English | Español | August 15, 2018 | Issue #33 | |||
La última entrevista: periodista auténtico Amado Avendaño Figueroa (1938-2004)Lo “asesinaron” en 1994, pero escribió, denunció y luchó 10 años másPor Alex Contreras Baspineiro
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Don Amado junto a un preciado recuerdo: su fotografía junto al subcomandante Marcos. Foto: Alex Contreras Baspineiro D.R. 2004 |
En la entrevista concedida a Narco News y al Periodismo Auténtico, don Amado nos contó que trabajó 45 años en la labor periodística, basado en un solo secreto. “Se debe decir la verdad, por más dura que sea, esa es la clave del buen periodismo”.
En una oportunidad, Avendaño sintió que le asesinaron. Desde esa vez, señaló que ya no tenía miedo a nada, ni a la muerte. “Ya me asesinaron una vez, por eso, ahora al gobierno y a mis enemigos no les queda nada más qué hacer”.
Se consideraba una víctima más de la guerra de baja intensidad, igual que los indígenas, los campesinos, los obreros, los profesionales y otros sectores que luchan contra el sistema, pero en la entrevista nos dijo más de una vez que se sentía fortalecido.
Antes de las elecciones de 1994 para la gobernación del Estado de Chiapas, el presidente municipal de la capital Tuxtla Gutiérrez invitó a todos los candidatos a un desayuno en la mencionada ciudad. Avendaño era el candidato con mayores opciones de ganar. Nos contó con lujo de detalles que viajó desde Tapachula con destino a la cita, cuando a mitad del trayecto un camión de alto tonelaje (trailer) colisionó en forma violenta con el vehículo en el que viajaba.
El bastón de mando de gobernador en rebeldía de Chiapas en la sala de don Amado. Foto: Alex Contreras Baspineiro D.R. 2004 |
¿ Cuándo ocurrió ?, preguntamos. De un estante de libros, el periodista sacó un álbum de recuerdos fotográficos para enseñarnos lo que quedó del fatídico “accidente”. Sus ojos se llenaron de lágrimas. El 25 de julio de 1994.
En varias fotografías se puede observar con claridad el vehículo en el que viajaba semidestruido, volcado y muy cerca del siniestro algunos charcos de sangre: murieron trágicamente tres personas y milagrosamente lograron salvar la vida él, su hijo y un vecino.
“Yo creí que estaba muerto. No recuerdo nada de lo qué pasó en los 10 siguientes días. Creo que fueron los más largos de mi vida. Tuve fracturas de varias costillas, una se me internó en uno de los pulmones, tuve una fractura en el cráneo y en mi rostro tengo ocho cirugías. Me asesinaron una vez, pero logré sobrevivir”, afirmó en esa oportunidad.
Un comunicado firmado por el subcomandante insurgente Marcos de esa fecha con el rótulo de a quién corresponda, resumía: “La democracia en México depende de la vida de ese hombre, sálvenlo, sálvense”.
El gobierno federal mexicano de ese entonces, instruyó el traslado inmediato del periodista y candidato a la gobernación en rebeldía a uno de los mejores hospitales de la capital: el Siglo XXI, donde varios especialistas lograron salvarle la vida.
“El gremio de los periodistas se portó muy solidario, lo mismo que la sociedad civil y los zapatistas, más mi familia. Recuerdo que cuando ya recobré la conciencia, mi madre me visitó y me dijo: este dinero lo teníamos que gastar en tus funerales, toma, están aquí, éntrale cabrón a este pinche gobierno…hay que cambiar el país”.
Desde aquel atentado, abajo el regimen del gobernador de entonces Javier López Moreno, el reconocido periodista arrastró daños cerebrales y otros males.
Avendaño recuerda que en 1994, tres meses después de la insurrección de los indígenas en armas, le nombraron candidato a gobernador del Estado de Chiapas. “Fui el primer gobernador de Chiapas en rebeldía”, decía orgulloso.
Un día de abril, regresó de Santiago de Chile y encontró a su familia reunida. Le avisaron la noticia de que él había sido nominado como candidato por la comandancia del EZLN para ser gobernador. “En esta familia hay democracia, todos estamos de acuerdo que seas el candidato así que debes aceptar” le dijo su esposa Concepción Villafuerte, conocida como Conchita. No hubo tiempo de mayores explicaciones y, casi en forma inmediata, viajaron a las montañas para realizar una entrevista con el subcomandante Marcos
Las condiciones -recordaba- eran muy simples: manejar un gobierno de transición con una duración de seis meses, tiempo en el que se debería convocar a un Congreso Constituyente para presentar una propuesta, aprobarla y convocar a nuevas elecciones bajo otros aspectos más democráticos y, luego, entregar el bastón de mando a quien sea elegido democráticamente. Aceptó el reto.
