English | Español | August 15, 2018 | Issue #33 | |||
La violencia retorna a comunidades de chiapasEn México, 35 indígenas tzotziles resultaron heridos en una emboscada en Pasté, Municipio de ZinacantánPor Alex Contreras Baspineiro
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Mujeres tzotziles salen del Juzgado de Paz y Conciliación Indígena en Zinacantán Foto: Alex Contreras Baspineiro, D.R. 2004 |
“Nosotros tenemos que ser respetados en nuestros derechos, todos somos iguales”, nos dijo un indígena de aproximadamente 35 años, cuando preguntábamos a la gente qué es lo que había sucedido.
Algunos de los tzotziles son muy reservados, muchos hablan español, pero cuando no quieren que se les entienda se comunican en su propio idioma; se alejan, hablan al oído entre ellos, sonríen y se dedican a observar todo lo que ocurre desde un lugar prudente.
Ese fatídico día, una manifestación pacífica de indígenas que apoyan al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue emboscada con armas de fuego, machetes y palos.
¿Por qué?, preguntamos.
Sencillamente porque, según dicen “ya no son animalitos”, no pertenecen ni comulgan la ideología del Partido de la Revolución Democrática (PRD) que controla el Municipio de Zinacantán. Tampoco apoyan a otro partido político si no son militantes de la lucha de los zapatistas.
Reflejando que el caciquismo no se acabó en estas tierras del territorio mexicano, y que mas bien a veces se profundiza, las autoridades y militantes perredistas pretendieron cortarles el suministro de agua a los indígenas tratando de obligarles a que pertenezcan a su partido.
Los indígenas al demostrar en una movilización de características pacíficas que apoyan al EZLN, fueron emboscados.
Cuando visitamos Zinacantán, se realizaba una reunión en el Supremo Tribunal de Justicia-Juzgado de Paz y Conciliación Indígena. Todos los representantes hablaban en tzotzil.
Un niño en cercanías de la iglesia de Zinacantán Foto: Alex Contreras Baspineiro, D.R. 2004 |
Los hombres indígenas llevan una vestimenta muy singular: pantalón oscuro y un ponchillo de varios colores, más un sombrero blanco; las mujeres generalmente un vestido negro y largo con una blusa de colores y una especie de manta que les cubre medio cuerpo. Los tzotziles de Zinacantán inculcan sus costumbres desde niños.
En la emboscada no hubieron muertos. Aunque las primeras informaciones afirmaban que por lo menos había fallecido un indígena. Fueron 35 los heridos, algunos de gravedad. La violencia contra los indígenas no concluyó ahí porque varias viviendas fueron totalmente destruidas y saqueadas.
Más de 400 indígenas zapatistas fueron desplazadas de su comunidad por temor a nuevas agresiones, pero ahora los tzotziles exigen y apoyan que se garantice su sobrevivencia en Pasté.
Aunque todas las versiones y testimonios apuntan a que los agresores de los indígenas fueron militantes ligados al PRD, ninguna autoridad de ese partido ni del municipio se quiere pronunciar. También prefieren el silencio.
En nuestra visita a Zinacantán tratamos de hablar con las autoridades municipales pero “nadie sabía nada”. Hasta los funcionarios –de raíces indígenas- negaban que haya sucedido algo contra los zapatistas.
En un comunicado difundido hoy en algunos medios de comunicación de Chiapas, el alcalde zinacanteño, Martín Sánchez Hernández, dijo que ese caso debe ser totalmente esclarecido.
“Es bueno que el PRD Nacional investigue los acontecimientos ocurridos el día 10 de abril. Nosotros somos los primeros interesados en conocer la verdad de estos hechos y en que se castigue a los responsables”, afirma.
Según el alcalde, los comunarios de Techbó, Elambó y Pasté tienen disputas por el suministro de agua en la región; los indígenas aseguran que no sólo ese es el problema sino los constantes atropellos a hombres, mujeres y niños de las diferentes comunidades por parte de algunas autoridades.
Representantes de Derechos Humanos del Estado de Chiapas, hace un par de meses, ya había advertido al alcalde zinacanteño, sobre la posibilidad de que se produzcan conflictos por las demandas inatendidas de los indígenas. Las autoridades municipales no hicieron nada.
Hoy un comunicado del Caracol II “Resistencia y rebeldía por la Humanidad” y de la Junta de Bueno Gobierno “Corazón Céntrico de los Zapatistas delante del Mundo” de la zona de altos de Chiapas expresa a la comunidad pública nacional e internacional que los indígenas desplazados de sus comunidades, producto de la emboscada, deben retornar a sus tierras.
El domingo 25 de abril se realizará una caravana que acompañará a los hombres, mujeres, niños y ancianos que fueron expulsados de Pasté para que nuevamente se asienten en sus comunidades.
“Nuestros compañeros y compañeras del Municipio de Zinacantán, como todos los pueblos zapatistas, sólo luchamos por nuestros derechos, por nuestra autonomía, por libertad y por justicia para todos. Luchar por estos ideales no debe ser un delito, aunque para los malos gobiernos y caciques sí es un delito porque les afecta a sus intereses y su ambición de poder y dinero”, aseguran en su comunicado.
Ante la violencia generada hacia las comunidades indígenas de Zinacantán varios colectivos de solidaridad con la lucha zapatista, sindicatos, organizaciones campesinas, organismos de derechos humanos, diputados, intelectuales, académicos y ciudadanos de México, España, Francia, Suiza, Italia, Estados Unidos, Canadá y otros países expresaron su solidaridad y exigieron condiciones adecuadas para el retorno de las más de 400 indígenas desplazados.
La Junta de Buen Gobierno del “caracol” Oventic solicitó a la sociedad civil que acompañe el retorno de los indígenas que fueron expulsados por la fuerza de su comunidad de origen.
El ambiente de tensión y violencia producido en Zinacantán también llegó hasta la prensa comprometida de esta región.
El reportero del periódico La Jornada, Hermann Bellinghausen, fue víctima de intimidación en su trabajo; pero además, curiosamente en el patio de su casa se habrían encontrado plantas de amapola para tratar de involucrarlo con actos ligados al narcotráfico.
Las organizaciones e instituciones de varios países del mundo exigen castigo para los responsables de la violencia contra los indígenas y demandan justicia y condiciones para el retorno de los desplazados hacia sus comunidades.
Cuando abordábamos el vehículo de retorno de Zinacantán hacia esta ciudad, San Cristóbal de las Casas, se nos acercó un tzotzil, uno que siguió con su mirada todas nuestras acciones y casi en el oído nos dijo: “Los indígenas hemos resistido muchos años de abusos y atropellos pero ya pronto cambiaremos esta situación”...