La marcha indígena en defensa del TIPNIS a punto de llegar a la ciudad de La Paz
Las contradicciones del gobierno de Evo Morales, protector de la Madre tierra y defensor de los derechos indígenas.
Por Aldo Orellana López Especial para The Narco News Bulletin
7 de octubre 2011
En las últimas semanas imágenes impactantes de fuerzas policiales reprimiendo a indígenas han dado la vuelta al mundo. Imágenes de gases volando por los aires, mujeres y hombres siendo perseguidos, golpeados y amordazados. Acciones propias y que se esperaba sucediera en gobiernos dictatoriales y pseudo – democráticos, pero no en el gobierno de Evo Morales. Estas imágenes corresponden a la irrupción policial del 25 de Septiembre a la llamada VIII gran marcha indígena por el territorio y en defensa del Territorio Indígena Parque Nacional “Isiboro Secure”, una reserva natural y hogar de cientos de familias indígenas.
Después de una semana los indígenas superaron los obstáculos, se reagruparon y el 1ro de Octubre iniciaron nuevamente la marcha. Ahora se encuentran a menos de 80 kilómetros de la ciudad de La Paz y se espera arriben a la sede de gobierno la próxima semana.
Hay mucha expectativa pero también mucha incertidumbre de lo que vaya a suceder en los próximos días debido a que el gobierno está promoviendo movilizaciones de sectores afines a su política, y recientemente ha puesto en duda la veracidad de las imágenes registradas el día de la represión indicando que podría tratarse de una confabulación. Por esa razón el objetivo de esta nota es presentar un video documental producido por un grupo de comunicadores independientes que estuvieron en el lugar de los hechos, no sin antes poner en contexto los principales pasajes de esta historia y el debate que ha surgido en torno a la construcción de esta polémica carreta.
Territorio Indígena Parque Nacional “Isiboro Secure”
Conocido como el TIPNIS, esta reserva se encuentra en el corazón de Bolivia entre los Departamentos de Cochabamba y Beni. Cuenta con más de 1 millón hectáreas en riquezas naturales, biodiversidad y bosques y ahí viven los pueblos Moxeños, Yuracaré y Chimane, cuya población asciende a los 6000 habitantes distribuidos en 64 comunidades. El TIPNIS es un Parque Nacional y Territorio Indígena, por esa razón se encuentra doblemente protegido por la constitución y las leyes bolivianas, pero también por el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (referida a los derechos indígenas) y por la declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos Indígenas.
Los planes insistentes del gobierno de construir una carretera que atraviesa esta reserva natural están haciendo que Evo Morales enfrente uno de los conflictos más grandes de su gobierno. Este hecho, sumado a la forma misma en que Evo está manejando el conflicto, ha dejado en evidencia las contradicciones e incoherencias entre el discurso del presidente y su accionar, además de mermar casi irremediablemente su condición local e internacional de símbolo y líder de un cambio que parecía posible, condición que había ganado a nivel internacional por su discurso recurrente en torno a la protección de la madre tierra y los derechos de los pueblos indígenas.
La Marcha indígena
El lunes 15 de Agosto aproximadamente un millar de indígenas del oriente boliviano iniciaran una marcha de más de 400 kilómetros desde Trinidad, la capital del departamento del Beni, hasta la sede de gobierno en la altiplánica ciudad de La Paz. El objetivo de esta marcha es exigir al gobierno abandone sus intenciones de construir una carretera transoceánica de más de 300 kilómetros, cuyo II Tramo (de tres) pasa por el corazón del TIPNIS.
Esta no es la primera vez que los pueblos indígenas deciden marchar hasta la sede de gobierno para exigir sus derechos, la diferencia es que quizá nunca hubieran pensado hacerlo en el gobierno del primer presidente indígena de Bolivia. La primera marcha sucedió en 1990 y se llamó “La marcha por el territorio y la dignidad”, y como su nombre lo indica, ésta ya es la VIII marcha que los indígenas realizan y son 16 puntos los que quieren discutir con el gobierno. El primero, el más urgente e importante es por supuesto la paralización de la construcción de la carreta, que ya ha comenzado a construirse en sus tramos I y III. Esta obra es ejecutada por la empresa brasileña OAS y financiada casi en su totalidad por el Banco de Desarrollo del Brasil- BNDES.
