Segunda de dos
Partes
21 de
agosto, 2002
Narco News '02
Cómo
se logró la
victoria
de Atenco
La muerte
del aeropuerto de Texcoco
...y
la lucha sigue y sigue
por Maria Botey
Pascual
Reportaje
especial de Narco News
con
fótos historicas de México Insurgente
por
Tina Modotti
Parte
II de dos partes
Atenco:
de batalla local a
bandera nacional y mundial
Haz
Click si perdiste Parte I
Cuestionado y abucheado
el alcalde de San Salvador Atenco por su traición aquel 22 de octubre, en lugar
de ofrecer explicaciones ante el enfado de la gente por su silencio
supuestamente vendido, salió corriendo del pueblo con
sus funcionarios municipales (incluyendo la policía),
mientras el edificio del ayuntamiento quedó a resguardo
del pueblo, que lo cerró, tomando posteriormente el auditorio
para el uso del movimiento, lo que llamarían poéticamente
el Santuario de Resistencia. Más adelante otros pueblos
afectados desconocerían a sus comisariados ejidales y
a sus alcaldes por no estar del lado del pueblo, y los sustituyeron
con su propia gente.
Como propietarios de las
tierras, los ejidatarios - muchos de los cuales también
estaban en el movimiento de presión directa - se reunieron
en asamblea y decidieron promover la lucha legal a través
de la solicitud de amparo, acciones legales que fueron completadas
por las controversias constitucionales que interpusieron posteriormente
el gobierno del Distrito Federal y los de Texcoco, Acolman y
Atenco. Todo ello con los alegatos de violación de varios
artículos constitucionales en autonomía municipal,
expropiación, justificación dudosa de utilidad
pública, medio ambiente, planeación y asentamientos
humanos.
Por supuesto no todos
los vecinos de los pueblos afectados estaban de acuerdo con las
marchas y bloqueos, pero mientras unos pocos se mantuvieron a
la espera de las resoluciones de la Justicia, el movimiento de
resistencia y poder popular fue creciendo en adeptos, ante la
desconfianza en la equidad de la Justicia del país y las
continuas violaciones de la ley por parte del gobierno estatal
y federal (los manifestantes fueron reprimidos violentamente
varias veces, y los vecinos encontraron en distintas ocasiones
personas trabajando en las tierras expropiadas después
de que los amparos prohibieran en ellas cualquier obra hasta
la resolución legal de los procesos, lo que les llevó
a retenerlos para mostrarlos a la opinión pública,
y les supuso un acopio de vehículos "confiscados"
que utilizaron para desplazarse en sus marchas).
El desarrollo de la resistencia
no fue fácil, comenta uno de los líderes: "Tuvimos
que trabajar con la gente para demostrarles que, con unidad y
firmeza, es posible enfrentar con éxito las decisiones
injustas de las autoridades; tuvimos que afrontar el divisionismo
creado en los pueblos por el gobierno, que hasta el último
momento estuvo regalando dádivas a los vecinos a cambio
de una actitud favorable al aeropuerto (un par de cubetas de
pintura, sacos de cemento, unos pesos), explicando la importancia
de no aceptarlas o al menos hacerlo sin cambiar de actitud; hubo
también que aprender a concentrarse en el enemigo real,
dejando para luego las rencillas vecinales". Y es que las
compras de opinión han sido gigantescas. Como decía
otro líder: "si a mí como delegado del movimiento
en una ocasión me intentaron sobornar por dos millones
de pesos y una casa, ¿qué no les habrían
ofrecido a los comisariados ejidales, o a los alcaldes?"
