English | Español | August 15, 2018 | Issue #35 | ||
Eduardo Galeano: “La guerra antidrogas es una gran hipocresía del imperio”Entrevista exclusiva con el afamado escritor uruguayoPor Alex Contreras Baspineiro
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Eduardo Galeano |
Con Galeano, hablamos sobre la insurgencia de los pueblos en América Latina y también sobre las políticas antiterroristas, militaristas y antidrogas que impone la mayor potencia del mundo en nuestro continente.
“Son pretextos que ofenden a la inteligencia”, nos dijo al referirse a esas imposiciones.
“Estas políticas son simples pretextos para militarizar un pueblo, para tratar de imponer nuevos órdenes mundiales que no tienen nada que ver con la realidad de una nación. Son pretextos que ofenden a la inteligencia humana”, enfatizó.
“El sistema dominante adora el dinero, Estados Unidos adora el dinero; por eso, en esta lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, mientras haya oferta y demanda, siempre habrá consumo de drogas y, por el otro lado, mientras haya oferta de armas siempre habrá guerras”, dijo.
En ese sentido, las políticas prohibicionistas nunca tendrán resultados positivos porque no atacan el fondo del problema: la oferta-demanda de drogas, sino que tienen otro tipo de intereses, por ejemplo geopolíticos.
Galeano dijo por ejemplo que el Plan Colombia que se aplica en Bolivia, Colombia y Perú no está destinado a erradicar las drogas ni a luchar contra el narcotráfico sino que “es sinónimo de muerte”.
“El mundo está sometido a una dictadura militar invisible que se la impone desde Estados Unidos. Esta dictadura no sólo es militar sino económica, política y también social”, aseveró.
Según el periodista y escritor uruguayo, la administración norteamericana a lo largo de los años, siempre tuvo la virtud de inventar una serie de “demonios” para justificar su política de intervencionismo.
“Hace años atrás la guerra impuesta desde Estados Unidos era contra los rojos o los comunistas, luego se identificó como enemigos a los narcotraficantes y actualmente se utiliza el pretexto del luchar contra el terrorismo. Esos son los demonios. Esos son los pretextos fabricados para justificar las políticas del crimen”, señaló.
Para imponer esa política militarizada, Estados Unidos destina 2.500 millones de dólares al día, cifra astronómica que podría ser destinada a solucionar los problemas del hambre, la salud o la educación en varios países del mundo. Estados Unidos encabeza la venta de armas en el mundo, seguido por el Reino Unido, Francia y Rusia. Estos son, casualmente, los países que tienen derecho de veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (además de China).
Traducido a la práctica, el derecho de veto significa poder de decisión. La Asamblea General de las Naciones Unidas, donde están los demás países, formula recomendaciones; pero quien decide es el Consejo de Seguridad. La Asamblea habla o calla, el Consejo hace o deshace. O sea: cuatro potencias, cuyas economías dependen en buena medida de las guerras del mundo, son las que tienen en sus manos el rumbo del máximo organismo internacional. Según su acta de fundación, la Organización de las Naciones Unidas se ocupa del mantenimiento de la paz, la defensa de los derechos humanos, la amistad entre las naciones y la cooperación internacional.
El escritor y periodista uruguayo es muy claro en sus apreciaciones sobre la política antidroga, la militarización y la denominada lucha contra el terrorismo.
Remarca que en la actualidad, por ejemplo, la monarquía petrolera se ha convertido en la mejor cliente de la industria norteamericana de armamentos. El intercambio -petróleo por dólares, dólares por armamentos- permite ahogar en sangre la protesta interna de varios países en el mundo y permite a Estados Unidos alimentar su economía de guerra, que es una de las bases de la prosperidad nacional.
“Si aún hay bobos en el mundo que les crean a quienes difunden la guerra antidroga y la guerra contra el terrorismo. Esa es una gran mentira que ninguna persona con sentido común ya cree”, afirmó.
Según Galeano, los triunfos populares que se han realizado en diversos países del continente –no menciona cuáles- se han convertido en “una pesadilla” para el imperio y, por eso, no descarta que en el futuro se intervengan algunos gobiernos del continente para tratar de impedir el avance de los movimientos sociales.
El escritor uruguayo advierte que si no se concreta la unidad entre diversos países latinoamericanos que coyunturalmente tienen coincidencias políticas, sociales y económicas, Estados Unidos “el imperio con sus demonios” –utilizando el pretexto de la lucha contra el terrorismo y defensa de la soberanía- puede tratar de frenar esos procesos populares…