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El clamor de Francisco “Pacho” Cortés desde Chonchocoro

“Soy defensor de los derechos humanos no terrorista”


Por Alex Contreras Baspineiro
Parte V en una serie investigativa de Narco News

5 de marzo 2004

EL ALTO-LA PAZ, 2 de marzo de 2004. “Soy defensor de los derechos humanos no terrorista y, ahora, los gobiernos neoliberales y el gobierno norteamericano, me consideran una especie de trofeo porque no hay qué más mostrar en esta falsa lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”, afirmó el colombiano Francisco Cortés, más conocido como “Pacho”, en una entrevista exclusiva con Narco News.


Francisco “Pacho” Cortés en la cárcel de Chonchocoro
Foto: Agencia Narco News D.R. 2004
Pacho, desde hace 11 meses, está recluido en la cárcel de máxima seguridad de San Pedro de Chonchocoro, ubicada a más de 4.150 metros sobre el nivel del mar, en pleno altiplano paceño.

Actualmente está aislado junto a cinco reclusos considerados de “alta peligrosidad” por órdenes de la Dirección de Régimen Penitenciario: dos de los reclusos están sentenciados a 30 años de cárcel, la máxima pena en la legislación boliviana.

¿Por qué?, preguntamos.

Resulta que Pacho es un luchador incansable, sigue defendiendo sus derechos y del resto de los reclusos en la cárcel: es vocero de los 23 extranjeros detenidos y también es coordinador jurídico del resto de sus compañeros.

Además, en Bolivia, desde las esferas de gobierno se trata de ligar toda actividad considerada “ilegal” con el accionar de este colombiano.

Nunca antes del 10 de abril de 2003, Pacho estuvo detenido en ninguna cárcel ni de su natal Colombia, ni de Bolivia, ni de otro país, porque 25 años de su vida los dedicó a la defensa de los derechos humanos, al trabajo social, a la denuncia de los atropellos a los más desposeídos, a realizar obras de desarrollo, a resaltar los valores humanos, a frenar el uso de los transgénicos y al fortalecimiento de las organizaciones agrarias; también fue profesor en una escuela.

En esa fatídica fecha, en un espectacular y televisado operativo policial “antiterrorista” se detuvo a Cortés, junto a Claudio Ramírez, ex concejal de La Asunta y Carmelo Peñaranda, dirigente del Chapare, más dos menores que se encuentran con libertad provisional.

El gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, presentó a los “terroristas” primero como miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), no encontró pruebas; luego se les acusó que eran militantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tampoco probaron nada y al final señalaron que pretendían formar grupos irregulares ligados al narcotráfico.

A 11 meses de su detención no existe acusación formal ni menos ninguna prueba.

La entrevista

La entrevista con el acusado de “terrorismo” -previas arduas gestiones con la Dirección de Régimen Penitenciario- estaba concertada para las 9.30 de la mañana del martes 2 de marzo en la Penitenciaría de Chonchocoro.


La entrevista bajo la atenta mirada policial
Foto: Agencia Narco News D.R. 2004
A las 9.25, junto a Andrés, el hijo de Pacho y un abogado defensor estuvimos en la puerta del recinto de máxima seguridad.

Aunque teníamos el permiso formal de Régimen Penitenciario, los uniformados policiales impidieron mi ingreso a la cárcel “por ser periodista” y porque todas las entrevistas en Chonchocoro deben ser autorizadas en forma escrita.

Paciencia. Aunque en Bolivia es aún verano, el viento altiplánico es frío y el sol quema. Reiniciamos todas las gestiones vía teléfono celular para ver a Cortés.

A las 10.45, llegó el gobernador del penal, el coronel Ramiro Ulloa, quien nos pidió esperar un momento porque debería hacer unas consultas.

Después de unos minutos, dos policías nos hacen señas permitiendo nuestro ingreso a la penitenciaría.

Antes, los uniformados revisaron todo lo que llevábamos. Aunque debo hacer una entrevista impiden el ingreso de una grabadora y dos cámaras fotográficas. Sólo me permiten llevar un lapicero y una libreta de apuntes.

Les expliqué la importancia de una grabadora o una cámara en una entrevista periodística pero los policías señalaron que por órdenes superiores un periodista no puede ingresar a la cárcel con sus herramientas de trabajo.

Ni modo, el objetivo era realizar la entrevista. Existen muchos policías en las torres y las puertas de la penitenciaría y dos de ellos nos guían al lugar donde deberíamos realizar la entrevista.

A las 11.05, Pacho ingresó a la oficina de gobernación de Chonchocoro custodiado por tres efectivos policiales.

“Hola compañero, gracias por la visita”, fueron sus primeras palabras, seguido de un abrazo a su hijo y un fuerte apretón de manos al abogado.