Muchos de los vecinos
de la zona reconocen que los nueve meses hasta la derogación
del decreto han constituido una escuela de resistencia y lucha,
en la que han aprendido principalmente a superar el miedo a las
fuerzas represivas (algunos llegaron a despedirse de sus familiares
antes de salir a marchar, sabiendo que podían perder la
vida) y a los juegos sucios del gobierno; han aprendido a organizarse,
a mantenerse unidos y a establecer lazos con otros grupos de
resistencia del país; a desarrollar oratoria en algunos
casos, a tomar su tiempo para la resistencia las mujeres (enfrentándose
a sus esposos en su caso y a los chismes vecinales), a despertar
su conciencia adormilada los que anteriormente no participaban
en las asambleas ejidales o en ninguna organización social;
y sobretodo han aprendido que, ante una actuación injusta
del gobierno y un estado de derecho que ha sido impuesto y estratégicamente
diseñado para mantener engañados y sumisos a los
pueblos, uno puede rebelarse y debe hacerlo! si quiere mantener
la dignidad. Como dijo un ejidatario "quizá si el
gobierno no hubiera venido a molestarnos directamente, hubiéramos
permanecido como mucho tiempo fuimos, quizá agachados,
quizá sometidos al trabajo sin rechistar, pero ya nos
agredió, lo enfrentamos y permaneceremos en la lucha".
Desde el principio tuvieron
claro que era de gran importancia difundir su problema y las razones de su resistencia,
tanto entre los vecinos indiferentes o favorables al proyecto
del aeropuerto como al resto del país. Es por ello que,
como Frente de Pueblos para la Defensa de la Tierra, como se
llamó pronto su movimiento (primero fueron Frente Unido
Contra el Aeropuerto), se esforzaron en tener presencia en todos
los foros a que fueron invitados y a participar con otras organizaciones
civiles en sus respectivas manifestaciones de protesta, creando
así una red nacional de solidaridad que fue parte de su
éxito.
Del mismo modo llegaron
a Atenco muchos grupos nacionales con experiencia en la resistencia
y el enfrentamiento ante la injusticia, que les apoyaron moral
y materialmente y les contaron sus estrategias de lucha y su
trayectoria. Un atenquense lo cuenta así: Los de Tepoztlán-Morelos
(otra lucha local que se nacionalizó, con el "Todos
somos tEpoZtLáN" de Marcos) llegaron en tres camiones
a poco de iniciada la resistencia y nos platicaron de los peligros
de la represión, las posibles muertes de compañeros
y del juego sucio del gobierno, recomendándonos sobre
todo mantener la unidad. En ellos vimos su heroísmo y
el ejemplo de que se puede ganar al sistema, aún en las
situaciones más difíciles. Del Frente Popular Francisco
Villa (de los que más concordamos con sus formas de lucha
junto con un grupo del CGH) aprendimos la fuerza de las manifestaciones
como presión para hacerse escuchar. De la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación, su disciplina
y coordinación en las marchas, la impecabilidad de sus
campamentos y de nuevo que la unión es fundamental para
sobrevivir. De las Escuelas Normales Rurales (el Mexe-Hidalgo,
Amilcingo-Morelos y Tenería-Edomex) sus agallas, su carácter
combativo y decidido. Del Consejo General de Huelga (CGH), aprendimos
que los foros son muy importantes para darse a conocer y unificar
las luchas (los atenquenses incluso estuvieron en la Cumbre de
Monterrey). De los sindicatos de los trabajadores de la electricidad,
de Euzkadi, la Ford y Fertinal, aprendimos que la lucha no es
sólo campesina sino que abarca los tres vectores de la
organización popular: campesinos, obreros y magisterio.
También tuvimos reuniones con organizaciones más
políticas como el Frente Popular Revolucionario y el Movimiento
Popular Independiente o con universitarias como los sindicatos
de profesorado y de trabajadores de la Universidad de Chapingo
- así como de su colegio de postgraduados - de los que
recibimos apoyo incondicional y un lugar para iniciar el diálogo
(que no se dio, a parte del "encuentro" en el Archivo
de la Nación poco antes de la derogación del decreto),
y de los que aprendimos la palabra "incluyente", que
no debemos despreciar ninguna forma de lucha para conseguir las
demandas del pueblo. Por supuesto también llegó
el Frente Zapatista de Liberación Nacional, cuyos miembros
nos hablaron de la guerra de baja intensidad que nos podía
caer como a ellos y compartimos su dolor como hermanos. De ellos
aprendimos que toda lucha campesina es lucha zapatista, que es
lucha por la tierra y la identidad, por la dignidad".
