“¡Peje el toro es inocente!”
La marcha del silencio para López Obrador en México
Por Quetzal Belmont
Especial para The Narco News Bulletin
28 de abril 2005
“Peje el toro es inocente”, se podía leer en una de las pancartas que la gente llevaba en apoyo a Andrés Manuel López Obrador, el ahora desaforado jefe de gobierno de la ciudad de México.
Esta frase hace referencia a la película mexicana “Pepe el toro” que protagonizó Pedro Infante, en la que se le acusa injustamente y la gente sale en su defensa. El “pejelagarto” es un conocido pez de la región de Tabasco, lugar de origen de Obrador, de ahí que así se le nombre.
La marcha del silencio se realizo el pasado domingo 24 de abril, partiendo del Museo de Antropología e Historia y culminando en el Zócalo Capitalino. Cientos de miles de personas salieron a las calles para manifestar su apoyo al que ahora se vislumbra como el mejor candidato para la presidencia en las próximas elecciones a efectuarse en julio del 2006.
La diversidad de personas y contingentes que la integraban hacían de esta, una marcha multicolor, la cual se teñía de amarillo, ya que la mayoría portaba alguna prenda haciendo referencia a ese color que caracteriza al partido al que pertenece Andrés Manuel, el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El ingenio salió a relucir entre la gente, llevaban pancartas, disfraces que satirizaban a personajes de la política nacional, principalmente del presidente de México: Vicente Fox. Se pudo ver un bufón portando un cartel que decía: “Yo era el mejor bufón de México, pero Fox me desplazo”. Una pareja de recién casados a la altura del Ángel de la Independencia decidió integrarse a la marcha.
Un distintivo era traer un cubrebocas blanco con un moño tricolor en medio. Este moño es el símbolo de la lucha contra el desafuero. Inclusive ese domingo las estatuas de héroes que conforman el paseo de la Reforma amanecieron algunas con cubrebocas, otras con moños.
Tres grupos compusieron esta caminata que culmino en el corazón capitalino: por un lado los “perredistas”, personas afiliadas al partido, los simpatizantes aquellos que concuerdan con la política de López Obrador, y por último un sector de la población que sin importar su tendencia partidista no concuerda con las acciones políticas en torno al desafuero y la violación de leyes que se ha dado en el mismo.
Podía escucharse como la gente hablaba en voz baja, para no quebrantar la idea de “marcha del silencio”. Sin embargo la emoción los invadía y a ratos levantaban la voz para gritar una consigna. Esta acción se volvió inevitable cuando los contingentes entraban por las diversas calles que rodean la plancha del Zócalo capitalino, un ejemplo de ello es el retumbar que genero la porra de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), la cual se iba recorriendo de atrás para adelante por los distintos grupos que recorrían las calles.
El Zócalo estaba a su máximo, las calles aledañas no daban cabida a la gente que quería llegar al lugar. Como orador se encontraba el político de conocida trayectoria Porfirio Muñoz Ledo, quien como un grillo sabe saltar de un lado a otro, ha apoyado diversos candidatos, de distintos partidos, en distintos momentos. Por ello, cuando comenzó con su discurso la gente le impidió que lo concluyera gritando adjetivos como traidor, convenenciero, y el principal grito: ¡No!, no querían que hablara.
El cálculo numérico, sería un tanto complicado hacerlo, queda totalmente al libre albedrío, especialmente cuando las cantidades se van a los extremos. Por un lado la Secretaria de Seguridad Pública Federal hablaba de unas 120 mil personas y por la otra parte se hablaba de un millón doscientas mil, así que usted decida…
Posteriormente tomó la palabra Andrés Manuel –ahora el Sr. López ya que por decisión del vocero de la presidencia, se ha dado la orden de que así se le nombre en los diversos medios de información con el fin de minimizar su persona.
Durante su discurso fue aclamado por las cientos de miles de personas que ahí se encontraba. Cabe mencionar que sus palabras giraban entorno a la problemática que esta viviendo con el desafuero y su mandato como jefe de gobierno, sin embargo dentro de su discurso se percibía un tinte con fin electoral (¿2006?). Abordó el tema de la economía, el combate a la pobreza, la no privatización de la industria eléctrica y petrolera, entre otros.
Posteriormente la gente se fue esparciendo, y lo que se podía respirar era la energía de miles de personas que decidieron salir a la calle y manifestar su inconformidad. Algo “similar” ocurrió en junio del año pasado cuando la gente inundo las avenidas de la ciudad para caminar en “La marcha por la inseguridad”, la cual fue rebasada de sus orígenes partidistas, predominando el actuar de la sociedad civil.
Después de las diversidad que aconteció en el Zócalo: niños, ancianos, estudiantes, discapacitados, intelectuales y hasta perros, lo que quedo al final de la manifestación frente al Palacio Nacional (sede del gobierno federal, sede de Vicente Fox) fue un caballo de Troya.
Un apoyo aunque en menor escala se hizo vistoso en distintos puntos de la urbe global. Movilizaciones en ciudades de Francia, España, Canadá y Estados Unidos se dieron para expresar su descontento por la falta de legalidad en México, respecto al caso de López Obrador, residentes mexicanos en otras naciones alzaron su voz y las pancartas.
Ahora nos queda buscar una de las virtudes del hombre: la paciencia. Habrá que esperar cómo se irán dando los acontecimientos, ya que esta vida, y en especial la política en México es como una rueda de la fortuna, unas veces se esta arriba y otras abajo, principalmente cuando depende de diversos factores e intereses que trastocan a las mafias partidistas, y que son capaces de mover cualquier pieza del ajedrez con tal de llegar al rey.
¿O de serlo?...
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