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El largo viaje de conciencia de Camilo Mejia desde Nicaragua a Irak y hasta la prisión militar

Una entrevista con el hijo de sandinistas y veterano de la guerra en Irak


Por Ron Smith
Especial para The Narco News Bulletin

10 de mayo 2005

Hoy se realizan eventos por todo Estados Unidos como parte del Día Nacional de Acción por los Objetores Militares. El 19 de marzo de este año mi esposa, y productora asociada, Cindy Sousa y yo tuvimos la oportunidad de viajar a Fayetteville, Carolina del Norte, sede de Fort Bragg, una de las bases militares más grandes de Estados Unidos. Fuimos a capturar algunas historias sobre los jóvenes veteranos de la actual guerra estadounidense contra Irak que se han unido para oponerse a la guerra.


Camilo Mejia
Foto: Ron Smith D.R. 2005
De particular interés para los lectores de Narco News sería la entrevista que hicimos a Camilo Mejía, el hijo del gran trovador de los sandinistas Carlos Mejía Godoy. Camilo sirvió en la armada de Estados Unidos y en la Guardia Nacional antes de expresar su oposición a la guerra y sufrir las severas consecuencias a manos del establishment militar estadounidense. Luego de nueve meses de confinamiento solitario, Camilo fue liberado con antelación y desde entones demostró su compromiso con el movimiento anti guerra.

Desde su salida de la prisión, Camilo ha sido catapultado al frente del movimiento contra la guerra. Ha aparecido muchas veces en el programa de radio Democracy Now! y es un prominente participante en muchas manifestaciones contra la guerra. Lo que nos llevó particularmente a Camilo fue el sentimiento de mucha confusión que sentíamos ante cómo el hijo de sandinistas pudo invlucrarse con la ilegal invasión a Irak. Este involucramiento, obviamente, requiere participación con, para citar al Che Guevara, “…el gran enemigo de la humanidad, los Estados Unidos de Norteamérica…”. Entendimos que había algo que no se discutía en las numerosas entrevistas y reportajes con Mejía, y estábamos determinados a entender la transición de hijo del sandinismo a miembro de una fuerza de ocupación, y su subsecuente transformación en una voz de la resistencia estadounidense a la guerra. Camilo se tomó tiempo en llegar de un encuentro de Veteranos de Irak contra la Guerra, o IVAW por sus siglas en inglés, para permitirnos entrevistarlo en un cuarto vacío del Hotel Clarioon en Fayetteville.

Fayetteville marcaba la línea que diferencia entre estar contra la guerra y ser antiimperialista, un problema con el que la izquierda ha lidiado por años (ver mi artículo sobre Apocalipsis Ahora y Abu Gharib, activ8media.org). Los muchos defectos en la invasión y la consiguiente ocupación de Irak han provocado que gente que se casa con ideas racistas o reaccionarias se oponga a esta guerra en particular. Obtener un entendimiento más profundo de las causas de la guerra y de las motivaciones de los Estados Unidos es esencial para la creación de un movimiento contra la guerra informado. Fallar en reconocer la naturaleza imperialista de este país, y la ideología racista que alimenta las guerras de conquista imperial, nos perdería de aprender las mismas dolorosas lecciones en un círculo vicioso. Camilo alude al hecho de que es el mismo espíritu de imperialismo lo que motivó el involucramiento estadounidense en Centroamérica, y su actual ocupación de Irak, así como sus intervenciones en marcha en los Andes.

Camilo dio una refrescante partida a esto desde la posición contra la guerra “liberal”. Cuando nos acercamos a él para la entrevista, nos dimos cuenta de que usa una camiseta negra de Oscar Romero. Lo que nos predispuso bien a mí y a mi compañera, mientras nos dábamos cuenta de que se trataba de alguien que se ve a sí mismo como parte de la lucha popular.

Camilo Mejía: Mi nombre es Camilo Mejía. Fui sargento en la Guardia Nacional en Florida. Estuve en Irak a principios de 2003 y participé en la guerra. Regresé con un permiso de dos semanas y decidí que no podía ya ser más parte de la guerra en buena conciencia, por lo que decidí no volver a ella y apliqué para el estatus de objetor de conciencia, lo que ha sido negado al principio…

También fui juzgado en una corte marcial, encontrado culpable de deserción y pasé casi nueve meses en confinamiento en una prisión militar por rehusarme a regresar a la guerra en Irak.

Salí hace poco, hace poco más de un mes… estoy contra la guerra y estoy acá prestando mi voz al movimiento por la paz y por la justicia.

* * *

Camilo habla con voz suave, considera sus respuestas cuidadosamente. Y lo más interesante para nosotros era cómo se convirtió en militar en primer lugar.

Camilo Mejía: Tengo una larga historia con lo militar. Me uní luego de la universidad, luego de graduarme de bachiller, a la que fui un par de semestres.

