La narco-policía secreta de Colombia
Acusaciones de la colaboración de oficiales con narcotraficantes y paramilitares golpea al DAS y apoyan las denuncias de corrupción en la DEA publicadas por Narco News
Por Dan Feder
Especial para The Narco News Bulletin
1 de mayo 2006
Aunque se ha registrado escasamente en los medios de Estados Unidos, un escándalo nacional está siendo revelado actualmente en Colombia, donde Rafael García, un alto oficial del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) ahora encarcelado, ha estado hablando libremente con periodistas, acerca de la estrecha colaboración entre la policía secreta de este organismo y grupos paramilitares de derecha.
García perdió su cargo como jefe de informática, después de ser acusado de aceptar sobornos por parte de narcos y paramilitares de ultraderecha (muchas veces son la misma cosa). Ahora afirma que el DAS ha trabajado por años, al menos desde que Uribe fue elegido en el 2002, en conjunto con los paras y narcos, compartiendo documentos e información, con el fin de matar e intimidar a activistas y sindicalistas, o ayudando a poderosos narcotraficantes para eludir procesos legales y asesinar informantes. Varios periodistas investigativos en Colombia han verificado y aclarado un buen número de tales afirmaciones.
¿Suena familiar? Desde hace cuatro meses Narco News ha estado desenredando la telaraña de corrupción que se ha tejido entre agentes de la DEA, así como de otros organismos de justicia estadounidenses, con narcos y paramilitares en Colombia. Las nuevas denuncias sobre infiltración de narcos y paras en el DAS hacen que el “Memorando de Kent” (el documento interno del Departamento de Justicia que habla sobre la corrupción de la oficina de la DEA en Bogotá) sean aún más creíble. Estas acusaciones retratan una “guerra contra las drogas y el terrorismo” en Colombia que es corrupta hasta el fondo, en la que los más poderosos narcos tienen mucha trayectoria en trabajar con entidades de justicia encargadas de detenerlos.
El DAS es un organismo de seguridad extraño: cumple muchas funciones que en otros países tendrían que ser ejercidos por diferentes agencias, tales como controlar la migración en los aeropuertos y vigilar los movimientos de extranjeros en el país; proteger a importantes figuras de la política y hacer trabajo de inteligencia en la guerra civil que atraviesa Colombia (además, ocasionalmente sus agentes combaten rebeldes al lado del ejército). Así mismo, se desempeña como un organismo de policía secreta que puede arrestar e intimidar a cualquiera que sea una amenaza para la seguridad nacional. ¿Qué narco con más de dos dedos de frente no quisiera tratar de infiltrar una organización que tiene las llaves para abrir tantas puertas?
El DAS no es un organismo que forma parte de otras entidades de justicia en Colombia (tales como la Fiscalía General de la Nación o el Ministerio de Defensa), sino que está directamente controlado por la oficina de la Presidencia de la República. Entonces no sería sorprendente que tales revelaciones sobre el DAS hubieran salido a la superficie durante la gestión del mismísimo narcopresidente, Álvaro Uribe Vélez. El escándalo se ha venido cocinando desde octubre, cuando el jefe del DAS - quien asumió su cargo poco tiempo después de que Uribe se posesionara-, renunció luego de que el periódico colombiano El Tiempo descubrió algunas cintas de audio que destapó la olla podrida. Como reportó Ramón Acevedo para Narco News en Noviembre:
Después de muchos años de presión nacional e internacional para que se respetaran los derechos humanos, el gobierno colombiano continúa utilizando militares y “escuadrones de la muerte” paramilitares como las armas principales contra la población civil y la oposición política. Por décadas, los militares colombianos y sus aliados paramilitares han disfrutado de un alto nivel de impunidad en los procesos judiciales. Más recientemente, en octubre 23, el jefe de la policía secreta en Colombia (DAS), Jorge Noguera, renunció después de que se hubieran descubierto las grabaciones donde se discutían los presuntos planes de la agencia para entregar información de inteligencia a paramilitares. Además, los paramilitares se han jactado, muchas veces, de tener el control del más del 35% del gobierno de Colombia.
Hasta que el escándalo se destapó, Noguera había estado viviendo con su familia en un lujoso penthouse de Bogotá, que la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNI) había decomisado a un narcotraficante, para luego dárselo a él. El DAS se encargó de asumir todos los gastos que vivir en un sitio como este implicaba: cientos de dólares en administración y utilidades, según reveló la revista Cambio. El gobierno colombiano asegura que está investigando a Noguera actualmente, pero el presidente Uribe se encargó de sacarlo de la luz pública, asignándole el consulado de Milán en Italia.
