27 de
marzo, 2002
Narco News '02
La Guerra
en Colombia
EEUU:
"Máxima Prioridad"
Por
Kim Alphandary
GUERRA
Una
guerra se está peleando ahora
mismo en Colombia. Un plan de seis meses de guerra tiene lugar.
La ofensiva llamada Operación Thanatos, en honor del dios
griego de la muerte, se divide en tres fases.
Colombia combate actualmente a su grupo
insurgente más grande, las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC), en su propio terreno. Un área de 42.139
kilómetros cuadrados del territorio de Colombia les fue
dada a los rebledes hace tres años, en un esfuerzo por
establecer un proceso de paz, y era conocida como la zona desmilitarizada
o zona neutral.
La primera fase de la ofensiva es lograr
destruir las posiciones logísticas de los rebeldes, así
como bombardearlas; esto toma hasta seis semanas. La segunda
etapa inclye la penetración de las tropas antiguerrilleras
a través de las áreas rurales ocupadas por el grupo
insurgente; tiene el fin de retomar el territorio y durará
15 semanas. La tercera consistirá en la instalación
permanente de batallones y unidades de contrainsurgencia en esas
cinco municipalidades.
En febrero 20, el presidente colombiano
Andrés Pastrana tomó la dramática decisión
de romper las pláticas de paz y ordenar a las Fuerzas
Armadas la recuperación de la zona neutral, dando apenas
dos horas y media de aviso previo antes de que los aviones y
helicópteros bombardeasen la zona. No hubo virtualmente
tiempo de organizar la protección, los civiles en la zona
desmilitarizada fueron inmediatamente incluidos en la guerra.
El primer día de campaña,
aviones de combate y helicópteros hicieron más
de 200 incursiones de bombardeo nocturnas, dejando caer bombas
de 500 libras; tres civiles fueron reportados muertos.
Unas horas después de que comenzara
la ofensiva militar, las unidades rebeldes respondieron, centrando
su ataque en la infraestructura. Las FARC dejaron a oscuras amplias
regiones del país al dinamitar subestaciones eléctricas
y líneas de transmisión de energía, derribando
puentes y bloqueando carreteras clave para el país.
Los blancos bombardeados por los militares
colombianos eran coincidentes con las acciones de las Fuerzas
de Rápido Despliegue, respaldadas a su vez por docenas
de tropas aereotransportadas que arribaron a la zona. Más
de 13 mil efectivos terrestres desplegados en la región
están en pie de guerra, dentro y en los alrededores de
la zona.
La zona ha sido bombardeada continuamente
desde febrero 21, provocando incendios forestales y destruyendo
hogares, carreteras y puentes por toda la región. Se esperan
muchas más muertes como resultado de los bombardeos.
Las hostilidades se han incrementado en
todo el país. Hay muchas batallas entre las tropas del
gobierno, apoyadas por los paramilitares, y los grupos guerrilleros.
Seis de las 32 provincias del país
han sido afectadas dramáticamente, hundiendo a esa parte
del territorio en el caos y el miedo. La población civil
está cada vez más aislada del resto del país;
no se tienen caminos o comunicaciones pluviales ni generadores
de electricidad a gasolina. Los residentes están padeciendo
los bombardeos, las fumigaciones, los desplazamientos forzosos
y carencia de agua y alimentos básicos.
Más dañino para la región
es el hecho de que los paramilitares, las Fuerzas de Autodefensa
Unidas de Colombia (AUC), han entrado al área a cazar
simpatizantes de la guerrilla. La televisión colombiana
transmitió escenas de cientos de paramilitares bien equipados
reunidos en la selva y entrando al sureño ex paraíso
colombiano de los rebeldes.
Los militares no han permitido el ingreso
de la prensa en la región. La CAFOD (la Agencia Católica
para el Desarrollo de Ultramar) informó que "A causa
del control militar, poca información sobre las condiciones
en la región está llegando a los medios".
La agencia explicó que "Por la amenaza de violencia
política, los residentes que ha podido ser contactados
son cuidadosos... un pastor protestante, que abandonó
la zona y reportó que los civiles están muriendo
porque los militares han impedido a los organismos humantiarios
entrar en la zona, fue asesinado en su regreso, presumiblemente
por los paramilitares".
Actualmente, las comunidades religiosas
son las mejor ubicadas para dar cuenta de lo que está
ocurriendo. Dan conferencias, emiten comunicados, buscan cada
espacio disponible para ellos para alertar sobre esta situación.
Una carta enviada en marzo 13 a todos los miembros del Congreso
estadounidense, de parte de CMSM y LCWR (las organizaciones líderes
de hombres y mujeres católicos), da testimonio: "Nuestra
propia gente [está] ahí... informándonos
de que la peor violencia contra los no combatientes continúa
siendo perpetrada por los ampliamente apoyados grupos paramilitares
en todo el país".
De acuerdo a fuentes anónimas,
el número de civiles que ha fueron asesinados y masacrados
desde inicios de marzo se cuenta por cientos. "Los efectivos
paramilitares se componen de ex miembros de las comunidades y
antiguos militantes de las FARC que se han unido a los paramilitares
y son los que han dirigido la matanza contra la población".
