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Llevando a Washington: el Periodismo y la Resistencia Civil


Por Al Giordano
Especial para The Narco News Bulletin

24 de septiembre 2009

Cuando en un día no muy lejano al nuestro nos pregunten, “Abuelo, ¿Que era un periódico?” Los llevaremos a un edificio en Washington DC llamado The Newseum, a lo largo del National Mall, y a través del Instituto Smithsoniano, para que rememoren así los tiempos pasados, cuando el día de la mayoría de los ciudadanos iniciaba con un café y con algo alguna vez llamado periódico.

Nos limpiaremos una lágrima de los ojos y explicaremos, “Esto fue una primera plana, Sonny… Y esto un puesto de periódicos, Missy… Y Buster, ¡esa estatua representa a un niño voceador!” Y nuestros nietos nos pondrán los abrigos y dirán cosas como: “ Abuela, ¿cuándo vamos a ver los huesos de los dinosaurios reales, los que están del otro lado del Mall?”

O tal vez todavía haya periódicos para entonces. Pero eso solo puede suceder si el público comienza a ver, como alguna vez lo hizo, que el periodismo sirve a sus intereses y no a los de algún otro. Hasta que los periódicos y otros medios de comunicación dejen de ser tan malditos mercenarios y se dirijan a la gente, serán el mamut lanudo de nuestra era, agitándose en un pozo de brea.

Así como la ofensiva comenzó ayer en las Naciones Unidas para extinguir lo que debe ser extinguido—tales como los golpes de Estado como el que se está intentando en Honduras—y lo que debe estar vivo—tales como la democracia auténtica como la que surgió de la resistencia civil en Honduras—vivo, una iniciativa similar se está lanzando desde algún lugar de una país llamado América. Estamos hablando de nuestra sesión internacional en enseñanza del periodismo auténtico, que dará un salto evolutivo en febrero de 2010 en la península de Yucatán, México, con la Escuela de Periodismo Auténtico (Si desea una solicitud para ser parte de ella, envíe un correo a sol@narconews.com).

Durante todo el verano en que desde Honduras reportamos sobre el movimiento vibrante e histórico, los diarios continuaban imprimiendo, una y otra vez, titulares en los que instaban a los lectores a no preocuparse por las sanciones internacionales en contra del régimen golpista. Recordaban, una y otra vez, que la Naciones Unidas continuarían financiando la farsa de sus “elecciones” planeadas para el 29 de noviembre. Un sinnúmero de veces repitieron esto, usualmente haciéndolo en titulares gigantes de la primera plana.

Pero en este día, 23 de septiembre, algo histórico sucedió. El presidente brasileño, Lula da Silva—cuya embajada en Tegucigalpa ha estado los últimos días bajo ataque de la Policía Nacional y de los militares del régimen usurpador, con intentos como cortar el agua corriente y la electricidad, bloquear el paso de comida y medicinas, y la utilización de un “aparato sonar un poco raro” que causa angustia física y mental para el presidente legítimo de Honduras y su legítimo gobierno, acurrucados en el interior—acudió a la sede de las Naciones Unidas en Nueva York y pidió una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad para defender su territorio soberano.

Unas horas más tarde, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon, anunció que las Naciones Unidas suspendieron la ayuda para la farsa electoral en Honduras, debido a que no son, cito, “creíbles.”

Si éste desarrollo lo sorprende, querido lector, puede ser tal vez porque es dependiente de los medios de comunicación comerciales—u otro tipo de mercenarios—para obtener información sobre la crisis hondureña, que resultó, asimismo, no “creíble”.

Tal vez haya escuchado afirmaciones confusas como que, “el golpe no es un golpe,” o que, “los derechos constitucionales deben ser suspendidos para salvar la Constitución,” o, “un barrio que se organiza para defenderse de la invasión militar no es el pueblo organizado, sino un ‘disturbio,’” o, “lo que pasa en Honduras es realmente acerca de Washington,” o “la guerra es la paz” u otro tipo de sandeces.

Obviamente si usted ha estado siguiendo estas páguinas durante el verano sabrá más que eso. Usted tendrá una mejor comprensión de la historia real, debido a que los periodistas auténticos salieron, escucharon, observaron y tomaron notas de lo que sucede al interior de estas cosas. Y no solamente se lo platicaron. Ellos mostraron lo que estaba pasando allá abajo, mientras la mayoría de los demás trataron de mantener su atención puesta en el circo del poder de arriba.

Si usted apoyó ese periodismo auténtico, debe sentirse orgulloso de formar parte de el. (Y puede sentirse más orgulloso aún, de que puede clonar, duplicar, reproducir y cultivar nuevas semillas con su apoyo constante.)

Y así como algunas personas de algún país llamado América tienen que ir a Nueva York ahora para aclarar las cosas, y así cambiar las cosas de nuevo para que la historia tomé el rumbo correcto otra vez. Estaremos en Washington el 15 de octubre con una tarea igual de ambiciosa: para mostrar (no solo contar) que el periodismo no ha muerto todavía. Solamente se está agitando en el pozo de brea, sus huesos apenas están audicionando para la exhibición futura del Smithsoniano, y necesita más que una mano, más bien, el duro trabajo de muchas manos organizadas, para tener alguna esperanza de sobrevivir.

(Si es difícil poder leer el cartel de arriba, aquí una versión corta: el Dr. Howard Barrell y yo, disertaremos sobre la cobertura mediática reciente de los movimientos de resistencia civil desde Honduras hasta Irán. Ésto será el 15 de octubre, desde el mediodía hasta las 2 p.m., en el mismo edificio del Newseum, puede solicitar una invitación enviando un correo a heidid@nonviolent-conflict.org).

El futuro del periodismo—si es que tiene—es el de la resistencia civil.

¿No sería este el lugar y tiempo adecuado para intentar entender realmente lo que la resistencia civil es, ya que, si es usted periodista, su supervivencia depende de ello?

Compañero y compañera periodista: Si desea que nuestro arte pueda sobrevivir, si quiere que sus hijos y nietos respeten lo que hizo en esta vocación, o quizá continúen con ella, es mejor aprender a mirar abajo y entender como funciona realmente la resistencia civil. Porque si no te das cuenta de la importancia que tiene el saber escuchar, de la gran importancia de la planificación estratégica, de la necesidad del apoyo público y la participación, y como se construyen estas cosas, se organizan y se mantienen colectivamente, el pozo de brea que actualmente se encuentra a la altura de tu cuello y del de tu industria, pronto te consumirá y también a ella.

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