Semana, la revista periodística más leída en Colombia, publicó una extensa entrevista a principios de este mes con Rafael García. Allí, habló principalmente de “Jorge 40”, uno de los más poderosos jefes paramilitares del país (que se encuentra acusado por narcotráfico en estados Unidos). Los periodistas de Semana preguntaron, además, quienes más ejercieron influencia sobre la agencia de seguridad.
SEMANA: ¿Aparte de grupos paramilitares también había infiltración y colaboración con reconocidos narcotraficantes?
R.G.: A Diego Montoya le pasaban información reservada Giancarlo y Jorge Noguera y la idea no era para que se moviera sino para avisarle que había un soplón dentro de su organización que estaba informando dónde estaba ubicado. Giancarlo mismo me lo contó a mí cuando él estaba como director de inteligencia. Giancarlo me dijo que había llegado un informe de inteligencia en donde se decía que ‘Don Diego’ estaba siendo buscado por los lados de Cimitarra, que había que buscar la manera de informarle porque había un informante al interior de la organización . Que fuera del DAS, de la Policía o de la Fiscalía, no lo sé. Pero que había que ayudarle para que ubicara al informante. Jorge Noguera utilizaba a Jimmy Nassar como su mandadero porque era el que tenía las relaciones directas con el cartel del norte del Valle.
Pero García no es el único que ha hablado. El sub-director del DAS, José Miguel Narváez, se volvió en contra de su jefe, Noguera, y en octubre pasado se convirtió en una de las principales figuras que estuvo detrás de su caída. En septiembre, Carlos Moreno, un agente quien afirmó que había sido despedido injustamente, acudió a Narváez para quejarse sobre eso. Este último grabo la conversación. Cambio obtuvo una copia de la grabación y reveló su contenido hace dos semanas. De acuerdo con el reportaje:
El contenido de la conversación es espeluznante y se refiere a ejecuciones extrajudiciales -al parecer ordenadas por la Dirección de Inteligencia-; muertes de informantes que ya no eran útiles o que representaban peligro porque manejaban demasiada información; robo de expedientes en la Fiscalía en los que habrían participado funcionarios del DAS, como el del narcotraficante Wílber Alirio Varela, Jabón, y sustracción de informes de los archivos de Inteligencia sobre el jefe paramilitar Martín Llanos, en los que habría habido de por medio pagos millonarios.
Moreno dijo en la grabación que el personalmente robó archivos de la fiscalía y que cree que fue Varela quien ordenó esto.
El gobierno responde… atacando los medios
A pocas semanas de que se inicien las elecciones presidenciales en Colombia, en las que Uribe pretende ser reelegido el 28 de mayo, el escándalo del DAS amenaza con manchar su imagen de niño bueno y afectar su popularidad, a veces vista por sus partidarios y opositores desmoralizados como invencible.
El ex jefe de informática del DAS, Rafael García, no cree en los aires de inocencia que se da el presidente Uribe ante todo esto, según lo dice en la entrevista con Semana:
SEMANA: Usted acompañó en varias oportunidades a Noguera al Palacio de Nariño. ¿Qué tanto sabía de todo esto el presidente Álvaro Uribe ?
R.G.: No le puedo contestar eso. Se lo diré a la Fiscalía o a un gobierno extranjero después de que esté protegido con mi familia.
Lo que yo le digo a la opinión pública es: ¿Será que lo que hizo Vladimiro Montesinos, Fujimori no lo sabía?. Yo no entiendo cómo una persona pudo haber hecho tantas cosas sin que su superior no lo supiera. Yo lo que estoy diciendo es la verdad. Si tengo que pagar con mi vida por atreverme a decir la verdad, yo asumo las consecuencias.
Tanto Noguera como Uribe han respondido a sus críticos en los medios como podría esperarse: atacándolos. En lugar de recurrir a argumentos de peso para hacer frente a las preguntas sobre las afirmaciones de García, los periodistas de Cambio recibieron las siguientes respuestas de Noguera cuando lo contactaron, telefónicamente, en su Bunker de Milán:
“No me importa lo que diga de mí un delincuente como Rafael García”.
“García es capaz de vender a la mamá para salirse con la suya. Sus afirmaciones son producto de un cuento viejo”.
“Sus palabras deben tener para el país la misma credibilidad que en su momento tuvieron las de Pablo Escobar”.