La VIII marcha está dirigida por la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia-CIDOB, que agrupa a todas las organizaciones indígenas del oriente y de tierras bajas de Bolivia. También se encuentran en solidaridad con sus compañeros del oriente, indígenas provenientes de tierras altas organizados en el Consejo de Ayllus y Markas del Qollasuyu-CONAMAQ, una de las organizaciones indígenas más importantes de Bolivia.
El debate en torno a la construcción de la carretera
El argumento de los indígenas que se oponen al proyecto, es que con la construcción de la carretera se está violando el derecho a su territorio y a su libre determinación, además de destruir la reserva natural. Es decir, se está violando la constitución, las leyes y convenios internacionales que protegen el TIPNIS como reserva natural, pero también los derechos indígenas referidos principalmente al derecho a ser consultados de manera previa, informada y mediante sus organizaciones locales cuando el estado pretenda irrumpir en su territorio con la ejecución de proyectos de gran magnitud y que podrían afectar su modo de vida. Por supuesto esta consulta en el caso del proyecto de la carretera no ha ocurrido.
Según Adolfo Moye , uno de los líderes de la marcha, en declaraciones a un medio local,
“Este proyecto caminero… no sólo ocasionará mayor deforestación y destrucción de la riqueza medioambiental de la valiosa reserva natural, sino que además provocará la desaparición de los pueblos indígenas que habitan ese territorio comunitario”. En sus palabras significaría un “etnocidio”.
Muchas publicaciones han señalado la importancia del TIPNIS para la conservación ambiental de Bolivia debido a que en este parque se encuentra más de un tercio de la riqueza en biodiversidad que tiene el país, además de contener en su interior importantes cuencas hidrográficas y grandes extensiones de bosques naturales que juegan un rol importante en el equilibrio del clima.
Otros temores giran en torno a la posibilidad de creación de nuevos asentamientos de colonos alrededor de la carretera que serían destructivos para el bosque, la extracción de madera a gran escala y lo que constituye un peligro mayor, la posibilidad del inicio de actividades petroleras que el gobierno ya ha considerado.
Como señala el Foro Boliviano Sobre Medio Ambiente y Desarrollo-FOBOMADE, “El verdadero objetivo de esta carretera es facilitar la extracción de recursos naturales y el aprovechamiento de la rica biodiversidad del TIPNIS, codiciada por colonizadores y empresas transnacionales”.
Sin embargo y pese a todas estas preocupaciones, la posición del gobierno fue clara desde el principio. Considera la construcción de la carretera como un proyecto nacional y fundamental para el desarrollo y la integración nacional.
Fue el mismo presidente Morales quien fijó posición en un discurso en Junio de este año cuando dijo, “construiremos la carretera… quieran o no quieran los indígenas del TIPNIS”.
Es por eso que el gobierno no ha buscado un diálogo sincero con la VIII marcha y se ha ocupado de desprestigiar a los indígenas a quienes acusó de estar financiados por la embajada de los EE.UU., de traficar con madera del TIPNIS, de estar influenciados por ONG’s y por políticos y grupos de derecha, entre otras acusaciones. También se los ha declarado enemigos del desarrollo, de la integración nacional e incluso de la democracia.
Ante este cuestionamiento el dirigente del TIPNIS y portavoz de la marcha, Fernando Vargas, nos dijo que “no se puede atravesar a nombre del desarrollo un proyecto por medio de un territorio indígena, y que además es un parque nacional. Eso contradice totalmente al discurso que tiene el presidente [Morales] en el contexto internacional, de que es defensor de la madre tierra, de que es defensor del medio ambiente y que dentro de su gobierno los derechos de los pueblos indígenas están protegidos”.
La represión del 25 de Septiembre
Antes de la intervención policial de la marcha, diversos reportes desde el lugar indicaron en repetidas ocasiones que las condiciones a las que estaban expuestos los y las marchistas eran muy malas. Se requerían muchas cosas, principalmente alimentos y vituallas. Había muchos enfermos por las condiciones del clima y el agua limpia escaseaba.
