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Micheletti Declara la Venganza contra los Estados Unidos en el Partido Clasificatorio al Mundial de Fútbol

El “ Descanso de 90 minutos de la Crisis Política en Honduras” del New York Times fue Mitigado por una Falla de Energía Eléctrica en Tegucigalpa


Por Belén Fernández
Especial para The Narco News Bulletin

13 de octubre 2009

Unas pocas semanas antes del partido clasificatorio al Mundial del 10 de octubre entre Honduras y los Estados Unidos, el árbitro de Costa Rica designado fue sustituido por uno de Panamá. En el diario La Tribuna del sábado, se explicó el por qué el cambio de árbitro, afirmando que se debió al hecho de que Panamá no es un contendiente para calificar a la Copa del Mundo; el vendedor de periódicos tenía una impresión ligeramente distinta de la situación, que era que Costa Rica no solo pretendía sesgar el interior de la política hondureña, sino también su legado deportivo en favor de los Estados Unidos.

En cuanto a la manipulación de los destinos latinoamericanos, el analista político hondureño y antiguo diputado Matías Funes—hablando en una charla de café la otra mañana—anotó algunas de las inconsistencias en la evolución de la posición golpista con respecto al superpoder regional, tales como el que los funcionarios golpistas que anteriormente habían mantenido una política servil ahora han descubierto el principio de autodeterminación. Según Funes, la trayectoria de evolución particularmente fue visible en la carrera del Ministro del Exterior golpista, Carlos López Contreras, al que se le había dado el apodo de “Carlos López Contras” en los 80’s a pesar de su insistencia en que no había grupos armados de Nicaragua en Honduras.

La columna de La Tribuna del 10 de octubre “Desde Estados Unidos” de Jacobo Goldstein menciona los esfuerzos actuales de López para convencer a Brasil de las consecuencias ilícitas de albergar al legítimo Presidente de Honduras, Mel Zelaya, sin defender su estatus legal. El por qué el definir como “Presidente Legítimo de Honduras” no es un estatus suficiente no es explicado, tampoco se explica si las negaciones de nicaragüenses armados en el país tampoco califican como un fracaso en definir el estatus; Goldstein en vez, hace hincapié en que los esfuerzos brasileños de López han sido respetuosos y aconseja a los seguidores de fútbol hondureños que no hagan ruidos irrespetuosos durante el himno nacional estadounidense esa noche.

Otros personajes que se benefician de las misivas de etiqueta de Goldstein, incluyen al presidente golpista Roberto Micheletti, quien recientemente gritó a la delegación visitante de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por no entender lo que estaba sucediendo en Honduras. Su interpretación de la conducta deportiva es subrayada en un artículo del sábado de La Tribuna, en el que declara que un 4-0 a favor de Honduras en el partido sería una satisfactoria venganza por “lo que nos han hecho”, aunque admite que una victoria 1-0 es probablemente lo mejor a lo que Honduras puede aspirar.

La convicción de que los Estados Unidos le han hecho algo a Honduras es parte de la negativa golpista a comprender que la acción de E.U.A. en el periodo post-golpe se ha limitado a la inacción, y que por varios meses el Departamento de Estado se debatía en considerar la naturalez militar del golpe como tal, lo que facilitó la consolidación golpista. Otros conceptos erróneos con respecto a la interferencia en Honduras aparece en el mismo artículo sobre la predicción futbolística de Micheletti, cuando el presidente golpista rechaza la declaración de la ONU de que paramilitares colombianos están siendo empleados en el sector hondureño de seguridad privada. En cuanto a las sugerencias que aún no se han hecho, puede ser que “López Contras” tenga un rival en “Paramicheletti.”

En la refutación a la declaración de la ONU; Micheletti cae de nuevo en su perenne argumento de que las personas que quieran hacer acusaciones a Honduras primero deben de venir al país para presenciar la realidad. Por tanto, una invitación debiera ser extendida a Rodolfo Zelaya, presidente de la Comisión de Seguridad del Congreso de Honduras y protagonista de un artículo que aparece debajo del de Micheletti, titulado: “Sí, sí hay paramilitares.”