“Desde hace mucho tiempo le he pedido a la Fiscalía que oiga mi declaración para cerrar definitivamente este capítulo”.
“Desconfío de los periodistas colombianos porque me han hecho mucho daño. Publiquen lo que quieran”
Atacar a la prensa, ciertamente, no es nada nuevo dentro del DAS, aunque usualmente se haga de manera más sutil. En junio del año pasado el periodista colombiano, amigo de Narco News, César Jérez, de Prensa Rural – quien con su equipo de voluntarios reporta valientemente sobre las luchas campesinas en Colombia, especialmente en el Valle del Río Cimitarra y Barrancabermeja, una ciudad petrolera infestada de Paramilitares – descubrió, justamente en las calles de esta ciudad, que estaba siendo seguido por agentes del DAS.
Y el presidente Uribe ha actuado de acuerdo a su reputación de intolerancia total hacia cualquier crítica proveniente de la sociedad civil. En una reciente entrevista con RCN Radio, dijo:
Sí, lo primero es que, a ver, yo soy muy respetuoso de los medios de comunicación y jamás les hago reclamos. Pero los medios de comunicación no pueden pretender, tienen que escoger si son serios o son prensa amarilla. Si son medios de comunicación del Estado de Derecho o son medios de comunicación que sustituyen la justicia. Si son medios de comunicación que respetan las instituciones, que ejercen sus libertades de prensa dentro de las instituciones, o sustituyen la justicia. Si son medios de comunicación que respetan la Constitución, que respetan los derechos fundamentales de las personas como el derecho a la honra, o si son medios de comunicación que por vender cometen cualquier irresponsabilidad.
…
Es que aquí van condenando apresuradamente. Quién sabe por qué maniobra política detrás del periodismo, a la gente, por hacer escándalos y por hacer amarillismos y por conseguir dinero, estos medios de comunicación, como el que usted cita, y por conseguir dinero, sin atreverse si quiera a mirar la contraparte, derrotan a la gente y la condenan si quiera sin escucharla. Atentan contra el buen nombre de las personas y de las instituciones si quiera sin escucharlos. Mire, yo saqué en el Magdalena más votos en el referendo que en la elección presidencial.
Esta es la táctica favorita de Uribe: separar a sus críticos, ya sean defensores de derechos humanos o periodistas, entre buenos y malos. Esto recuerda al conflicto que se dio en Estados Unidos, durante 1954, entre el congresista Joe McCarthy y el periodista Ed Murrow. McCarthy en lugar de responder a las preguntas de Murrow sobre los acusaciones de intimidación y abuso de poder que había en su contra, terminó por calificarlo como subversivo y comunista.
Este desprecio arrogante hacia la prensa, hacia sus investigaciones independientes y honestas alrededor de la actividad política oficial, marcaron la caída de McCarthy.
Las coincidencias con la supuesta corrupción de la DEA
Los promotores de la guerra antidrogas seguramente argumentarán que esta es una de las pruebas de que Estados Unidos necesita intervenir en Colombia, con el fin de detener la corrupción existente en las fuerzas locales de la ley. Sin embargo, el DAS no es la única agencia de las fuerzas de la ley acusada de revelar identidades de informantes para ayudar a narcotraficantes.
Entre las afirmaciones que se encuentran en el memorando de Kent está la denuncia de que agentes corruptos de la DEA en Bogotá filtraron el nombre de uno de sus informantes como parte de su trabajo de protección a un anónimo narcotraficante. El informante, José Nelson Urrego – un ex líder del Cartel del Norte del Valle, estaba tratando de ayudar a unos de la DEA en Miami en una investigación referente a la supuesta implicación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el tráfico de drogas. Pero los agentes de Bogotá pusieron tantos obstáculos como les fue posible en el rumbo de la investigación llevada a cabo por los agentes de Miami, revelando finalmente a Urrego como informante. Como informó Bill Conroy en febrero:
Urrego no solo estaba en la posición de revelar detalles íntimos sobre la operación de los narcotraficantes colombianos, incluyendo algunos vínculos que pudieron tener con los supuestos agentes corruptos de la DEA en Colombia, sino que también fue posible que destaparan una coladera relacionada con el narco-financiamiento de candidatos políticos colombianos.
En todos los casos, de acuerdo al memo de Kent, los esfuerzos de Fields y sus compañeros agentes de la DEA en Miami para proteger a Urrego como informante llegaron a un final abrupto cuando alguien envió un documento a Urrego que contenía información confidencial de la DEA que revelaba su cooperación con la agencia. Quien sea que enviara este documento pretendía amenazar su vida, ya que ser señalado colaborador de la DEA en el hampa de las drogas puede convertirse en una sentencia de muerte.