Ese bastón de mando lo pudimos observar en la sala de visitas de su casa junto a una foto suya con el subcomandante insurgente Marcos. “Es la primera fotografía que dio vueltas al mundo”.
En esa fotografía tomada en San Cristóbal de las Casas, se puede observar a don Amado escribiendo en una pequeña libreta las declaraciones del subcomandante cuando cientos de personas les acompañan por atrás.
¿Qué le dijo?, preguntamos. “Hola maestro ¿cómo está?, me dijo la primera vez el sub”, responde. “Los comandantes zapatistas sabían quién era, qué hacía, dónde vivía, qué pensaba. Me tenían bien ubicado. Eran y son sorprendentes”.
Calla por un momento. Más tristeza en su rostro. Respira profundamente. En otra de las paredes del pequeño salón tenía otro recuerdo con el guerrillero del pasamontañas. Una fotografía en la que se dan la mano: Avendaño llora, el subcomandante Marcos está serio.
Como los zapatistas no tenían un partido político para participar en las elecciones y como la constitución mexicana no permite candidatos independientes, junto a la sociedad civil, recurrieron a la sigla del Partido de la Revolución Democrática (PRD) de Cuauhtémoc Cárdenas.
“Yo era el candidato de la sociedad civil, apoyado por el ejército de los zapatistas, respaldado por los indígenas y bajo la sigla del PRD. Teníamos todo para ganar, para arrasar y ganamos”, afirmó en la entrevista.
Sin embargo, como los resultados de las elecciones se llevan al Congreso Nacional, allí los legisladores determinaron que el ganador fuera el Partido Revolucionario Institucional (PRI), no el ganador en las urnas sino en el fraude. “Ese gran fraude también influyó para que el EZLN se repliegue a las montañas, no participe más en procesos eleccionarios sino que empiece a formar su nuevo estado”.
El gobierno eligió como gobernador a un impostor, los zapatistas como gobernador en rebeldía a Avendaño Figueroa.
En la actualidad, los zapatistas ya consolidaron cientos de Municipios Autónomos y cinco Juntas de Buen Gobierno. “Es sabrosísimo vivir como los del sótano social que se levantaron en armas”.
“Los zapatistas se van consolidando y como ellos están organizados en caracoles, pues avanzan a paso lento pero seguro; mientras que el gobierno se parece a los cangrejos porque sólo camina hacia atrás”, comentó.
Don Amado fue director del periódico El Tiempo donde se difundieron los primeros comunicados del EZLN firmados por el subcomandante insurgente Marcos y, hasta los últimos días de su muerte, fue director de la Foja Coleta: la hoja de los coletas. “Coleta” es el gentilicio que tienen los habitantes de San Cristóbal de las Casas porque en tiempos republicanos casi todos lucían una cola en el cabello; ahora no. El sobrenombre persiste.
Avendaño Figueroa, oriundo de la población de Mapastepec, en la costa chiapaneca, tenía 65 años. Sabemos que fue ejemplar esposo y padre de seis hijos: cinco trabajan en medios de comunicación y una es abogada. Ya editaron más de 3.200 números de La Foja Coleta y seguro que continuarán sus ediciones.
En la Selva Lacandona también nos enteramos que los restos del periodista y gobernador rebelde fueron velados en la diócesis de San Cristóbal de las Casas donde miles de hombres y mujeres lo despidieron para que sea enterrado en su tierra natal. Nosotros fuimos testigos aquí en el territorio insurgente de La Realidad que los zapatistas que le conocían siempre le recordarán. Seguro que existe el mismo sentimiento en todos los municipios autónomos. Eso es suficiente.
Aquel lunes 26 de abril, antes de despedirnos y con un fuerte apretón de manos, Amado Avendaño Figueroa nos dijo: “En Bolivia, en América Latina y en todas partes del hemisferio, el sistema y esta guerra de baja intensidad nos obliga a pelear y los periodistas también debemos entrar con todo…”