English | Español | August 15, 2018 | Issue #40 | ||||||||
La nueva política de Marcos se acerca al estado más nuevo: Quintana Roo“Donde la explotación existe, donde la humillación existe, donde la discriminación existe, ahí encontrarán también a un zapatista”Por Al Giordano
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Del video noticiero: El Delegago Zero se acerca a Quintana Roo |
Aquí Marcos verá todo: enormes complejos turísticos junto a empobrecidas comunidades agricultoras y pescadoras, elegantes condominios, pelotas de golf que cruzan sobre casas de ladrillo y cabañas. Trabajadores migrantes y parientes recién llegados junto a campesinos indígenas maya. Ambiciosos empresarios en disputa con migrantes sin tierra que han tenido que invadir terrenos no usados para construir ahí sus hogares, belleza natural junto a destrucción ambiental y personas en franca lucha para preservar la tierra y la playa. Personas sencillas y humildes que luchan se pueden encontrar en todo México, pero esta es una provincia en la que su número crece diariamente.
Durante los cuatro dias de visita del Delegado Zero –el siguiente sábado, domingo, lunes y martes, comenzando en Chetumal- los agricultores indígenas mayas de Nicolás Bravo y otras zonas se presentarán junto a los líderes cañeros ante él para unir fuerzas con la Otra Campaña zapatista. Trabajadores de la Colonia Colosio en la Riviera Maya le pedirán ayuda en su búsqueda de proteger la tierra de una propuesta de gobierno para dezplazarlos y contruir para acaudalados empresarios. Jóvenes de Cancún le expondran sus problemas –desde la presiones económicas hasta la represión política- y ofreceran su apoyo para construir una nueva forma de tomar acción política en lo que los zapatistas proponen como una campaña nacional anticapitalista “desde abajo a la izquierda”. Aunque eventualmente se presenten uno o mas turistas internacionales para poder tomar una instantanea del enmascarado subcomandante y las personas con quien suele estar: “Vivir,
delay-gay-to Zee-roh”.
Y aunque ciertamente haya “escenas” que ver a lo largo de la ruta, éste en sí no es un Spring Break.
La realidad de la costa de Quintana Roo invoca las aridas historias contenidas en las novelas de John Steinbeck, como Las uvas de la ira o En pelea dudosa, sobre la lucha de refugiados desplazados que migran a la tierra prometida en la costa y que deberán aprender a organizarse como trabajadores para defenderse del abuso y la injusticia. Aunque Marcos tendrá que esperar hasta el mes de junio para tener estas mucho muy anunciadas juntas en las ciudades fronterizas de Ciudad Juárez y Tijuana con migrantes mexicanos que viven en los Estados Unidos, es aquí en Quintan Roo donde dará un primer vistazo (y escuchará por primera vez también) al fenómeno del éxodo mexicano.
“La verdad es que en mi comunidad el salario es muy bajo, es por eso que tenemos que venir aquí”, es lo que explicó un trabajador migrante de Chiapas al Otro Periodismo durante su día libre en la playa de Playa del Carmen el pasado domingo. “Soy un trabajador de la construcción. Aquí hay algunas organizaciones pero como no somos de aquí eso no significa nada para nosotros. El jefe nos paga, sin seguro social, lo que sea su voluntad pagarnos. Trabajamos de lunes a sábado señor. Hoy es mi día de descanso. Pero algunas veces las autoridades no toman esto en cuenta. Para nosotros no hay autoridad aquí. No tenemos nada. Señor, lo hago por necesidad, porque tengo una familia. Hago lo que el jefe me pide”.
Y lo que el jefe le pide hacer es construir: el paraíso vacacional se extiende dos kilómetros al sur de Cancún en lo que los promotores llaman “La Riviera Maya”, una costa dotada de complejos todo-incluido, nuevos hoteles, parques temáticos y otras atracciones turísticas.