Un narcotraficante, quien se presume que es la fuente de dicho fax, se sometió más tarde a una prueba en el detector de mentiras y habló con los investigadores que habían recibido los documentos internos de los agentes de la DEA. Aunque pasó la prueba del polígrafo, la fuente le dijo a Conroy que los resultados habían sido encubiertos.
Además, otros informantes de agentes de la Florida terminaron muertos en misteriosas circunstancias, después de que hubieran reunido denuncias contra los agentes de la DEA, tal y como lo muestra Conroy en su reportaje:
Durante el curso de una investigación de una operación de narcotráfico colombiano, un grupo de agentes de la DEA en Florida apuntaron a muchos objetivos, con la ayuda de muchos informantes colombianos. Una vez que los objetivos eran identificados como parte del círculo de la droga, comenzaban a cooperar con los agentes en Florida.
“…Hicieron asombrosas revelaciones respecto a los agentes de la DEA en Bogotá”, escribe Kent. “Alegaron que habían sido asistidos en sus actividades en narcóticos por los agentes [en Bogotá]. Específicamente, alegaron que los agentes les daban información sobre investigaciones y otras actividades afines en Colombia”.
Los traficantes eventualmente dieron a los agentes de Florida copias de informes confidenciales de la DEA, que los agentes de Bogotá supuestamente habrían pasado a ellos. Luego de que los agentes de Florida llevaron estos documentos a la OPR y a la OIG, uno de ellos recibió un “licencia sin goce de sueldo” –el primer signo de que la cobertura estaba en marcha.
Mientras el agente de Florida estaba fuera, los agentes de Bogotá marcaron un encuentro con uno de los informantes.
“Mientras el informante llegaba a la reunión, fue asesinado”, afirma Kent. “Otros informantes… que también trabajaron con el grupo de la DEA en Florida fueron asimismo asesinados. Cada asesinato fue precedido por un pedido de identificarse por parte de un agente de Bogotá”.
Pero más allá de las similitudes existentes entre las acusaciones sobre el comportamientos de los agentes de la DEA y de los agentes del DAS – ambos revelaron identidades de informantes para proteger a los narcos – está el asunto de que los nombres de los narcotráficantes implicados también se encubrieran.
David Tinsley, un supervisor de la oficina de la DEA en Miami, dirigió la “Operación Cali-Man” e hizo un seguimiento de los resultados de la misma, a través de otra operación llamada “Rainmaker”. Ambas estaban dirigidas a capturar narcotraficantes colombianos. “Rainmaker”, además tenía como blanco a los funcionarios corruptos del sistema de justicia. Justo cuando “Cali-Man” estaba finalizando y “Raimaker” estaba empezando, los agentes de la oficina de la DEA en Bogotá comenzaron a quejarse ante la oficina central sobre tales operaciones y finalmente convencieron a Washington de terminar con ellas y suspender a Tinsley (Arreguin acusó a Tinsley de llevar a cabo actos de corrupción, junto con uno de sus informantes, Baruch Vega). Varios de los más importantes narcotraficantes contra los que Tinsley había acumulado pruebas in Cali-Man no fueron acusados ni perseguidos por años, debido a estos cargos que se dictaron contra él.
Una fuente de la DEA que tiene cierta familiaridad con las operaciones Cali-Man y Raimaker, ha confirmado a Narco News que los mismos lideres del Cartel del Norte del Valle que infiltraron el DAS –Diego Montoya y Wílber Varela – estuvieron entre los objetivos de Tisnley durante la oeración Cali-Man. Entre tanto, la investigación de Conroy ha sugerido que los agentes de Bogotá hicieron todo lo posible para darle fin a la Raimaker, Cali-Man y otras operaciones dirigidas desde la oficina de La Florida, ya fuera para proteger a sus aliados del crimen organizado o para protegerse a sí mismos de la revelación de información que les pudiera resultar incómoda.
El ex informante del FBI, la DEA y el informante de la CIA, Baruch Vega, le dijo a Narco News que tanto Wílber Varela como Diego Montoya participaron en lo que el llamó “El Cartel del Diablo”. Como Bill Conroy reportó en marzo 18:
Vega dijo que muchas piezas de este oscuro misterio hacen que este parezca muy complicado de descifrar.