Rodolfo Zelaya explica que la presencia de mercenarios es culpa de los líderes sudamericanos que intentan desestabilizar al país, sin embargo, no menciona a Hugo Chávez por su nombre, probablemente para evitar responder a la pregunta de como supuestamente Chávez se las arregla para controlar a la guerrilla colombiana y a los paramilitares colombianos. En cuanto a otros con la misma nacionalidad de Chávez, una fotografía de la “torre de observación” de la policía hondureña frente a la Embajada de Brasil y que aparece a un lado del artículo, con la explicación de que la plataforma es usada para vigilar los movimientos de un “equipo de élite venezolano” que según brinda seguridad al presidente de Honduras derrocado.

Entre otros sudamericanos menos controversiales que aparecen en La Tribuna se incluye al colombiano Reinaldo Rueda, director técnico de la selección nacional de Honduras y un firme creyente del impacto positivo del fútbol en la unidad nacional—creencia compartida por el centrocampista Roger Espinoza en un artículo del 4 de octubre del New York Times titulado “Un Descanso de 90 minutos de la Crisis Política en Honduras” en el que anuncia que las victorias futbolísticas traen alegría al país entero, “sin importar lo que esté pasando con el presidente.” Una probable explicación al fracaso de encontrar una solución al conflicto es que aún si E.E.U.U. hubiera perdido 0-4 Micheletti aún se quejaría de la injerencia estadounidense; mientras tanto, el titular del New York Times se vuelve menos convincente cuando los presidentes golpistas convierten los campos de fútbol en foros para la venganza política.

En cuanto a la afirmación de Espinoza de que “el fútbol es la vida” en Honduras, Herny Alegría—hijo del coordinador de la resistencia, Rafael Alegría—comentó en una reunión de la resistencia frente a la Universidad Pedagógica de Tegucigalpa el día previo al encuentro que él antes había compartido dicha afirmación pero que se había dado cuenta de que en Honduras se estaban llevando a cabo enfrentamientos mucho más importantes. Un compañero, en tono de broma, se refirió a la presencia en las cercanías del “equipo de fútbol azul” y del “equipo de fútbol verde”, refiriéndose a la policía y a los militares hondureños respectivamente, alineados frente a la universidad; sin embargo, la falta de un partido entre ambos fue sugerida cuando ambos equipos comenzaron a trotar en dirección al Hotel Clarion—reciente anfitrión de la delegación de la OEA—luego de darse cuenta de que la resistencia ajustaba sus coordenadas lentamente.

Otra prueba de la cooperación inter-escuadras apareció frente al hotel, donde una mujer hondureña de unos setenta u ochenta años de edad acusó a los representantes militares de no ser hondureños, siendo rociada luego por un tanque de la policía con un líquido irritante llamado “agua picante” por La Tribuna. Sin embargo, la importancia de la nacionalidad hondureña ya se había puesto en duda en la entrada del Hotel Clarion, donde el gerente informó a un grupo de manifestantes que huían de un ataque que no podían pasar de la entrada, ya que, en ese momento había “extranjeros hospedados en el hotel.” Cuando su lealtad fue amablemente comprobada por una mujer de edad media, que tenía marcas del agua picante en su cuello, el gerente protestó que incluso garifunas hondureños y habitantes de la región selvática de La Mosquita en ocasiones se habían hospedado en el Clarion.

La semana pasada, los peldaños más bajos de la identidad hondureña fueron usados como justificación en un contexto distinto, cuando en una gasolinera una adolescente en una camioneta SUV me explicó que la popularidad de Zelaya era simplemente una consecuencia de que el 80 por ciento de la población era pobre. Sin embargo, su cálculo no alteró su convicción de que “nosotros los hondureños” estabamos muy desilusionados de la repentina orientación izquierdista de instituciones como CNN o del Embajador de los Estados Unidos en Honduras, Hugo Llorens. Según ella, ambos empañaban intencionalmente la imagen de Honduras; a pesar del hecho de que el primero describe al golpe militar como: “Golpe de Estado Militar” y el segundo “como quieran llamarlo”. Mientras tanto, a la adolescente no le preocupaban otras formas de empañar la imagen nacional, diciendo que ese 80 por ciento eran también matones.

