English | Español | August 15, 2018 | Issue #63 | ||
Por la reconstitución de los movimientos de abajo: Autonomía e IndependenciaUna reflexión a casi diez años de la Guerra del AguaPor Oscar Olivera
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Oscar Olivera a la Escuela de Periodismo Auténtico de 2004, Cochabamba, Bolivia. |
El legado mayor que podríamos haber dado de manera, muy humilde y generosa a los hombres y mujeres del planeta tierra cuando hicimos la denominada “Guerra del Agua” en Cochabamba, fue el de inspirar, con nuestra acción. Un poco de inspiración y esperanza queda aún en nosotros y nosotras mismas después de casi diez años de esa digna lucha.
Sobre nuestros bienes comunes y los recursos naturales.
Hoy después de estos DIEZ años, existe una diferente coyuntura. Desde abajo se siente una mezcla de insatisfacción, tristeza y bronca. La demanda fundamental de re-apropiación de los bienes comunes y recursos naturales como el gas, el petróleo, los minerales, el agua, en lo elemental, aÚn no se ha cumplido y todavía se siguen explotado y usufructuado por los intereses transnacionales y gestionado desde el Estado de una manera privada, partidaria, ineficiente y en varios casos corrupta, como lo ocurrido con la empresa petrolera, porque las estructuras estatales no han cambiado y en muchos casos las personas que manejan estas empresas tampoco.
Sobre la Asamblea Constituyente y la nueva Institucionalidad
Otra de las trabas fue, y es, el desmantelamiento de la vieja insitucionalidad corrupta y cerrada a la gente para la construcción de nuevos espacios que permitan formas de convivencia entre los seres humanos basadas en la solidaridad, reciprocidad, respeto, transparencia y fraternidad, auto gobernación y re-establecimiento del equilibrio armonioso que debe existir con la Madre Tierra. Esta nueva institucionalidad, está muy lejos de ser realidad. La Asamblea Constituyente, que nació muerta, porque la parieron los partidos políticos y no la gente sencilla y trabajadora, entregó a los partidos la tarea de construir esta nueva estructura. Esta es una contradicción porque luchamos por una Asamblea Constituyente frente al fracaso de los partidos políticos de ser los intermediarios entre la ciudadanía y el gobierno.
Lejos, pues, estamos de una real participación, fiscalización, control social y toma de decisiones como lo hicimos el 2000, el 2003 evitando la privatización del agua, la venta de nuestro gas y expulsando a un mal gobierno entreguista y criminal y pudimos cuando imponer la agenda que contemplaba un poder desde abajo, que, reiteramos, logró expulsar a transnacionales y gobernantes.
El movimiento Social
Muy poco ha quedado del movimiento social boliviano vigoroso, autónomo y horizontal. El movimiento que vino del campo y logro unir a este con la ciudad, ha sido cooptado.
Importantes referentes sociales se han convertido en funcionarios estatales o se han convertido en operadores políticos quitándole la autonomía e independencia al movimiento, cualidades que desde el año 2000 fueron fundamentales para motorizar y acelerar estos procesos de cambio.
Hoy estamos haciendo los esfuerzos para re-constituir el movimiento desde las ciudades, los barrios peri-urbanos, los comités de agua, los obreros y obreras de las fábricas, la gente sin vivienda, todos aquellos y aquellas que, hasta ahora, nos han ignorado porque no nos hemos subordinado ni doblegado a la lucha autónoma y a la dignidad, contra la ineficiencia, la corrupción, ceguera, sordera, menosprecio que aún persiste en varios niveles estatales.
La Coordinadora Nacional por la Defensa del Agua, del Medio Ambiente, los Servicios Básicos y la Vida se está convirtiendo en el embrión de un proceso organizativo que será largo y trabajoso.
El Agua
Esta re-articulación surge ante la actitud, por parte del gobierno, de poner la agenda del agua en un tercer lugar; donde el Estado no cuenta con un presupuesto y depende en un enorme porcentaje de la “cooperación” internacional para dar solución a la multiplicidad de la problemática del agua en todos sus ámbitos. Contamos con un Ministerio del Agua que hasta hoy no ha logrado responder a las expectativas de ser una instancia de participación y decisión de las políticas de agua como habíamos planteado en un principio. El agua y las necesidades y padecimientos de la gente, son todavia un vínculo de cooptación y subordinación a procesos electorales o de otra índole, desde el aparato estatal.