“Pero si las piezas están ubicadas de la manera correcta, todo esto se hace más fácil de entender”, agregó. “Es una cuestión de poner a la persona correctas en el lugar correcto”.
Según Vega, lo que así se revela es la conformación de una organización de narcotráfico perfecta, que el describe como “El Cartel del Diablo”.
Este denominado Cartel del Diablo era una alianza entre narcotraficantes del Cartel del Norte del Valle –muchos de ellos ex oficiales de la Policía Nacional – y miembros activos de esta entidad, bajo la dirección de un coronel llamado Danilo González.
Las fuerzas paramilitares, bajo el liderazgo de Carlos Castaño, quien encabezaba las sanguinarias Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), garantizaban la protección, y llevaron a cabe el trabajo más sucio, para el Cartel del Diablo, tal y como sostiene Vega.
El gobierno de Estados Unidos acusó a Castaño en el 2002 por narcotráfico. Dos años después, Castaño desapareció, luego de ser víctima de un supuesto atentado en Colombia. Se presume que está muerto. Sin embargo, su cuerpo nunca se encontró.
El órgano de inteligencia del Cartel del Diablo, sostiene Vega, estaba compuesto por agentes federales corruptos estadounidenses de la DEA y la Aduana.
Lean completo el reportaje de Conroy para saber más sobre el pasado de Vega. No todas sus afirmaciones pueden ser verificadas independientemente, pero entre más información sale sobre el escándalo del DAS, más verosímiles parecen ser las afirmaciones de Vega.
Es difícil imaginar que agentes de la DEA y la CIA en Colombia no hayan trabajado con Noguera y otros oficiales del DAS implicados en el escándalo. De hecho, en los inicios de la grabación obtenida por Cambio, Carlos Moreno, el oficial despedido, hizo referencia a un agente de la CIA que trabajaba con funcionarios del DAS, a los cuales Moreno acusa de sicariato:
AGENTE QUE ACOMPAÑA A MORENO: Mire doctor, lo que pasa es que aquí al muchacho, a Carlos, lo tenían, según el término que nosotros utilizamos, para ir a ‘cascar gente’. Ariza -entonces jefe de Inteligencia- le decía que había que hacer la vuelta. Le compraban la moto, le compraban el arma y eso ‘tantan’, iban y cascaban, iban y botaban. Esa es la verdad.
CARLOS ANDRÉS MORENO: Sí, esa es la verdad, doctor.
AGENTE: Él no se les salió de las manos porque en ningún momento ha sido desleal con la institución. Pero ¿qué pasó? Que a ellos sí les comenzó a preocupar que él ya conoce muchas cosas.
JOSÉ MIGUEL NARVÁEZ: ¿Pero cómo era eso? Cuéntenme más…
MORENO: Cuando a Enrique Ariza lo aprobaron como jefe de Inteligencia, me llamaron para reunirme con unos pelados que son de un grupito que trabaja con Scott. Yo conozco a Scott, es de la CIA. En ese momento se estaba conformando un grupo para limpieza de la misma gente del DAS. Muchas veces hice el trabajo de matar informantes. Me lo encargaban y entonces yo lo hacía.
AGENTE: Sí, él lo ha hecho por la institución… Lo están buscando para matarlo y tampoco merece estar por fuera, doctor (...)
Además de eso no ha salido más información respecto a este agente de la CIA. Tampoco es claro en la trascripción a que se refiere exactamente Moreno cuando habla de “limpieza” – no se sabe si está hablado de “limpiar” al DAS de agentes que fueran problemáticos o de algo aún más siniestro: eliminar informantes y testigos.
Narco News continua llegando al fondo de la corrupción y los vínculos con el narcotráfico, tanto de la DEA como de otras agencias estadounidenses, intentando revelar las conexiones, separando los hechos de la ficción y la verdad de toda falsedad. Además guardamos la esperanza de que los pocos periodistas honestos que trabajan para los medios de comunicación en Colombia – usualmente tan comprados y vendidos como sus colegas en los Estados Unidos- continúen mostrando lo bajo que ha caído el DAS y otras entidades del Estado colombiano. Uribe podría superar este escándalo y salir reelegido…por supuesto, con la indispensable ayuda del DAS, sus amigos en Washington y sus aliados narcos y paramilitares. De cualquier manera, ¿por cuánto tiempo aguantará la gente en Colombia y los Estados Unidos estar en el medio del fuego cruzado de la guerra contra las drogas, donde ya no es posible distinguir a ninguno de los bandos en conflicto?
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