A parte de las necesidades materiales, la moral de los indígenas ya había sido golpeada por la muerte de dos niños. Pedro Moye Noza de 14 años, quién cayó de una camioneta que trasladaba ayuda para la marcha. Pedro se fracturó la cabeza y murió después de unos días en un hospital de Trinidad. El otro niño fue niño Juan Uche Noe de tan solo 8 meses de edad. La causa de su muerte fue una complicación estomacal, precedida por vómitos y diarrea. Los medios registraron como Juan fue velado en medio de la polvareda provocada por el clima adverso en el campamento de la marcha, acompañado tan solo por el llanto desconsolado de sus padres y compañeros de lucha.
Fernando Vargas no dijo en ese momento que “a pesar de la muerte sucedida… estamos con los ánimos siempre en alto por la defensa de nuestros derechos, de nuestro territorio, de nuestra identidad, de nuestros valores, pero sobretodo la defensa de los recursos naturales del medio ambiente y finalmente de nuestra vida y casa grande”, que es como le llaman a su territorio.
A pesar de estos reveses la marcha continuó. Pero cuando se encontraban a pocos quilómetros del poblado de Yucumo (una semana antes de la represión), a 300 kilómetros de La Paz y más de 100 desde Trinidad, los indígenas se encontraron con una barrera policial que tenían órdenes tajantes de no dejarlos pasar.
El gobierno justificó estas órdenes argumentando que quería evitar un enfrentamiento con grupos de campesinos colonos residentes de Yucumo, afines al gobierno, y que están de acuerdo con la construcción de la carretera. Estos grupos habían anunciado con mucha anticipación que no iban a permitir el paso de la marcha por ese pueblo, y exigían a los indígenas renunciar a muchas de sus demandas para dialogar con el gobierno.
Ante este impedimento los indígenas tuvieron que acampar en las cercanías. Se les impidió abastecerse de agua de los arroyos cercanos y las donaciones de provisiones que llegaban de las ciudades fueron interceptadas tanto por los campesinos colonos como por la policía. Los indígenas se sentían atrapados y coartados en su derecho de libre movilización y protesta.
Sin embargo, el 24 de Septiembre las mujeres indígenas tomaron una decisión muy importante. Ese día el Canciller David Choquehuanca había llegado al lugar de la marcha para iniciar una vez más el diálogo con los indígenas, diálogo que ya había fracasado en anteriores ocasiones. Entonces las mujeres lo obligaron a caminar con ellas hasta romper el cerco policial que impedía el paso de la marcha. Esta estrategia fue un éxito, el cerco policial fue roto y los indígenas acamparon en la localidad de Chaparina, a menos de 1 kilómetro del poblado de Yucumo.
Al día siguiente en la tarde, cuando los indígenas se aprestaban a cenar, 500 policías irrumpieron de manera violenta la marcha obligando a los indígenas a abordar buses que los llevarían a sus lugares de origen. El argumento que el gobierno utilizó para justificar esta irrupción fue que quería evitar un enfrentamiento entre los indígenas de la marcha y los campesinos colonos de Yucumo que todavía se encontraban bloqueando el paso. Esta acción gubernamental provocó una ola de movilización en las principales ciudades de Bolivia y el rechazo de muchas instituciones de Derechos Humanos y organizaciones a nivel nacional e internacional.
Las imágenes de esta represión dieron vuelta al mundo y Evo Morales anunció la suspensión temporal de la carretera y la realización una consulta popular para que el pueblo, sobre todo de Cochabamba y Beni, decida si el proyecto avanza o no.
Testimonios e imágenes de la marcha
Si bien en un principio aparentemente Evo parecía dispuesto a corregir el error que le había costado un fuerte descenso en su popularidad y la renuncia de dos de sus ministros, en días posteriores continuó desprestigiando la marcha e incluso puso en duda las imágenes de la violencia ejercida en la represión. Evo argumenta una especie de conspiración y/o cooperación entre medios de comunicación, policías, marchistas y grupos de derecha que no lo quieren.
