Coca para la Coca
El refresco de Atlanta y la hoja de los Andes
Por Luis A. Gómez
Narco News Andean Bureau Chief
20 de diciembre 2002
Hace unos días, el Viceminsitro de Defensa Social de Bolivia, Ernesto Justiniano, informó que su oficina había autorizado la exportación de 350 mil libras (aproximadamente unas 159 toneladas) de hoja de coca a Estados Unidos “para la fabricación de la gaseosa Coca Cola”.
Sí, leyeron bien queridos lectores, un alto funcionario del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada ha autorizado la venta de coca para hacer con ella la bebida de mayor consumo en el mundo. El hecho fue negado por una vocera de la empresa estadounidense, consultada por el diario mexicano El Universal el martes pasado: “Karyn Dest, vocera de Coca-Cola, dijo vía telefónica desde Atlanta que la empresa no utiliza cocaína y que nunca ha sido parte de los ingredientes de la bebida”.
¿Entonces? ¿Qué pasa?
Hace tres años, el diario brasileña Folha de Sao Paulo publicó una nota en la que se afirmaba que la filial de Coca Cola en Brasil compraba grandes cantidades de hoja de coca en Bolivia. Sin embargo, la compra nunca se hizo en forma directa: un laboratorio de productos químicos (saborizantes y otros) dependiente de la transnacional Monsanto se encargaba de comprar y “procesar” la hoja de coca, que como un compuesto era vendido a los dueños del oscuro refresco. En ese tiempo, igual que ahora, Coca Cola negó que se usen hojas de coca para fabricar “chispas de la vida”. Al parecer, eso es lo mismo que anda ocurriendo ahora.
La operación se inicia en este país, cuando la empresa Albo Export, una vez que obtiene las licencias necesarias, comienza a acopiar hoja de coca. Cuando se ha reunido la cantidad requerida, se envía a la Stepan Chemical de Maywood, en New Jersey. El volumen de cada embarque es determinado por el laboratorio estadounidense y, dicen informes de USIS, el procesamiento de la hoja de coca incluye (juran) la “descocainización” de la planta, es decir que eliminan el alcaloide que contiene… ya luego con eso fabrican saborizantes, medicamentos y anestesias.
Los medios bolivianos, a partir del hecho, han comenzado a especular sobre la posible introducción de la hoja de coca como ingrediente en la Coca Cola, aunque la empresa estadounidense lo niegue rotundamente, como declaró a El Universal su representante en México, Adriana Valladares: “Coca Cola no compra hojas de coca”. También se ha hecho público que el trabajo de Albo Export, una empresa propiedad del boliviano Fernando Alborta, ha exportado coca desde Perú y Bolivia los últimos años, y que entre 1997 y 1999 envió a Estados Unidos un equivalente a 340 toneladas de hoja.
Estas operaciones de compra y procesamiento son severamente vigiladas, en Bolivia por la Dirección General de Control y Fiscalización de la Hoja de Coca (Digeco) y en Estados Unidos, claro que sí, por la DEA, que incluso provee los almacenes con sofisticados sistemas de alarma y los cofres especiales para guardar en New Jersey el curioso tesoro natural. Esto plantea una ironía: un gobierno quiere erradicar del planeta a un vegetal andino, y luego lo utiliza dentro de su territorio para fines sanitarios y alimenticios.
En las resoluciones adminsitrativas del Viceministerio de Defensa Social 043/01 y 04/02 (la primera emitida por el anterior gobierno el 14 de diciembre del año pasado), se autoriza el acopio Pero resulta que Albo Export no ha podido completar el pedido que mencionamos al principio. En realidad, de las 350 mil libras, apenas ha reunido 50 mil. Por lo que no ha enviado nada a Stepan Chemical, empresa que por cierto está acusada de haber contaminado aguas y tierras en la frontera entre Estados Unidos y México (en la zona de Matamoros), y que es además una filial de Monsanto.
Como en Yungas, la zona de cultivo tradicional de hoja de coca en Bolivia, no ha habido mucha comercialización y el precio ha subido, Albo Export, para poder completar su pedido y enviar todo en marzo de 2003, ha solicitado acopiar hojas en el marcado de Sacaba, en Cochabamba, procedentes de una región conocida como Yungas de Vandiola, en el Chapare, que es el único territorio de cultivo legal de coca en esa región en el país. Pero, al decir del viceministro Justiniano, esto representa una porción muy pequeña de la coca que se cultiva en Bolivia, tanto en Yungas como en el Chapare.
Sin embargo, al explicar cuántas hectáreas se requieren para reunir la coca que compra Albo Export, Justiniano afirma que cien toneladas de coca equivalen a 22 hectáreas de plantaciones. Esto contradice un informe del Centro Latinoamericano de Investigación Científica, que en 1996 determinó que 114 toneladas de hoja de coca equivalían a 42 hectáreas. Esta diferencia es importante, porque en los últimos meses ha sido parte central del diálogo sostenido entre el gobierno y los cocaleros de Bolivia: cuánta tierra se requiere cultivar para satisfacer la demanda interna y la externa de coca.
Por lo pronto, mientras los ejecutivos de la Coca Cola niegan usar la hoja para su bebida, Evo Morales ya ha dicho que no sólo debe exportar coca, sino que debería industrializarse. “Parece una gran concesión de exportar 150 toneladas a Estados Unidos; permanentemente todo el tiempo han estado exportando coca del Chapare, inclusive en algunos casos, para favorecer en una cuestión de precio a Albo Export en Villa Tunari, en gran operativo se ha rebajado el precio de la coca para después comprar coca barata”, dijo Evo al diario paceño La Prensa el miércoles pasado.
Esta historia apenas comienza y su desarrollo, queridos lectores, será motivo de reportajes posteriores en Narco News, no sólo para ver si descrubrimos la fórmula del refresquito negro (o si se usa coca en su elaboración), sino por la hipócrita moral de Estados Unidos en este tema, al modificar su discurso en torno a la coca, dependiendo claro de sus intereses económicos (o farmacéuticos), y por supuesto el proceso de diálogo que ha puesto cara a cara, como dice el senador del Movimiento Al Socialismo Filemón Escóbar, “al presidente de los pobres [Evo] con el presidente de los ricos [Gonzalo Sánchez de Lozada]”.
Sigan en sintonía, porque el panorama para el año por llegar traerá muchos temas para discutir en este escenario…
Corrección, 23 de diciembre:
Queridos lectores, entre el humo del tabaco y los papeles de la redacción, este corresponsal se ha confudido en un dato. La Stepan Chemical de Maywood, New Jersey, no es filial del grupo transnacional Monsanto. De hecho, Stepan es una transnacional en sí misma, con filiales en una decena de países. Lamentamos el error.
Luis A. Gómez
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