Por supuesto también
llegaron asociaciones internacionales que trabajan en México
y personas individuales del extranjero que llegaron a conocer
su lucha y a mostrar su apoyo, y ello, con lo anterior, fue utilizado
por el sistema para criminalizarlos acusándolos de ser
manipulados por fuerzas foráneas (algo que ya tuvieron
que aguantar desde el principio por parte de su propio alcalde)
porque al poder no le gusta que se globalice la solidaridad.
Y aunque fuera, ¿Es que sólo pueden asesorarse
externamente los políticos y empresarios? ¿No es
el gobierno de Vicente Fox un ejemplo claro de manipulación
extranjera (incluso monetariamente)?
El Frente de Pueblos en
Defensa de la Tierra hizo un trabajo gigantesco en manifestaciones,
llegando incluso en ocasiones a movilizarse diariamente. Marchas
importantes fueron por ejemplo la del 14 de noviembre, que les
dio proyección internacional por la golpiza que recibieron
de los granaderos decenas de hombres, mujeres y niños
entrando al DF, a pesar de lo cual más de mil campesinos
consiguieron llegar al Zocalo, con machete en mano, donde les
esperaban miles de miembros de organizaciones civiles en su apoyo,
mientras los que habían permanecido en los pueblos afectados
por el aeropuerto salieron indignados a bloquear la carretera
para protestar por las agresiones y a pedir la liberación
de los detenidos, que fueron puestos en libertad en algunas horas.
Seis días después
realizaban la marcha local de Ixtapan a la subprocuraduría
judicial del estado de México en Texcoco en repudio del
acoso policial que estaban recibiendo sus pueblos, además
de la presión psicológica que provocaban los sobrevuelos
constantes de helicópteros. Coincidiendo con el aniversario
de la Revolución mexicana "que continúa, porque
siguen los abusos de poder y las injusticias", se exigió
el retiro de las averiguaciones previas y órdenes de aprehensión
que ya existían sobre algunos inconformes, además
de por supuesto la derogación del decreto. Fue en estos
días que el Congreso Nacional Indígena se sumó
a la lucha de los pueblos originarios de las tierras de la zona
de Texcoco y participaría con ellos a lo largo de los
meses.
El 28 de noviembre caminaron
del Angel de la Independencia al Zócalo contra el decreto
y la represión recibiendo la solidaridad de los transeúntes,
que ya para entonces muchos más mexicanos habían
entendido la justeza de su lucha, a pesar de la manipulación
de los medios. A principios de diciembre tuvo lugar la gran marcha
con los maestros de la CNTE al Palacio Legislativo, en repudio
de la política económica, la reforma fiscal, la
política educativa y la construcción del nuevo
aeropuerto.
Días después
la tensión se acrecentó con unas llamadas anónimas
que alertaban de la posible entrada del ejército en la
zona expropiada el primero de enero, mientras Fox insistía
en que la decisión del aeropuerto se había tomado
de forma responsable y que se llevaría a cabo (luego se
vería cada vez más claro que no se realizaron los
estudios pertinentes pero sí hubo muchas presiones interesadas
para que éste se ubicara en el estado de México).
Ejidatarios y vecinos construyeron más zanjas y barricadas
en los pueblos para evitar la entrada de "gente extraña",
fuerzas policiacas o maquinaria; Atenco se declaró "municipio
en rebeldía", se desconocieron a las autoridades
municipal, estatal y federal "porque no representan los
intereses del pueblo", y se estableció la "alerta
máxima" esperando un inicio de obras en enero.
