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Atenco, victima de la Represión

Gente humilde habla desde su corazón


Por Isabelle Besnainou
El Otro Periodismo con La Otra Campaña en San Salvador Atenco

11 de mayo 2006

El sábado 6 de mayo 2006, en la tarde, adherentes y simpatizantes de la Otra Campaña.- junto con periodistas de medios alternativos de comunicación- hicieron un recorrido por las calles de San Salvador Atenco, guiados por lugareños, con el fin de registrar- a través de fotos, audios y videos- los abusos y agresiones que sufrieron sus habitantes, cuando irrumpieron en el pueblo miles de policías, el 3 y el 4 de mayo de 2006.

Al principio del recorrido las calles estaban desoladas y pocas personas salieron de sus casas. Luego, cuando entendieron que la comitiva no tenía el afán de desprestigiarlos, como lo había hecho la gran mayoría de los periodistas, salieron a sus puertas para demostrar su aprobación y agradecimiento.


Foto: D.R. 2006 Ratón Maicero
Una señora contó, mientras cargaba un bebé, como los policías entraron con violencia a su casa. Rompieron los muebles, la tele. Se llevaron los teléfonos y el dinero que encontraron. Además, golpearon y se llevaron a sus tíos, pese a que uno de ellos no había participado en los hechos y a que no tenían ninguna orden de aprehensión. Dijo que sus tíos eran personas buenas, que se preocupaban por su pueblo; que el gobierno nunca les ayuda con nada y por eso tienen que organizarse para defender sus derechos. Agregó que los policías no tienen corazón para hacer cosas como las que hicieron, estando niños y ancianos presentes.

“Este gobierno se parece al de López Portillo o Echeverría. Yo sé de una familia que se llevaron al penal y sé que ellos no habían participado en el movimiento. Aquí, en el pueblo somos unidos. Cuando se acercan las elecciones, los partidos dividen al pueblo. Pero después nos volvemos a unir. Incluso, yo estoy segura que entre la gente que ha sido arrestada, hay gente del PRI, del PAN y del PRD

“Eso no se vale!”, dijo una señora. . Vio desde su ventana como arrastraban por el suelo a su vecino. Oyó que los policías les decían a sus vecinas: “ Van a saber lo que es un hombre!”. Y luego, gritos.

“No entraron a mi casa porque no pudieron…” – contó otra señora – “golpearon la puerta pero no pudieron entrar. Yo los vi desde mi ventana por un hoyito, porque la había tapado con mi colchón y el ropero para protegernos. Eran muchos; estaban por todas partes, en las azoteas de las casas. Aventaban bombas lacrimógenas. Subieron al segundo piso de la casa que está en frente de la mía; entraron por la ventana. Golpearon a las mujeres”- en ese momento, la señora estalló en llanto- “eran todas mujeres por eso me duele más. No dudo que las hayan fracturado. Se oían sus gritos. Oía como los policías les gritaban insultos, groserías que no quiero decir. Vi como los policías que estaban afuera bailaban, mientras que los que estaban adentro las sacaban, arrastrándolas de sus casas. Puede haber más muertos o heridos todavía en las casas ya que la gente tiene miedo. Prefieren mantenerse escondidos, incluso si están heridos, para que las autoridades no los identifiquen y no los lleven a la cárcel. Con eso, ya sabemos que el gobierno es nuestro enemigo y pagar impuestos significaría pagar a los que violaron nuestros derechos.”

Un señor contó como los policías aventaron bombas lacrimógenas en el patio del jardín de niños, mientras estos estaban en los salones. Varios de ellos se desmayaron. También entraron también en una casa de ancianos. Rompieron los vidrios de las puertas y se llevaron a todos, uno de ellos diabético.

También se acercó a la comitiva una señora que se encontraba muy preocupada. Dijo que su cuñado había desaparecido y que no se encontraba en la lista de detenidos, a pesar de que lo identificó, cuando fue arrestado por policías, en un video que proyectaron las televisoras.

Una anciana y su hija recibieron a la comitiva en un cuarto, donde todavía quedaban restos los escombros, dejados por la policía, en el piso. Una puerta de madera se encontraba destrozada de modo salvaje. Llevaban tres días viviendo en ese escenario de desolación y lo escombrará cuando la Comisión de Derechos Humanos no lo requiera como evidencia de que hubo cateo y destrucción. Su hijo y 15 estudiantes (hombres y mujeres) -dijo- entraron para salvaguardarse de los policías. Un muchacho estaba herido en el brazo. Lo estaban curando con agua y con trapos, porque perdía mucha sangre, cuando irrumpieron los policías, tirando la puerta. Los muchachos trataron de escapar, pero no pudieron. A las mujeres, las tenían paradas de cara a la pared. “ Qué tratas de ver?”, le gritaron a la anciana cuando se quiso voltear, al oír unos gritos más fuertes. Se llevaron a todos y también papeles, dinero, el machete de la señora y el de su nieto, que era un juguete.

“ Yo no participé de ninguna manera en los hechos ocurridos en mi pueblo” -dijo un vecino acompañado por su esposa – “No puedo participar por mi trabajo pero les agradezco porque gracias a ellos tenemos ambulancias, escuelas y bomberos y gracias a ellos no tenemos el aeropuerto que solamente iba a beneficiar a la gente rica dejando el pueblo en la miseria. Estamos tomando un gran riesgo por hablar así, porque ahora, en nuestro pueblo, ya nadie confía en nadie. Si te ven hablar con alguien pueden pensar que estas dando nombres, que traicionas a tu pueblo o que estas con el pueblo y alguien pagado por el gobierno te puede entregar.” De hecho, se fue el hombre que escuchaba precipitadamente a su casa cuando se dieron cuenta que sigilosamente un hombre se acercó a escuchar lo que decían. Una vez descubierto, se fue corriendo a su casa.

Atenco es un pueblo, como muchos, en donde la gente cultiva la tierra, trabaja duro y se divierte en sus fiestas tradicionales. Atenco es parte de un México profundo donde la gente es humilde, noble y generosa, con el corazón en la mano. Ahora, su corazón esta herido, lastimado. Sus derechos elementales fueron pisoteados y violados.

¿Con qué derecho entraron policías en las casas de sus habitantes? ¿Con qué derecho golpearon a hombres, mujeres, jóvenes y ancianos? ¿Con qué derecho violaron a las mujeres? ¿Con qué derecho robaron las casas? Atenco no es un pueblo revoltoso. Es un pueblo que no agacha la cabeza cuando lo quieren manipular y engañar para expropiarle sus tierras.

Ahora, muchas personas está en la cárcel. Están incomunicadas, maltratadas, humilladas y, algunas, violadas. En el mejor de los casos, la única forma de recuperar su libertad es pagando un dinero que no tienen.

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