Me salí, entrando a las fuerzas armadas, porque no sentía que estaba listo para la universidad, y porque quería algún nivel de independencia de mi casa. Vengo de una familia muy politizada en Nicaragua. Mi padre era un cantante sandinista, el cantante oficial de la Revolución Sandinista por un tiempo. Y mi madre también estaba en la política, por lo que supongo que quería escapar de todo eso.

Quería encontrar mi propio camino, hacer mis cosas, y encontré lo militar. Supongo que es una combinación de cosas. Quería independencia. Fue también un forma de rebelión, hacer lo que nadie esperaba que hiciera.

No estaba listo para la universidad, y el ejército parecía una buena opción, para ir y… [sacude su cabeza] supongo que crecer –lo que no es realmente el caso, pero ver el mundo y regresar tal vez listo para la universidad. Y ustedes sabe que te ayudan con la colegiatura y cosas como ésa. Así que fui ahí, allá por 1995.

Bueno, de 1995 a 1998, fue muy común; ya saben, era un hombre de infantería en una unidad mecanizada. Hice muchos amigos; pasé casi todo el tiempo en Texas. Y salía, saben, no hay mucho que decir de ello. Regresé a la universidad. Me uní a la Guardia Nacional. Cada contrato militar dura ocho años, así que cuando salí de mi enrolamiento activo aún tenía como cuatro y medio años de contrato, así que me puse a pensar que terminaría mi plazo, usaría mi uniforme una vez por mes mientras iba a la universidad y conseguía educarme; tal vez regresaría a la fuerza activa como psicólogo. Mi plan era ser psicólogo. Pero apenas un semestre antes de mi graduación, y justo dos meses antes del término de mi contrato de ocho años, mi unidad fue activada para ir a Irak en apoyo a la Operación Libertad para Irak.


Foto: Ron Smith D.R. 2005
Me era muy indiferente la situación de guerra en ese momento, en algún nivel estaba en desacuerdo con ella porque… bueno, no había guerra entonces, pero no estaba de acuerdo con la tendencia del gobierno a gritar “¡Guerra!” pese a carecer de evidencias, evidencias de armas de destrucción masiva, y de nexos entre los ataques terroristas del 11 de septiembre y Saddam Hussein. Acerca de casi todo lo que decían por lo que íbamos a la guerra, porque no parecía tener sentido. Así que estaba en desacuerdo con las razones que daba el gobierno, pero estaba todo muy politizado. Era una oposición muy politizada a esta guerra, a esta guerra en particular. No tenía en verdad ningún problema en ser un infante, no tenía problema con ser un soldado de combateo ser un líder de escuadrón de una unidad de infantería. Solamente estaba en desacuerdo con esta guerra en particular en términos políticos.

Pero luego de entrar en acción, y saben, una vez que fuimos a Irak y comenzamos a meternos bajo fuego, y comenzamos a ser emboscados y atacados con cohetes y morteros y dispositivos explosivos artesanales en el camino, comenzamos de hecho a mirar el rostro real de la guerra, saben: gente muriendo, un lugar siendo tomado, y saben, las ráfagas y todo…

[Aquí Camilo se pierde en la distancia; es claramente atormentado por lo que fue forzado a hacer en Irak…]

… el cuestionamiento a la guerra se había parado mucho, porque estábamos siendo atacados mucho cada día, y es realmente difícil hacer cualquier real cuestionamiento moral de cualquier guerra cuando estás en ella. Porque tu vida corre peligro cada segundo, y tienes miedo, estás frustrado, y respondes a tus miedos y respondes a tus frustraciones. Y básicamente quieres que tus hombres salgan vivos de ahí, como líder de escuadrón, y quieres salir tú vivo de ahí, de regreso con tu familia, así que no cuestionas realmente la guerra, no cuestionas de verdad tu papel en la guerra. Simplemente vives con ello, y haces mucho de lo que se supone que debes hacer, estés de acuerdo con ello o no.

Y entonces me dieron un permiso de dos semanas, y regresar a casa me dio la paz mental y la claridad para encarar mis sentimientos acerca de la guerra y todo lo que hicimos. Saben, la gente quiere saber si fuiste emboscado, ¿estuviste en bajo fuego? ¿Mataste gente? ¿Viste gente morir? Y por primera vez comienzas a hablar acerca de estas cosas y a revelar estas experiencias lejos del peligro, y empiezas a a preguntarte preguntas sobre la validez de las razones dadas para la guerra, intentas encontrar tus propias justificaciones para hacer todo lo que hiciste, y bueno, por ser parte de una guerra.

Y al final encuentras que es… es una guerra imperialista, y es una guerra para el beneficio corporativo, y bueno, ni una persona debería morir por eso. Así que con la conciencia clara, no podía regresar. No podía ser parte de ello. Así que decidí no regresar.