Finalmente el ejército
no entró y el 23 de enero 2.500 campesinos marcharon a
Toluca a intentar de nuevo hablar con el gobernador del Estado,
donde fueron recibidos por miles de estudiantes y simpatizantes
de la causa, pero también por 11 mil efectivos de la policía
en un despliegue que recuerdan como impresionante, aunque no
fueron golpeados ni tampoco consiguieron hablar con Arturo Montiel,
pero sí recibieron de nuevo amenazas de la Procuraduría
de Justicia del Estado de ejercer acción penal contra
los inconformes.
El 5 de febrero acompañaron
a los sindicatos de Euzkadi y la Ford en su protesta por los
despidos y de ahí aumentó la frecuencia de las
marchas junto a variadas organizaciones sociales del país
en pro de la justicia social (la red de solidaridad se extendía
como la pólvora), mientras creció también
su participación en foros de discusión y en reuniones
con otras comunidades que están siendo perjudicadas por
expropiaciones dirigidas al desarrollo del Plan Puebla Panamá.
A destacar la marcha de color en abril por el aniversario luctuoso
de Emiliano Zapata, el gran luchador de la Revolución
"que sí está detrás del movimiento"
como dicen cuando les acusan de estar manipulados por agentes
externos.
Lo que empezó como
una salida más en busca del cara a cara (nunca conseguido)
con el gobernador del Estado Arturo Montiel, se convertiría
en el principio del fin del proyecto de aeropuerto en Texcoco
aunque no de la lucha, que como muchos dijeron después
de la derogación, "la lucha sigue y sigue",
ahora la red de solidaridad reforzada y las consciencias acrecentadas.
Para principios de julio,
a casi nueve meses del conflicto, los afectados inconformes ya
habían sido presionados psicológicamente, golpeados,
amenazados con la prisión e incluso de muerte, y descalificados
multiplicidad de veces por el gobierno: sus personas ("que
iban contra el progreso"), su lucha ("manipulada y
criminal"), sus tierras ("que eran improductivas"),
su pueblo ("que era inculto") y sus tradiciones ("que
no existían"). También los había infiltrado,
intentado comprar, confundir y dividir, como por ejemplo haciendo
correr rumores de que los del frente habían recibido dinero
e iban a abandonar al pueblo cuando la cosa se pusiera difícil.
En el camino al municipio
de Teotihuacán, donde se hallaba el gobernador del Estado
aquel día, el gobierno intentó el golpe definitivo:
arrestar a los líderes y acabar con el movimiento en una
emboscada traidora - con policía de civil saliendo de
unas milpas e infiltrados que provocaron a los granaderos - en
que las fuerzas represivas actuaron con saña y violencia
(y balas de verdad, además de los gases) contra el relativamente
pequeño grupo de manifestantes, deteniendo a más
de una decena de ejidatarios a los que se acusó de robo
en agravio del gobierno del estado, motín, ataques a las
vías de comunicación, ultrajes, daño en
bienes y privación ilegal de la libertad, en un enfrentamiento
que dejó un saldo de ocho hospitalizados y varios heridos
más.
Pero si el movimiento parecía desgastado por los meses
de lucha, los pueblos afectados rápidamente demostraron
que ni mucho menos, y unidos, miles de vecinos bloquearon enfadados
varias carreteras, quemaron vehículos, retuvieron camiones
de refrescos (que utilizarían durante días para
atender a los invitados al comedor popular), amotinándose
con todo lo que pudieron conseguir o fabricar (unos improvisados
cócteles molotov). Además en la subprocuraduría
de Justicia en Texcoco retuvieron varios policías judiciales
y trabajadores con el objetivo de intercambiarlos por sus compañeros
detenidos. Por la noche cavaron más zanjas e intensificaron
la vigilancia de la zona ante el riesgo de una incursión
de la Policía Federal Preventiva (que de hecho acabaría
acordonando la zona junto con el ejército), mientras varias
organizaciones sociales del país emprendían el
camino hacia Atenco y amenazaban con cortar las carreteras en
sus respectivos estados.
