcón donde estaba la hielera, e hizo ahí su cama para esa noche. A las cuatro de la mañana fue despertado. Las luces estaban apagadas, y Menéndez estaba en ropa interior cuando alguien le tocó el hombro.
“Fue ahí cuando vi la barba”, recordó Menéndez. “Fue caundo supe que se trataba de Fidel.” Luego de examinar la cama que Menéndez había hecho en el balcón, el comandante bromeó: “Veo que has aprendido las costumbres de los guerrilleros de Guatemala.”
Menéndez hizo más que adoptar las costumbres de los guerrilleros. Adoptó también el instinto familiar del negocio. En 1966 decidió que era tiempo para la creación de un nuevo medio de comunicación en México, así que comenzó a publicar una revista semanal con algunos de sus familiares, llamándola “Por Qué?”. La revista junto fuerzas con el movimiento estudiantil de ese momento y la revista publicó la información que los estudiantes reportaban para ella.
Tiempo después, el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas de la Ciudad de México, tropas militares y policiacas dispararon a la multitud desarmada, matando a cientos de jóvenes. Por Qué? fue el único medio que publicó ese año lo acontecido y las fotografías de la masacre estudiantil.
Fuentes gubernamentales habían reportado oficialmente la muerte de cuatro personas y veinte heridos, a pesar de qeu los testigos vieron cientos de cuerpos que eran sacados de la plaza.
“Luis Echeverría Álvarez, entonces Secretario de Gobernación, había comprado a toda la prensa”, explicó Menéndez, quien también es llamado Don Mario por aquellos que lo admiran. Era como si las historias publicadas en Por Qué? y los editores de los diarios, hubieran sido simplemente “borrados”.
La revista Por Que? de Menéndez en la Ciudad de México fue la única publicación del país que reportó sobre la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968. D.R. Por Esto! |
La revista continuó en circulación hasta que el gobierno arrestó a Menéndez y voló sus oficinas. Luego se exilio en Cuba y el gobierno mexicano le quitó su pasaporte. El periodista auténtico terminó viviendo en Cuba por casi una década, obteniendo documentos del gobierno cubano que le permitieron viajar por el mundo. Ese mismo hombre fue a reportar sobre la otra cara de la Guerra Fría, desde El Salvador hasta Vietnam.
De regreso en México, a principios de los años 80 el gobierno estaba bajo la presión de admitir de vuelta a Menéndez. El presidente José López Portillo decidió negociar los términos de su regreso en persona. Dijo a Menéndez que podía regresar a México con la condición de que no publicara más su revista “Por Que?” o que abriera una nueva publicación con el mismo nombre. La existencia de “Por Qué?” debía ser borrada de la historia del país. Menéndez aceptó y regresó con la creación de un periódico.
El diario se llamó “Por Esto!”. Nombre que no le agradó al presidente. López Portillo, quien pensó que se estaba burlando de él, le exigió a Menéndez una explicación sobre ese nombre.
Sentado en la bodega, vestido de blanco de pies a cabeza, Menéndez interrumpió su historia y se disculpó ante profesores y estudiantes de la Escuela de Periodismo Auténtico por lo que estaba por hacer.
Menéndez explicó que el presidente López Portillo estaba muy enojado porque un jóven como Menéndez se las había arreglado para burlase de alguien con su autoridad. Menéndez recreó la reacción que López Portillo tuvo sobre el nombre del periódico cuando recordó la respuesta que le dio al presidente. Menéndez se levantó, señalo su entrepierna y gritó orgullosamente: ¡Por Esto! Una vez que reveló este ademán fue obvio que las experiencias de vida de Menéndez le habían otorgado la habilidad de crecer de lo bueno, confrontar a lo malo y reir de lo feo. Su imitación de la reacción de Portillo provocó intensa risa de los ahí reunidos.
En la bodega de Por Esto!, Menéndez reportó sobre su vida ante la Escuela de Periodismo Auténtico de la misma manera en que lo había hecho innumerables ocasiones durante su carrera—apasionadamente. La reportó detrás de escena, donde se reúne la gente común que lucha, y donde se ocultan las historias reales.
“Yo pregunto: ¿Que piensan las madres y los padres de los jóvenes asesinados en Ciudad Juárez? ¿Que es lo que el campesino de Chiapas quiere?”, Menéndez preguntó, refiriéndose a la violencia en distintas regiones del país. “Cada persona debe responderse a sí misma esas preguntas. Como periodista es mi responsabilidad defender a esa gente que lo ha perdido todo.”
Mario Menéndez aboga apasionadamente por la responsabilidad que los reporteros deben tener cuando escriben lo que ven. La definción de autenticidad de Menéndez no es medida de acuerdo a la personalidad de cada uno, sino que está arraigada en la habilidad de la persona para concordar con sus valores. “Hoy traté de explicar que la lucha por ser auténtico es difícil”, dijo a los estudiantes.
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