La Congresista por Florida, Ileana Ros-Lehtinen también se había mostrado confiada en su capacidad para detectar a los verdaderos hondureños, y anunció a través de Twitter durante su visita a Tegucigalpa la semana pasada, que los hondureños no querían a Zelaya de vuelta. Seguramente no había espacio suficiente en Twitter para profundizar en la logística de como había evaluado el clamor popular cuando su entrada anterior en Twitter decía: “En camino a Honduras para el encuentro con estadounidenses en Honduras así como con funcionarios hondureños para que las próximas elecciones sean libres, justas y transparentes”. Seguramente tampoco había espacio para divulgar si Mitch Cummins era uno de los estadounidenses con los que se reuniría, quíen es dueño de una tienda de computadoras en la Isla de Roatán, y quien se jactaba en una entrada reciente del Grupo Yahoo de los que viven en Honduras, que se había convertido en una “especie de vocero de la comunidad de expatriados”, basado en el hecho de que había dado una entrevista a Greta van Susteren en septiembre cuando el equipo de Fox News llegó a Honduras para revelar al mundo el pobre conocimiento de Micheletti del inglés.

Resultó que, al menos Micheletti conocía el dialecto de la tierra en que habita, mientras Cummins revela en su entrevista que escogió a Roatán basado en la habilidad de poder salir adelante con el inglés y por las oportunidades financieras que proporcionaba la afluencia turística. La interrupción de la afluencia debido a las advertencias a los viajeros por parte de los E.E.U.U. es probablemente lo que lo hace promocionar las oportunidades de buceo en la Isla, además de categorizar el comportamiento de Barack Obama como “muy confuso para nosotros los estadounidenses aquí y… muy confuso también para los hondureños.”

Aparentemente los hondureños se confundieron aún más cuando vieron a Mitch y a sus compañeros ex patriados portando camisas de la selección hondureña en el estadio de San Pedro Sula para el partido de futbol, recibiéndolos con “comentarios y miradas extrañas”, de acuerdo a lo que Cummins escribió en el Grupo de Yahoo. Sin embargo, las sospechas finalmente cedieron y “nos aceptaron como parte de su grupo”, sobre todo cuando un espectador lo reconoció como el interlocutor de van Susteren. Tras el reconocimiento, aparentemente Cummins disfrutó de cerveza gratis durante el resto del partido, indudablemente disfrutando más su estadía en el lugar que lo que lo hiceron manifestantes antigolpistas cuando fueron retenidos recientemente en esas mismas instalaciones.

Así como Cummins admite en su entrada al Grupo Yahoo de que ni siquiera es un fanático del fútbol, parece que su apoyo a la calificación a la Copa del Mundo, por lo que el llama en la entrevista a Honduras como “el pequeño país que puede”—del que está “más orgulloso en el momento que estoy fuera de los Estados Unidos”—es simplemente una cuestión de inversión financiera personal en Honduras. Otros asuntos de finanzas personales incluyen la propiedad golpista del equipo nacional de futbol; mientras tanto, van Susteren resume la posición del país en el escenario político mundial con la afirmación de que “Zelaya tiene a todos los países. Todos están diciendo: ‘Acepten a este tipo de vuelta.’”

En cuanto a la insistencia golpista en la solución a la crisis política hondureña, el antiguo diputado Matías Funes se preguntaba el otro día si la “solución hondureña” significaba una elaborada por los hondureños o por una que estaba inherentemente corrupta. Por otra parte, el entrenador de la selección hondureña, Reinaldo Rueda, reafirmó su convicción en la posibilidad de justicia en Honduras apelando en la edición sabatina de La Tribuna al Espíritu Santo para que iluminara a los árbitros esa noche; aún con la intercesión religiosa el partido culminó 3-2 con victoria para los Estados Unidos.

La iluminación resultó ser una preocupación legítima cuando no había electricidad en un número de establecimientos del Boulevard Morazán de Tegucigalpa al inicio del partido. El fracaso de El Patio para hallar una solución hondureña al problema provocó que tuviera que ver el partido desde la abarratoda entrada del restaurante Applebee’s, donde la utilidad potencial de la creatividad institucional internacional quedó al descubierto cuando los meseros adecuaron a la moda el lugar sacando mesas y sillas altas y poniendo de cabeza las bandejas de servir.


Traducción de inglés por Fernando León

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