Fueron días de
gran tensión
que abarrotaron las páginas de la prensa y los noticieros
televisivos nacionales y extranjeros, mientras la próxima
llegada del Papa a México, con su ola mediática,
ponía una nota de suspense más al asunto, ante
el riesgo de un una extensión del conflicto. Las declaraciones
de solidaridad por un lado, y de la necesidad de aplicar mano
dura a los "revoltosos" por otra, se sucedieron entre
las discusiones sobre quién era responsable del rompimiento
del estado de derecho (que de hecho ya se había violado
desde el principio al negar información a los afectados
y olvidar la autoridad municipal en materia de uso de suelos,
en un país que, de todos modos, la aplicación de
la justicia depende en demasiadas ocasiones del recurso económico
a aportar o de las influencias, y donde los poderosos llevan
a cabo manejos sucios de todo tipo para conseguir sus fines),
y la continua determinación de los ejidatarios de no vender
sus tierras, aunque "curiosamente" de pronto les aumentaron
el precio por metro y les ofrecieron mayores compensaciones en
materia de vivienda, empleos y educación, lo que no les
hizo perder la firmeza en sus objetivos de no vender la tierra
y exigir la derogación del decreto, mientras solicitaban
el diálogo directo con el gobierno federal.
A pesar de que el viernes
12 de julio el presidente de la nación todavía
había manifestado públicamente que el plan aeroportuario
no iba a detenerse pero que estaba dispuesto a dialogar, el proyecto
empezó a tambalearse tres días después con
sus curiosas declaraciones a la CNN cuando, a pesar de que en
el último momento Comunicación Social de la Presidencia
de la República había puesto la condición
de que no se le preguntara nada sobre Atenco, Vicente Fox se
enmarañó en sus propias palabras y acabó
asegurando que había otras alternativas para construir
el aeropuerto (luego tuvo que ser corregido por Santiago Creel,
secretario de Gobernación y él mismo, en "privado",
acabó diciendo que no sabía de otras opciones)
y que no se atropellarían los derechos de nadie.
Pero si todavía
quedaba alguna posibilidad a favor de los intereses de los voraces
empresarios y del gobierno, que anduvo sosteniendo aquellos días
que ya había negociado favorablemente con varios representantes
locales - lo que indignó todavía más a los
habitantes de la zona, que tuvieron que aclarar que eran gente
individual que no representaba al pueblo y que se trataba de
otro juego sucio de las autoridades -, la situación se
puso más difícil cuando murió uno de los
compañeros golpeados y detenidos, el último que
quedaba hospitalizado y que había entrado en estado de
coma. Pero no sólo eso, sino que además el Gobierno
del Estado intentó por todos los medios y con gran cinismo
convencer falsamente a la opinión pública de que
el muerto no poseía tierras (eran de su esposa), fue forzado
a participar en el movimiento de inconformes y que si murió
fue porque al entrar al hospital no avisó que tenía
diabetes, enfermedad que se le complicó, a pesar de que
los médicos habían declarado que sufría
una grave fractura en el cráneo, que luego se demostró
fueron la causa final de su deceso.
Esto coincidió
con el primer y único encuentro con el gobierno federal,
que después de varios tiras y aflojas se desarrolló
en el Archivo de la Nación el 24 de julio y no en la Universidad
(cercana a Atenco) de Chapingo como los campesinos querían,
encuentro en el que el coordinador para la Atención y
el Desarrollo del nuevo Aeropuerto y negociador de las autoridades
federales, Curi Pérez Fernández, tuvo que escuchar
el enojo de los ejidatarios por la muerte de su compañero,
la calificación de ésta como asesinato del gobierno
y de nuevo su firme postura contra el aeropuerto, mientras sus
compañeros gritaban en el exterior del edificio "Enrique
Espinoza, tu muerte no será en vano", además
de las consignas que se repitieron a lo largo de los meses "ni
hoteles, ni aviones, la tierra da frijoles", "Zapata
vive, la lucha sigue", y la conocida "cuando el pueblo
se levante, por pan, libertad y tierra, temblarán los
poderosos, de la costa hasta la sierra", respondiendo al
gran apoyo popular que la justeza de su causa ya tenía
en el país - a pesar de los bloqueos y los rehenes retenidos
por el movimiento, a pesar de la insistencia del procurador de
Justicia del estado de México en afirmar que había
intromisión de intereses ajenos a la tierra e incluso
de grupos terroristas extranjeros y que, en realidad, "los
ejidatarios buscaron tener un mártir a como diera lugar"
- y al riesgo que todos captaron de que el conflicto llegara
a mayores a nivel nacional.