“Mucha gente de Cancún está ahora trabajando en la Riviera mientras los desarrollos toman tierras de los indígenas para construir hoteles”, comenta Mauricio Ocampo Ocampo de la coalición pro zapatista en Cancún. “Este es un punto estratégico del capital para tener fábricas, trabajo, agua y recursos naturales, así como para buscar patentes de las plantas medicinales y con el conocimiento local, el cual es muy rico”.
“Los trabajadores de la construcción vienen de Campeche, Veracruz, pero básicamente de Chiapas. Los campamentos de trabajadores constan de casas hechas de cartón sin servicios sanitarios. Los trabajadores duermen en hamacas. Son contratados en Chiapas. Sólo vienen a la ciudad los sábados a comprar sus cosas, enviar dinero a su familia y disfrutar la vida un poco. La policia se aprovecha de ellos , si los encuentra un poco tomados les quita el dinero que han venido a enviar a sus familias”.
Una joven trabajadora de la colonia Colosio en Playa del Carmen comenta a los corresponsales: “Hay muchos turistas que vienen aquí, los spring-breakers. Ellos pueden hacer lo que quieran, como romper ventanas, y nadie hace nada. Vienen, pagan y la policía los protege. Sin embargo todos los que vivimos aquí seríamos llevados a la cárcel por cualquier pequeñez. Los que vivimos aquí no tenemos derechos, como los jóvenes o los trabajadores”.
“Esto le paso a mi propio hijo”, comenta otra mujer de la colonia Colosio –donde la mitad de los residentes de Playa del Carmen viven ahora- “Sí los chicos estan tomando una cerveza entonces son arrestados. Si son peligrosos no los enfrentan. Pero si ven a un pobre hombre tomado, harán que les de dinero; si no tiene se lo llevarán a la cárcel. Pero si es un turista ebrio lo ven de otra forma porque es quien trae los dólares”.
Pero el Delegado Zero busca encontrar que en medio de todo el caos, el ajetreo y el movimiento de cambio que sacude a esta entidad, hay tierra fértil, apta para su misión. En contraste, dice, con el estancamiento social y político de Mérida, capital de Yucatán, con sus castas divinas, oligarcas aspirantes, “dones” católicos, divisiones políticas que se remontan años atrás y los muchos obstáculos para construir un movimiento unificado (ver “Yucatán aguarda la llegada del Subcomandante Marcos”, Narco News, enero 10, 2006), Quintana Roo es un estado en movimiento, todo menos estático, con una gran dosis de conciencia política en su población, similar a la de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos o en la ciudad de México, o la de cualquier migrante en cualquier parte del mundo.
El boom de construir a lo largo de la Riviera Maya comenzó con la reconstrucción del desastre causado por el huracán Gilberto en 1998, que hasta antes de que Vilma llegara el pasado octubre había sido el más fuerte en golpear el Atlántico. Especuladores y desarrolladores tomaron ventaja del desplazamiento ocasionado por la tormenta y la Riviera Maya comenzó a crecer ladrillo a ladrillo. Trabajadores de la construcción vinieron del sur de México y muchos terminaron quedándose en la región, para mediados de los noventa el número de migrantes sin casa o tierra creció hasta alcanzar proporciones críticas.
Después de doce años de la invasión, los habitantes de la colonia Colosio siguen viviendo en la incertidumbre. Aunque el entonces gobernador Villanueva les prometió títulos de propiedad para sus pequeños lotes, organizados en lotes rectangulares y polvosas (o lodosas) calles sin pavimentar. El gobernador que entro en 2000 –Joaquín Hendricks Díaz- puso esos títulos en duda, y las cosas sólo se volvieron mas polvosas y lodosas con el gobernador actual Félix González Canto: títulos apócrifos de décadas pasadas han aparecido repentinamente con los nombres de acaudalados propietarios y desarrolladores que reclaman la tierra por debajo de miles de casas.
“Las tierras aquí no están legalizadas. No quieren darnos títulos de propiedad”, un hombre enfundado en una camiseta del Che Guevara comentó el otro día al equipo de video de el Otro Periodismo. “El gobierno no repara las calles. No hace nada por el vecindario”.