En Cochabamba, el tema del Agua se pone muy preocupante, debido a la migración de mucha gente a las zonas peri-urbanas y agrícolas, que están poniendo en riesgo la posibilidad de que los servicios básicos lleguen a estos asentamientos en su mayoría producto del accionar de mercaderes del suelo y la tierra que están destruyendo extensas zonas donde antes se producían alimentos y que están poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de toda la población.
Sumado a esto la falta crónica de agua, el cambio climático, la contaminación de las fuentes de agua subterráneas y superficiales, producto de políticas irracionales en el tratamiento de residuos sólidos, evacuación de sustancias venenosas de la actividad industrial, el riego, por la falta de agua, con aguas contaminadas, esta “urbanización” de la modernidad y el consumo, que desde mi perspectiva, está poniendo en serio riesgo la existencia misma de la región y el territorio.
Hoy nos encontramos en medio de una lucha por la visibilización de estos problemas que son la vida cotidiana de la gente, la lucha es dura, pero firme y digna.
Como el Agua, Transparentes, Alegres y en Movimiento
Frente a esta realidad surge el encuentro con diferentes movimientos y luchas por el agua, en Bolivia y en varias partes del mundo.
Las luchas de las comunidades de San Cristóbal en Potosí-Bolivia (la mina de plata más grande del mundo operada por la japonesa Sumitomo); la de los pobladores aledaños al río Silala en la frontera con Chile, también en Potosí; los pescadores del Lago Titicaca, (el más alto del mundo) en contra de la contaminación; las comunidades del oriente de Bolivia en contra de las actividades petroleras que están destruyendo la Amazonia y su tenaz oposición a la construcción de las represas por parte de los gobiernos de Brasil y Bolivia, dentro de los planes de la iniciativa iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA); las empresas de agua que junto a puñados de obreros jóvenes luchan por convertirlas en transparentes, eficientes, justas y participativas; la gente de ASICASUR en Cochabamba que durante años lleva batallando por agua y demostrando la viabilidad de gestionar de manera autónoma y participativa la distribución de agua; son sólo algunos de los ejemplos más dignos donde hombres, mujeres, niños y ancianos se han dado a la tarea de gestionar el agua y la vida.
La lucha de las comunidades en México contra la construcción de represas como la de Arcediano y la contaminación de los ríos; los acueductos en toda Colombia que están construyendo alternativas; los padecimientos de los pobladores del Río Magdalena y su lucha frontal contra la contaminación y las plantaciones de palma africana; las y los mapuches en la Argentina; los pobladores de las cordilleras en la frontera argentino-chilena que luchan diariamente contra la explotación de minerales que harán desaparecer sus nevados; la digna lucha de los hermanos y hermanas del Uruguay que de manera generosa están articulando procesos de intercambio de saberes entre empresas y movimientos del agua; los compañeros del Ecuador en contra de leyes que privatizan el agua, pese a contar con un gobierno “progresista;” las mesas técnicas del agua de los barrios venezolanos; la actitud fiscalizadora y lucha de la gente de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina por evitar que el Acuífero Guaraní se convierta en un gran negocio para el Banco Mundial y las transnacionales; los trabajadores y trabajadoras del Perú defendiendo el agua como bien público; los barrios y comunidades en los Estados Unidos que están luchando contra las corporaciones que quieren embotellar su agua; la gente del Canadá en su lucha contra la exportación de sus aguas y la destrucción de sus nieves, son una muestra clara de que nuestros pueblos están siempre en MOVIMIENTO y TRANASPARENTES. Esta es una lucha por la vida y pese a todas las dificultades es una lucha que la hacemos con alegría. Alegres porque estamos construyendo un mundo y una sociedad donde la alegría será la que conduzca nuestras relaciones, nuestra cotidianidad, nuestra relación con la naturaleza, con la Pachamama, con la Madre Tierra, con el Territorio.
Podrán privatizar todo, menos nuestros sueños, mientras sigamos vivos luchemos por nuestros sueños.
Cochabamba, primavera(en el Sur) del 2009
Este texto es una traducción del nuevo prólogo del libro “Nosotros Somos la Coordinadora” (Edición en italiano) de Oscar Olivera, líder sindical boliviano, organizador y profesor de la Escuela de Periodismo Auténtico de Narco News.