Por esa razón en esta nota queremos presentar, con el permiso de los realizadores, un video documental producido de manera autogestionaria por un grupo de comunicadores populares, algunos de los cuales participan de la marcha desde su inicio. Estos comunicadores son Eid Céspedes, Alan Zambrana (Katari) y Roger Araoz.
El documental titula “TIPNIS: intervención y secuestro” y se divide en dos partes. Como lo describen sus realizadores “este es un video que denuncia la agresión constante del estado colonial boliviano contra los pueblos indígenas”, y fue filmado entre el 23 y 26 de Septiembre en el lugar de la represión.
En su primera parte, este increíble trabajo describe de manera dramática las horas de terror que vivieron los indígenas durante y después de la represión. Mediante entrevistas e imágenes el video nos transporta a los momentos en que las mujeres, desesperadas de agua y de la ausencia de solución, tomaron la decisión de obligar al Canciller a marchar junto a ellas y romper el cerco policial. Imágenes de policías golpeando a grupos de indígenas tirados en el piso y sin poder defenderse. Testimonios de madres quebrando en llanto por la pérdida de sus niños que se perdieron mientras intentaban huir de los gases. Madres y padres obligados a abordar camionetas para ser transportados a un destino desconocido.
En la II Parte el documental continúa brindando impactantes testimonios, por ejemplo de un padre que perdió a su esposa junto a sus dos niñas de apenas 2 años y 8 meses, sus nombres, Guadalupe y Magdalena. Una mujer que es abordad a una camioneta que llora de forma desconsolada por la forma en que procedió la policía, tratándolos dice, como si fueran delincuentes. Otra mujer de nombre Blanca Cartagena, diputada nacional, que con un niño rescatado en brazos y con un semblante totalmente indignado y tono firme, denuncia a varios medios lo sucedido y aboga por los niños perdidos que son los que más sufrieron en esta reprimenda.
Este video es una prueba de lo que el gobierno ha estado negando por varios días. Si hubo una irrupción violenta y si es verdad que el gobierno violó los derechos humanos de los indígenas cuando ordenó la represión y detención de varios dirigentes. El gobierno debe reconocer la represión ampliamente registrada, y en donde los niños fueron los más afectados, se debe investigar a profundidad los hechos y la justicia debe sancionar a los culpables.
La marcha continua
Después de ese trágico 25 de Septiembre los indígenas decidieron en asambleas continuar la marcha. Necesitaron una semana para reorganizarse, buscar a los compañeros aún desaparecidos en el bosque, encargarse de los requerimientos básicos y decidir de qué lugar partirán.
Argumentan que el simple anuncio de la paralización de la construcción de la carretera no es suficiente y que se necesita algo que tenga efecto vinculante, un decreto por ejemplo, que paralice por completo la construcción de la carretera. Además han cuestionado las intenciones de Morales de llamar a referéndum debido a que esta acción también violaría la constitución que dice que la consulta debió ser previa, dirigida a los habitantes del TIPNIS y mediante sus organizaciones locales.
Los indígenas reagrupados partieron el 1ro de Octubre de la población de Quiquibey en la frontera de los departamentos de La Paz y Beni. Ahora se encuentran en la población de Caranavi, a menos de 80 kilómetros de la ciudad de La Paz, y afirman continuarán hasta lograr su objetivo.
El gobierno por su parte prepara una ley que le permita llevar a cabo un referéndum y así zanjar el problema de la ilegalidad de la consulta anunciada. También prepara movilizaciones y contramarchas en apoyo a Evo Morales, que no ha tenido ni tiene hasta ahora la apertura necesaria para llegar a una solución en este conflicto. Todo esto delata la incoherencia entre su discurso y su accionar, que empaña y deteriora irremediablemente muchos de los logros de su gobierno. Pero estas acciones no solamente develan sus profundas contradicciones referidas a la protección de la madre tierra y los derechos indígenas, sino también en la forma de gobernar, ya que Evo no escucha a su pueblo ni “manda obedeciendo”, como dice el principio zapatista y como el presidente dijo que lo haría.