ESCOGIENDO
ALIADOS
En
respuesta a la escalada bélica
en Colombia, la Casa Blanca busca expandir la Guerra contra el
Terrorismo a Colombia eliminando al enemigo, los rebeldes de
izquierda de las FARC. Y para lograr esto asistirán inadvertidamente
a las AUC, una organización militar que figura en la lista
de terroristas de los Estados Unidos. Los grupos internacionales
de derechos humanos ha acusado repetidamente a las Fuerzas Armadas
de Colombia de apoyar tácticamente a los paramilitares.
Examinemos el modelo de Afganistán:
como la meta de destruir a la URSS llevó a la asistencia
regional a las fuerzas mujaidines y su eventual evolución
a talibanes. Los Estados Unidos debe reevaluar el conjunto de
sus aliados, revisar sus objetivos.
La carta de la CMSM y la LCWR también
habla del fenómeno paramilitar: "un grupo que no
se menciona en el debate público actual en los Estados
Unidos sobre la crisis allá. Nuestra gente vivió
y murió con las dramáticas consecuencias de los
incontrolables grupos paramilitares en los años de las
guerras centroamericanas".
Las fuerzas paramilitares han incrementado
su número e influencia dramáticamente en los últimos
años. En 1998 contaban con cuatro mil efectivos, ahora
pasan de los 11 mil. Las fuerzas de las AUC operan en un setenta
por ciento del territorio colombiano. Según el Ministro
de Defensa de Colombia y Human Rights Watch, las AUC son las
mayores autoras de masacres civiles en el país. La estrategia
de las AUC, de cortar los suministros de las guerrillas y su
red de información, ha contribuido al desplazamiento interno
de más de dos millones de personas. [http://www.hrw.org/]
Los máximos dirigentes de las AUC,
Carlos Castaño y Salvatore Mancuso son narcotraficantes.
Tienen su propio partido político, Movimiento Nacional
Democrático de Autodefensas. Siguiendo el curso de las
recientes elecciones parlamentarias, Mancuso habla de su éxito:
"celebramos con sentimiento patriótico... hemos sobrepasado
ampliamente nuestra meta de tener el 35 por ciento de apoyo en
el Parlamento" [www.aucolombia.com].
Las maniobras que siguieron a las pasadas
elecciones parlamentarias indican que el candidato presidencial
Álvaro Uribe Vélez puede ganar. Se cree que Uribe
es un frente de las AUC y ya ha afirmado que creará una
milicia civil nacional y que armará a un millón
de campesinos colombianos para patrullar el país. Ha pedido
incluso compactar el Parlamento a una sola cámara para
sacarla de la corrupción. El ascenso de Uribe y las AUC
está en directa relación con el monto de ayuda
militar que los Estados Unidos ha estado dando al gobierno colombiano.
La elevada violencia ha llevado a un elevado número de
secuestros y ataques en las ciudades por parte de las guerrillas.
Pastrana ha llevado a su país claramente a una guerra
y no a la paz, como ha proclamado. Las pláticas de paz
parecen haber sido un frente para ganar tiempo para que el ejército
colombiano se armara y entrenara.
LOS
OBJETIVOS DE
ESTADOS
UNIDOS
El
involucramiento militar de Estados Unidos en Colombia se incrementó exponencialmente en los años
recientes. El Congreso aprobó 1.300 millones de dólares
para Colombia en 2000, una apropiación multianual hecha
para detener el cultivo de hoja de coca y la producción
de cocaína.
Ahora los Estados Unidos buscan incrementar
el nivel de su propio involucramiento al moverse de la Guerra
contra las Drogas e incluir la Guerra contra el Terrorismo. Con
Estados Unidos funcionado en una especie de estado de guerra,
las prioridades ubicadas en la seguridad nacional y el acceso
al petróleo son las motivaciones que impulsan a su papel
a ser más comprometido.
El embajador estadounidense en Colombia,
Luis Alberto Moreno, recientemente explicó que "En
el hemisferio occidental, Colombia es la 'más alta prioridad'
para Estados Unidos", explicando que "las FARC no son
una organización terrorista de alcance global sino regional,
y los Estados Unidos comparte esta región" [El Espectador
03/06].
La administración Bush está
buscando otros 400 millones de dólares para el próximo
año fiscal como parte de la Guerra contra las Drogas.
Un ayuda adicional de 100 millones de dólares para contrainsurgencia
en la protección del gasoducto de la British Petroleum,
29 millones para ayudar a Colombia a combatir a los secuestros
terroristas y 25 millones para proveer "entrenamiento y
asistencia operacional críticamente necesarios".
¿Qué tienen nuestros militarizados
gobernantes en perspectiva para nosotros? Colombia puede regresar
al proceso de paz. Los Estados Unidos pueden apoyar la vuelta
de Colombia a la democracia. La ayuda para Colombia debe apoyar
a la sociedad civil... no a la guerra.
Periodismo
a la Sociedad Civil