Aquí, en esta comunidad de golpes duros hay grandes desarrolladores que juegan del mismo lado que el gobierno del estado tratando de quitar la tierra a los residentes. Hay líderes comunitarios –también asociados al PRI- que dicen estan encabezando la lucha para proteger a los residentes de un barrio que fue invadido con ayuda del PRI, y que hoy el mismo PRI lucha por quitar lo que una vez les dio.
Ahora, viene la Otra Campaña, un esfuerzo que evade a todos los partidos políticos y a sus líderes. Y la visita, el próximo lunes, del enmascarado subcomandante, con una cita pública planeada en el campo deportivo central de la colonia Colosio.
La semana pasada los organizadores distribuyeron 10 mil pósters y volantes anunciando el evento. El ambiente en la comunidad se levantó: la posibilidad de la atención masiva. Y la opinión de los residentes de la comunidad acerca de la visita del Delegado Zero es muy positiva.
“Va a venir y será muy bien recibido”, comentó un residente, originario de Chiapas, de nombre Ezequiel, quien se identificó como el presidente de la Alianza de Trabajadores y Campesinos en Solidaridad (el nombre del municipio que incluye Colosio y Playa del Carmen). Dijo que, como muchos otros inmigrantes, llegó a Quintana Roo desde Chiapas después de la erupción del volcán Chichonal en 1982. Ezequiel, entrevistado en una tienda de animales y mascotas, dijo no ser miembro de ningún partido político. “Hay muchas personas que dependen de mí. Nadie las ha apoyado, ni el estado ni los gobiernos federales. Muchos campesinos dependen de su pequeño pedazo de tierra, pero sin apoyo no pueden lograrlo. ¿Quien los ayudará? ¿El gobierno del estado? ¿El federal? ¡Nadie!”.
“Está luchando por una causa y deberíamos apoyarlo”, dice un residente de Colosio sobre la visita de Marcos. “Ya sea él, o [los candidatos presidenciales: Andres Manuel López] Obrador, o [Roberto] Madrazo, tiene el derecho de recibir apoyo. Si ya ha peleado en Chiapas, tiene el derecho de venir aquí”.
“Que bueno que ellos [los zapatistas] vienen, porque se que estas personas luchan por el bien de las personas, por el bienestar de la gente pobre”, comenta un hombre llamado Olegario. “Ellos no lucha por los ricos. Luchan por los pobres. Desde hace años cuando empezaron conozco su realidad. ¡Creo que es genial que vengan aquí!”.
Muchos de los residentes de Colosio entrevistados por el Otro Periodismo se muestran entusiastas por la llegada de Marcos. En muchos casos, como en la mayor parte de la república, la excitación se convierte en fanatismo, el nombre de Marcos toma una forma mística y el culto a la celebridad se convierte en una espada de dos filos para el Delegado Zero: aumenta la convocatoria, pero a veces distrae la atención sobre el mensaje político anticapitalista.
“¿Cual es su nombre?, Marcos, ¡soy su admiradora!”, comenta una mujer de colonia Colosio, quien dice (y parecía en verdad creer en sus propias palabras) que el Delegado Zero es prácticamente un habitante de ahí: “Bueno, es muy guapo. Lo conozco en persona… Estuvo en el hotel de Abby. Es una buena persona. Con buenos sentimientos. Viene y nos lidera”.
De manera similar, una ex propietaria de un local en la costera contactó a los organizadores de la Otra Campaña. Insistió en que le otorgaran una entrevista privada con Marcos alegando conocerlo. ¿Cómo? Aseguraba haberle escrito cartas de amor desde hace ya doce años.
