English | Español | August 15, 2018 | Issue #65 | ||
Detención de Feliciano Valencia: continúa la persecución contra el movimiento indígena colombianoLa detención se produjo cuando el líder indígena se disponía a viajar a un evento en BrasilPor Omar Vera
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Feliciano Valencia |
En aplicación de la jurisdicción especial indígena, reconocida por la Constitución de 1991, el soldado fue sometido a un ritual de purificación donde fue sometido a veinte azotes y a un baño por parte de los indígenas, según la justicia tradicional de los pueblos del norte del Cauca, para ser entregado, el 16 de octubre de 2008, a la Defensoría del Pueblo y a organizaciones de Derechos Humanos, que comprobaron que Chaparral Santiago estaba en buenas condiciones de salud. Sin embargo, esa misma tarde, el ministro de Defensa de la época, Juan Manuel Santos, declararía ante algunos medios de comunicación que el uniformado había sido secuestrado y sometido a torturas por parte de los indígenas, exigiendo que los voceros de la Minga fueran judicializados.
Es claro que la presión desde el ministerio de Defensa y desde los sectores más poderosos del departamento del Cauca hacia la Fiscalía ha dado como resultado un proceso judicial que las propias autoridades indígenas han denunciado como una persecución hacia sus organizaciones, en particular la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), de la cual hace parte Feliciano Valencia y que es considerada la organización social más desarrollada de Colombia. Los procesos judiciales han sido particularmente severos cuando son instaurados contra dirigentes de esta organización y del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), pero no se investiga con la misma celeridad ni se castiga a los responsables cuando se trata de agentes estatales, como en el caso de quienes dieron las órdenes al soldado Chaparral para hacer el montaje de inteligencia o de los militares responsables, meses después, del asesinato de Edwin Legarda, esposo de Ayda Quilcué.
Luego de ser capturado, Feliciano Valencia fue trasladado a la sede del DAS de Cali hacia las 5:00pm del mismo día, siendo presentado tres horas y media después ante una juez de garantías en Palmira, quien declaró no tener competencia para tratar el caso.
Por esto, el fiscal sexto especializado de Popayán, Giovani Chávez, quien solicitó la captura del líder indígena el 2 de febrero pasado al Juzgado Segundo de Piendamó (Cauca), solicitó al DAS el traslado de Valencia a la capital caucana. Según Athemay Sterling, director del capítulo Valle del Comité Permanente de Derechos Humanos (CPDH), debido a la presencia masiva de indígenas y organizaciones sociales solidarias frente al lugar de reclusión, fue trasladado desde allí hacia el Battalón Codazzi de Palmira donde fue subido a un helicóptero militar que aterrizó en Popayán, donde el dirigente fue llevado a comparecer ante un juez de control de garantías, el 12 de abril, quien ordenó ponerlo en libertad de manera inmediata.
En su decisión, el juez de control de garantías argumenta la falta de pruebas contra Valencia y acepta el argumento de incompatibilidad de la justicia convencional con los asuntos que son de competencia de la jurisdicción especial indígena, sostenido por el abogado defensor Jorge Triviño, quien solicitó la nulidad del caso por la inexistencia de delito contra Chaparral Santiago, quien al ser también de origen indígena, aunque porte uniforme militar, también está cobijado por la justicia tradicional.
A pesar del fallo, Feliciano Valencia seguirá vinculado al caso y los demás dirigentes seguirán con órdenes de captura vigentes. Por ello, diversas organizaciones defensoras de derechos humanos, a nivel nacional e internacional, han solicitado la anulación inmediata del proceso y la protección inmediata a estos líderes, que han enfrentado permanentes amenazas y atentados en su contra por su actividad al interior del movimiento indígena.