Mark Penn y la sigilosa campaña corporativa

The Wall Street Journal pilla a un estratega importante de la campaña de Clinton en reunión con otro cliente: el emabajador de Colombia en EE.UU.

Por Al Giordano
The Field

7 de abril 2008

¿Recuerdan, hace sólo unas semanas, un día antes de las elecciones primarias en Ohio, el 3 de marzo, cuando la senadora Clinton – con ayuda de oficiales canadienses – hizo un escándalo a partir de reportes de prensa canadienses diciendo que un consejero económico no remunerado del senador Obama se había reunido con un diplomático canadiense de bajo nivel?

Esto es lo que dijo:

“Si vienes a Ohio y das discursos que son muy críticos del TLC… y luego nos enteramos de que tu consejero económico en jefe se ha ido a un gobierno extranjero y los ha engañado – ‘No prestes atención, solo es retórica política’ – Yo creo que esto plantea serias preguntas…

“Me gustaría pedirles que tomen esta historia y substituyan el nombre del senador Obama por el mío y piensen en lo que harían con esta historia… Sólo pregúntense a ustedes mismos qué harían si algunos de mis consejeros se hubieran estado reuniendo en privado con gobiernos extranjeros”.

Ahora podemos averiguarlo.

El Wall Street Journal informa:

Asistente de Clinton se reunió para trato comercial

Penn sostuvo pláticas sobre trato con Colombia al que se oponía la senadora

Por SUSAN DAVIS
Abril 4, 2008; Página A3

El estratega de campaña en jefe se reunió con el embajador de Colombia en Estados Unidos el lunes para discutir un tratado bilateral de libre comercio, un pacto al que se opone la candidata presidencial.

La asistencia del consejero, Mark Penn, fue confirmada por dos oficiales colombianos…

Esperen ¡La trama se complica!

Él no estaba ahí en tanto estratega de campaña, sino en tanto director ejecutivo de Burson-Marsteller a nivel mundial, una firma de comunicaciones internacionales y cabildeo. La firma tiene un contracto con Sudamérica para promover, entre otras cosas, la aprobación del congreso del tratado de comercio, según documentos del Departamento de Justicia.

Penn, Schoen & Berland Asociados, la firma de asesoramiento para campañas del Sr. Penn, recibió más de 10 millones de dólares en pagos de la campaña de Clinton desde finales de febrero, según documentos de las elecciones federales.

Un portavoz del presidente de Colombia Álvaro Uribe dijo que el embajador se reunió con el Sr. Penn para discutir la agenda bilateral…

El portavoz dijo que no sabía si el Sr. Penn estaba representando a la senadora Clinton o a Burson-Marsteller, quien firmó un contrato de 300,00 dólares por un año con la embajada de Colombia en marzo del 2007 para trabajar en el tratado de comercio y las iniciativas en contra del tráfico de drogas, según archivos del Departamento de Justicia.

Mark J. Penn D.R. 2007 Burson-Marstelle

Mark Penn no es – como el caso que la senadora Clinton citó el 3 de marzo – un consejero no remunerado, sino un comandante en jefe de la campaña de Clinton: el estratega principal, el entrevistador, el zar de los mensajes y el miembro de su staff de campaña mejor pagado.

No puedo recordar una campaña presidencial en mi vida en la que el estratega principal trabajaba doble para cuentas corporativas durante el punto más álgido de las elecciones primarias (si eso es lo que realmente estaba haciendo con el embajador colombiano, según lo dicho: noten que la embajada le dijo al diario que no sabía en qué calidad iba Penn). El conflicto de intereses es sorprendente. Además de eso, hay reportes de prensa sobre cómo la directora de campaña anterior Patty Solis Doyle fue con la senadora Clinton y le rogó despedir a Penn, pero fue Solis Doyle, y no el hombre que estaba a cargo, a quien dejaron ir como chivo expiatorio de las dolencias de la campaña.

En algún lugar de Pensilvania hay una fábrica que emplea americanos con salarios de sindicato, también en algún lugar de Carolina del Norte y en Indiana… A Penn le pagaron 300,000 dólares por conseguir que el tratado de “libre comercio” fuera aprobado, tratado que abriría la puerta para que la compañía dueña de la fábrica se mueva a un país en donde si el trabajador o trabajadora trata de empezar un sindicato, muy posiblemente será asesinado o asesinada. La compañía seguirá obteniendo el mismo trabajo, en ese caso, a cambio de salarios de esclavitud y sin ninguna de las molestas normas ambientales, de salud y seguridad que protegen al trabajador en Pensilvania.

El desafío que Clinton lanzó a la prensa el 3 de marzo – “Les pediría que tomen esta historia y substituyan el nombre del senador Obama por el mío y piensen en lo que harían con esta historia” – es espeluznantemente evocador de cuando un cierto senador de Colorado que se lanzó para presidente en 1988 negó los reportes sobre su vida privada y pidió a los reporteros: “Síganme. No me importa. Lo digo en serio. Si alguien quiere ponerme una escolta, háganlo. Se aburrirán mucho”.

Por supuesto, este escándalo no involucra sexo… solamente el bienestar de los trabajadores y sus familias en Estados Unidos, con la espada de otro peligroso tratado “libre comercio” colgando sobre sus cabezas.

Actualización: Ambinder es un buen partido:

Casualmente, Penn ha dicho que nada más tiene tiempo para dos clientes: Clinton y Microsoft. Ahora tal vez tenga tres.

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