La muerte y entierro de
uno de sus compañeros (en suelo expropiado, que con el
aeropuerto incluso iban a perder sus muertos) unificó
todavía más a los inconformes y otros pueblos afectados,
que hasta entonces se habían mantenido aparte del movimiento,
se unieron al Frente de Pueblos por la Defensa de la Tierra en
el Primer Encuentro Nacional Campesino que se realizó
en San Salvador Atenco y contó con la presencia de casi
cien organizaciones civiles del país e incluso de Centroamérica.
Ante la situación en su conjunto, quedaba claro que el
proyecto aeroportuario en Texcoco sólo se podría
llevar a cabo encarcelando o pasando encima de los cadáveres
de la población del área, ya que los campesinos
seguían fijos en su determinación de luchar hasta
la muerte si era necesario.
Mientras algunos de los
medios de comunicación retomaban la problemática
de suelo y climatología para un aeropuerto en el área
de Texcoco, apuntando las mayores ventajas de la última
alternativa descartada antes de la expropiación (Tizayuca,
en Hidalgo) - lo que confirmaba los intereses económicos
existentes en una opción que no era tan óptima
como se había presentado públicamente - o proponiendo
otras posibilidades, el gobierno y el país entero se concentraron
a finales de julio en la visita (una operación mediática
gigantesca que creó también muchas controversias)
de la máxima autoridad de la iglesia católica,
a quien los campesinos de Atenco mandaron una carta que resume
en sus palabras el conflicto:
"
En todo el
mundo se viven cambios muy profundos que atropellan la dignidad
humana; bajos discursos falsos nuestros gobiernos nos plantean
un bienestar y progreso para nuestros pueblos que en realidad
sólo son un maquillaje de palabras que encubre la pobreza
extrema a la que nos está llevando, y cuando levantamos
la voz para denunciar las injusticias tenemos como respuesta
la indiferencia y la represión avalada por el Estado,
por el solo hecho de defender nuestros derechos y nuestra dignidad"
"El decreto
es ilegal e ilegítimo, porque nunca fuimos informados
ni consultados; las autoridades nos han tratado a nosotros y
a nuestras tierras como mercancías, olvidando que tenemos
identidad, historia, cultura y tradiciones que no se pueden ofertar
ni sujetar a los intereses de unos cuantos mercenarios"
"El Frente
de Pueblos en Defensa de la Tierra le solicita que conozca más
de cerca nuestra situación y que se pronuncie a favor
de nuestra causa, que es justa y digna, porque nuestras creencias
son tan sagradas como nuestras tierras y nuestras tierras son
nuestra vida".
Aunque la disyuntiva en
la que el movimiento de resistencia había colocado al
gobierno federal no tenía nada que ver con la visita del
Papa, a las pocas horas de su partida del país el presidente
Vicente Fox anunciaba la cancelación del proyecto aeroportuario
en Texcoco, decisión que agarró a los inconformes
por sorpresa, listos como estaban para varios meses más
de conflicto, y que provocó declaraciones vergonzosas
entre los que tenían intereses en el proyecto, como las
del obispo de Ecatepec, que afirmó que hubiera muerto
una persona o centenares, se debía haber construido el
aeropuerto.