Intenté hacer legal mi caso a través de los canales legales apropiados entre los militares. Las cosas no funcionaron, así que busqué consejo civil y me escondí y escribí mi solicitud para ser objetor de conciencia. Reaparecí otra vez en marzo del año pasado, y públicamente expresé mi oposición a la guerra, en términos morales, religiosos, espirituales, éticos y políticos. Dije que esta es una guerra por el petróleo, y que no soy un mercenario, y no iba a participar de la guerra, y procedí a entregarme al derecho militar luego de eso. Fui juzgado en dos meses, y hallado culpable de deserción con intento de evitar un deber riesgoso. Me dieron una sentencia de doce meses de confinanimiento [solitario], degradación de E6 a E1, reducción de dos tercios de mi paga y una licencia por mala conducta

Pase mi sentencia en Fort Sill, Oklahoma, una instalación de confinamiento; hice casi ocho meses y tres semanas, tuve una salida temprana por buena conducta y trabajo cumplido. He estado afuera casi un mes; estoy de regerso y estoy acá para decir que continúo en desacuerdo no solamente con esta guerra sino con todas, y sigo diciendo que esta es una guerra por el petróleo y por la dominación imperialista, y sigo prestando mi voz para hablar y decir que no deberíamos estar allá.

Vas allá y te metes en bajo fuego, y ves que al final de la batalla que la mayoría de los insurgentes se fue, si no todos, y la mayoría de los soldados sobrevivieron, si no todos, y miras el terreno en el medio y ves un montón de civiles muertos –sabes, niños inclusive, mujeres, viejos, tú dilo. Y esto no es sólo un evento aislado, sino un patrón. No pasa porque los soldados son gente mala, no pasa porque los insurgentes quieren matar a sus ciudadanos, pasa porque es la naturaleza de la guerra. No tienes que estar mucho por allá; no tienes que ser muy listo. Ahí está, se te para delante mientras estás allá. Es esa experiencia precisamente lo que me pone contra las guerras, estar ahí y mirarla y tenerla en la cara.

Y puedes tener una oposición moral a ella, y no importa, porque eres un soldado y tienes un deber. Porque te dicen que matas, matas, y porque te dicen que dispares, disparas. Te dicen que realices una emboscada y lo haces, te dicen que bloquees un camino y lo haces, y los sentimientos y las emociones y los principios morales no juegan papel alguno en esto.

Lo ves en las noticias, sabes –cada vez que muere un soldado, sabemos de ellos. ¿Pero y los civiles? Es una tasa de diez a uno, si no más. [Las últimas estadísticas sugieren una tasa de más bien cien a uno.]

Cindy Sousa: ¿Qué hay de tu experiencia como nicaragüense-estadounidense? ¿Influencia tu opinión?

Camilo Mejia: Hasta cierto punto supongo que sí, no solamente por ser nicaragüense sino por tener a padres involucrados con la Revolución Sandinista, y cómo el gobierno de Reagan intervinó en la guerra civil que tuvo lugar en Nicaragua y fundó la Contra. Era una guerra mercenaria que sacudió la economía, y bueno, era una sociedad muy justa. Era una sociedad y una forma de gobierno sin afiliación oficial con nadie. Fui a una escuela católica privada cuando estuve ahí, así que no pueden decir que era un país comunista. Había empresa privada, así que en realidad no pueden decir que Nicaragua era comunista o incluso socialista. Era solamente un país, saben; era solamente una forma de gobierno que trataba de construir una sociedad más justa para todos.

Recuerdo que daban vacunas a todos los niños. Enseñaban a todos a leer y a escribir. Todos cosechaban café, y era un sueño, era una sociedad soñada por un tiempo. No es un buen ejemplo si eres una superpotencia en el mundo, y la única forma de alimentar tus necesidades es a través de la opresión. Y así que promueves la inestabilidad y alientas y financias guerras mercenarias –y saben que viví ahí. Fui sacado de alguna manera de esa realidad porque era muy privilegiado. Pero se quedó en mí; permaneción conmigo en alguna parte, dentro de mi mente, en mi memoria de alguna forma.

Ese sentimiento de injusticia resurgió en Irak no mientras era oprimido sino mientras era un instrumento de opresión. Regresó de alguna parte de mi conciencia, de mi memoria, de la historia de mi vida, y tomó completamente el control, así que aquí estoy.

* * *

Camilo nos habla mucho sobre sus sugerencias para los jóvenes que considerar volverse militares. La entrevista con él ha sido incluida en el video contra el reclutamiento por venir de activ8media, “Army of None: What Military Recruiters Aren’t Telling You”. Pueden encontrar más información sobre este proyecto en activ8media.org. Y nosotros, quedamos más que satisfechos por las respuestas de Camilo a nuestras quemantes preguntas.

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