También, aquí en la Riviera Maya donde la venta de experiencias “indígenas” o “shamánicas” a los ávidos turistas es una industria para varios mestizos y algunos foráneos, varios grupos e individuos del llamado comercio de la nueva era han venido a decir (no a decir sino a pedir) a los organizadores que han venido a hacer cosas tales como: “Darle a Marcos una limpia espiritual” o hacer cualquier clase de ceremonia ritual para él. De manera similar muchos propietarios de hoteles y restaurantes han solicitado que Marcos venga a hospedarse o a comer en sus establecimientos para publicitar sus negocios. Aquí donde el turismo de oro surge, donde muchos tienen dólares en donde antes tuvieron ojos, muchos ven a Marcos sólo como otra atracción turística o una oportunidad de negocios. Aunado a esto un grupo de ambientalistas que desean que el Delegado Zero porte una máscara de delfín para así sumarse a su causa y la Otra Campaña en Quintana Roo, quienes seguramente tendrán también otras características de la gente pobre y humilde que Marcos viene a conocer.
De manera que no escasearan las personas ordinarias en su lucha extraordinaria, que el Delegado Zero encontrará a lo largo de esta costa, inclusive en esta región donde una Cruz Parlante en el antiguo centro maya de Chan Santa Cruz –hoy día la localidad de Felipe Carrillo Puerto en el camino entre Chetumal y Playa del Carmen- dio origen a la Guerra de Castas a mediados del siglo XIX, muchas auténticas y vivientes comunidades mayas traen su palabra al subcomandante.
El arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer, de la Otra Campaña en Chetumal, explica al Otro Periodismo: “Hay mucho entusiasmo que no puedes ver aquí en la capital, pero en las comunidades indígenas se están preparando para el 15. Esta será la primera vez en que podremos observar cómo responde el pueblo, porque a diferencia de los partidos políticos no les estamos ofreciendo tortas, playeras, gorras o cosas para atraerlos aquí”.
“Aquí coexisten varios grupos étnicos indígenas que han venido a Quintana Roo en diferentes épocas”, explica Cortés, uno de los organizadores locales de la Otra Campaña. “Algunos llegaron durante la época de Lázaro Cárdenas (1920-1930), gente indígena en busca de tierra. Y miles en los setenta por la orden del gobierno de convertir este territorio en un estado, creo que eran 200 mil residentes aquí. Comunidades enteras de Chiapas, en particular del grupo chol, están aquí esperando la llegada: choles, tzetzales, tzotziles y también náhuatls, y también totonacos. Aproximadamente doce grupos indígenas entre todos. Y los mestizos también son una fuerza. Muchos se han unido a partidos políticos, pero gente de todas las ideologías quiere escuchar las palabras del subcomandante”.
Dos focos rojos que la visita del Delegado Zero puede poner bajo los reflectores nacionales e internacionales le aguardan en Quintana Roo. Una es la resistencia que las comunidades indígenas tienen a la comercialización de las zonas arqueológicas. Cortés explica: “Un gran número de personas están comprando tierras dentro de las zonas arqueológicas , incluyendo funcionarios que han venido a comprarlas porque saben que es la región turística más importante, y la región segunda más importante económicamente en el país”.
El otro asunto “explosivo” en la frontera con Belice es la ya planeada expansión del Aeropuerto Internacional de Chetumal. Este fue construido durante la Segunda Guerra Mundial, junto a otro más en la cercana isla de Cozumel, los dos bases estratégicas militares. Los campesinos indígenas que fueron despojados de sus tierras nunca recibieron un centavo por ellas. El plan del gobierno de la expansión del aeropuerto de Chetumal, como parte del Plan Puebla Panamá (esfuerzo capitalista para lograr el control sobre los recursos naturales y humanos, así como las rutas de comercio en América Central y el sureste mexicano), es recibido esta vez con resistencia por parte de las comunidades indígenas. “Los campesinos insisten en que esta vez sea pagado un precio justo por sus tierras, este no fue un asunto fácil para el gobernador anterior y no lo es para el actual”, apunta Cortés.
Chetumal ha sido por largo tiempo una veta del PRI, pero “justo ahora Chetumal está muy emocionado y entusiasta, particularmente en las regiones mayas”, nos comenta Lorena Romano de la Otra Campaña local: “Cada día más y más gente está llegando para la visita”.