Su rebeldía ante
la autoridad, basada en la justeza de su causa, les dio un triunfo que se ganaron a pulso: con
inteligencia e integridad tomaron las calles, supieron convencer
de la razón de su lucha y demostraron que con dignidad
se puede vencer el abuso de los que creen que con dinero y prepotencia
pueden dominar el mundo a su antojo para sus intereses particulares,
lo que ha infundido valentía a otras comunidades que sufren
de problemas similares.
Pero además experimentaron
la fuerza de la unidad y practicaron el poder popular, tomando
las decisiones de manera asamblearia y exigiendo más que
nunca que sus representantes lo fueran de veras manteniéndose
al lado de la voluntad del pueblo. Así se dieron cuenta,
por ejemplo, que al marcharse la policía y ser ellos mismos
los encargados de vigilar el pueblo, la seguridad aumentó,
disminuyendo la delincuencia y la drogadicción, según
sus propias palabras. Su experiencia extraordinariamente positiva,
y el desencanto con todos los partidos políticos, "que
durante este tiempo siempre se acercaron con poca sensibilidad
y muchos intereses particulares" les ha llevado a declarar
a Atenco municipio autónomo (al estilo zapatista-chiapaneco),
estando dispuestos a negociar la creación de un consejo
municipal - fórmula que sí contempla la ley mexicana
para casos de ingobernabilidad política - siempre y cuando
les permitan escoger a sus componentes. Aunque el alcalde ha
intentado últimamente regresar al pueblo, sigue repudiado
por sus habitantes, que se mantienen en su postura de no entregarle
el Ayuntamiento.
Por otro lado los campesinos
han exteriorizado más de una vez y ahora más que
nunca, que sí quieren el progreso, pero un progreso que
corresponda a las necesidades de cada comunidad expresadas por
sus propios pobladores. Con esta meta ya realizaron la primera
reunión de trabajo con académicos de la Universidad
de Chapingo, para la elaboración de un proyecto de desarrollo
de la región que incluya programas de estimulación
agropecuaria, de tratamiento de aguas residuales, de creación
de nuevos centros educativos, de promoción artesanal,
de modernización comercial, de servicios e industriales,
así como un plan de protección y conservación
de las áreas naturales, un conjunto de necesidades que
por derecho exigirán sean atendidas por las autoridades
correspondientes.
Con las arengas "Atenco
vive, la lucha sigue" y "La voz de los machetes pudo
más que los billetes", el pasado 14 de agosto los
campesinos del área de Texcoco se manifestaron de nuevo
en la capital del país, acompañados de decenas
de organizaciones civiles y machete en mano, para exigir al gobierno
federal el desistimiento de los procesos penales que todavía
pesan sobre más de una decena de campesinos, el retiro
de las órdenes de aprehensión contra varios de
los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
y una indemnización a la familia del su compañero
fallecido a causa de la golpiza de la policía.
Y es que en Atenco son
conscientes que si el gobierno federal cambió de opinión
respecto al aeropuerto fue para deshacerse de la papa caliente
que estaba a punto de provocar una extensión nacional
del conflicto, pero que los ataques de los empresarios egoístas
de ámbito nacional e internacional amparados por el gobierno
pueden llegar de nuevo de un modo más sutil, por lo que
no bajan la guardia. Los campesinos siguen en pie de lucha para
apoyar "todas las causas justas que defiendan la dignidad
del pueblo de México" y, en concreto, se preparan
para combatir el Plan Puebla Panamá, que ya está
afectando a las comunidades de varias zonas del país,
para lo que se cuenta con una red nacional de organizaciones
civiles actualmente mucho más vigorizada y reforzada.
Maria Botey Pascual,
autora de libro "A la recerca d'El Quemado" de la editorial
catalana Columna, corresponsal del diario mexicano Por Esto!,
y participante en la cobertura periodística de la Caravana
Zapatista 2001 para Narco News, escribió este reportaje
desde San Salvador Atenco.
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tu muerte no será en vano