Aunque nunca antes lo había visto, sino cuando presentaron al “terrorista” en los medios de comunicación comerciales, su figura pequeña se nota más delgada y su rostro quemado por el sol altiplánico lleva una crecida barba.

Reconoce que en los 11 meses de presidio, rebajó 12 kilos. “Estoy flaquísimo”, reconoce. Vestía con una chompa café clara, abrigado con una chalina blanca con franjas de colores y un pantalón plomo; en su mano izquierda lleva una manilla con los colores de la bandera colombiana: amarilla, roja y azul que de rato en rato cuando responde a nuestras preguntas la hace rotar, la acaricia, parece que extraña a su tierra.

Empezamos la entrevista y a pesar que no teníamos cámara fotográfica ni grabadora, un celular con cámara digital nos sirvió para retratar a Pacho.

¡ Sorpresa !, una foto, dos … cuatro, más… La tecnología. Dicen que son las únicas fotos de Cortés en Chonchocoro.

Pacho no perdió el acento en su hablar, es rápido, locuaz y seguro y tomar notas a ese ritmo es todo un trabajo; sin embargo, avanzamos a la par para no perder nada de lo que dice.

Los contactos tienen su efecto inmediato. El gobernador nos interrumpe en el diálogo para decirnos que sí puedo utilizar grabadora y máquina fotográfica. Reiniciamos la entrevista.

Muy enfermo

Cortés se siente mal de salud. Padece de una úlcera y gastritis aguda, sangrado nasal frecuente, problemas en el sistema auditivo, dolores en los riñones y el aparato circulatario y estrés.


Francisco “Pacho” Cortés siente temor por su vida.
Foto: Agencia Narco News Agency D.R. 2004
“En esta cárcel a un enfermo sólo le dan aspirina porque no hay otro medicamento. Además, la alimentación es mala y por el problema de la presión y la altura tengo un dolor de cabeza frecuente”, dice.

Confiesa que aunque nunca fue un consumidor de coca, ahora en sus momentos de lectura le gusta “pijchar” (acullicar hojas de coca).

Reconoce que estar privado de su libertad le afecta psicológicamente.

“Nunca estuve separado tanto tiempo de mi familia, máximo creo que fueron 15 días; por eso, me siento un poco preocupado y triste. La cárcel en términos humanos afecta demasiado”, confiesa.

Las decisiones que tomó el colombiano siempre fueron colectivas. “En mi familia nunca fuimos anhelantes al dinero sino al servicio social”, subraya.

A medida que realizamos la entrevista, recordamos el show mediático de su detención de hace casi un año y las palabras del sub secretario, José Luis Harb, que reconoció la participación estadounidense en el operativo “antiterrorista”.
“Existen tratados, convenios y acciones conjuntas… de lucha contra el terrorismo… La actividad terrorista tiene una acción de carácter extracontinental, por lo tanto tenemos acuerdos para entendernos con cualquier país, no solo con Estados Unidos”, decía en esa oportunidad Harb.

A pesar de sentirse enfermo, Pacho refleja fortaleza y mucha seguridad y está cada vez más convencido que su caso es estrictamente político antes que jurídico.


Pacho saliendo de la gobernación para ser trasladado a su celda.
Foto: Agencia Narco News D.R. 2004
Señala que en el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada la figura de su detención era más clara que la actual. Se trataba de un régimen débil y en pleno proceso de desintegración y, por eso, debería tratar imagen a nivel nacional e internacional, aunque según Pacho, su detención sólo precipitó su caída; con la administración de Carlos Mesa Gisbert no existe ningún cambio en su caso e incluso considera que puede más peligroso por la indecisión en la que se encuentra la actual gestión de gobierno.

Después de más de una hora de entrevista, cuyo contenido lo elaboramos en dos partes, Pacho nos dijo que no es partidario del uso de la violencia, aunque remarca que la violencia es consecuencia de los altos índices de pobreza y miseria que existen en nuestros pueblos. “La violencia existe en todas partes, es algo natural; en cambio el terrorismo es diferente porque causa terror en la población”.

Recuerda que los hechos de octubre vividos en Bolivia con 81 muertos y más de 500 heridos en la “guerra del gas” y la caída de Gonzalo Sánchez de Lozada pueden ser considerados como terrorismo; lamentablemente hasta el momento no existe ninguna autoridad sancionada. Existe total impunidad.

Paradógicamente este defensor de los derechos humanos y de la vida es sometido a una detención considerada injusta. Siente vulnerados sus derechos más elementales. “En Bolivia no se castiga el delito sino la pobreza”, afirma Pacho antes de extendernos su mano para la despedida…

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