“Aquí”, explica Cortés, “la gente se ha sentido muy amenizada por los priístas, pero hasta la gente del PRI quiere platicar con Marcos. Están interesados. Pensamos que su presencia como prensa internacional es muy importante. Nos ayuda moralmente. Algunas veces nuestras vidas se ven amenazadas. La mía lo ha estado. Afortunadamente la prensa ha estado cubriéndolo y ahora no hay peligro para nosotros. La gente se acerca, trae agua y comida, y las ciudades de las que no esperábamos respuesta han respondido de la mejor manera. Este es un acto de paz. Tendrán que oírnos porque ustedes estarán aquí. Su presencia es la más importante”.
De hecho , uno de los posibles impactos de la visita de Marcos en ésta y otras regiones será la disipación del miedo, similar a lo que ocurrió en Chiapas desde la rebelión de 1994. Y no hay límite a los cambios que la gente sin miedo (o en palabras de Marcos, que controla su miedo) puede crear.
Desde las antiquísimas comunidades indígenas, la otra campaña tiene contacto también con la gente joven en la joven metrópolis de Cancún. En el Rincón Rupestre, un destartalado centro cultural con diez años de vida en un barrio popular de la ciudad de Cancún, el Otro Periodismo encontró a una docena de miembros de la Otra Campaña trabajando apuradamente a las 10 de la noche preparándose para la visita.
“Estamos aprendiendo a hacer política éticamente de forma que nadie lidere”, explica uno de los coordinadores de medios de la Otra Campaña, Mauricio Ocampo Ocampo, a los reporteros. “Estamos aprendiendo a hablar y estamos aprendiendo a aprender”.
“Vivimos en un lugar donde hay mucha riqueza, pero donde también existe mucha pobreza, donde los salarios son los más bajos de toda la república”, dijo otra mujer.
Un tema importante aquí en Cancún, como en Playa del Carmen, es el tratamiento desigual por debajo de la ley y la represión policial en contra de los habitantes.
“Hay muchos turistas que vienen aquí, los spring-breakers. Ellos pueden hacer lo que quieran, como romper ventanas y nadie hace nada. Vienen, pagan y la policía los protege. Sin embargo todos los que vivimos aquí seríamos llevados a la cárcel por cualquier pequeñez. Los que vivimos aquí no tenemos derechos, como los jóvenes o los trabajadores”.
“Aquí en Cancún todo mundo conoce dónde se venden drogas, quién las vende y quién esta envuelto en esto”, comenta una mujer, “La policía lo sabe, porque hay tratos entre ésta y los que venden. Todo mundo sabe pero nadie hace nada”.
“Este es un paraíso para pederastas”, comenta otro sobre el fenómeno del turismo pedofílico. “Ellos tienen protección de la policía”.
“Después del huracán, mucha gente que vive de este lado vio como se derrumbaban sus hogares”, dice una joven mujer. “Los partidos políticos se quedaron con todo el dinero enviado para su apoyo, y ahora están dispuestos a entregar el cartón necesario para los techos, pero esta vez a cambio de votos”.
El descontento, la angustia, la inconformidad, los resentimientos aquí en Cancún son eco de cada uno de los rincones de la república. Y los jóvenes de este centro, serios en su intento, estudian cuidadosamente los comunicados zapatistas para aprender una nueva forma de acción política, son tan mexicanos como todos los demás. México –aunque algunos mexicanos y otros extranjeros no quieran reconocerlo- es Cancún y también la Riviera Maya.
“Donde la explotación existe, donde la humillación existe, donde la discriminación existe”, explica Ocampo, “ahí encontrarán también a un zapatista”.
“Los zapatistas no son sólo esos de la selva”, hace eco Cortés sobre la Otra Campaña en Chetumal. “Ellos son también cada uno de los que no tiene un lugar para dormir, nada que comer, nada para curarse a sí mismos, ellos son también zapatistas”.
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