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Rodeados por 800 policías fuertemente armados, San Blas Atempa, Oaxaca, se niega a rendirse

El gobierno autónomo fue violentamente expulsado el miércoles, pero el gobierno “oficial” no ha regresado al palacio municipal


Por Al Giordano y Bertha Rodríguez Santos
El Otro Periodismo con la Otra Campaña en San Blas Atempa, Oaxaca

2 de marzo 2006

SAN BLAS ATEMPA, OAXACA; MARZO 2, 2006: El pueblo de San Blas está bajo sitio, rodeada por 800 efectivos estatales y otros policías fuertemente armados que invadieron el Palacio Municipal Popular Autónomo aquí a las tres de la mañana del miércoles. Llegaron en las horas previas al amanecer siguiente del tradicional carnaval de este pueblo zapoteco. Para el miércoles por la noche hubo confrontaciones violentas entre los pobladores y los policías antimotines, armas de fuego, granadas de gas lanzadas de cañones y perros de ataque, al menos cuatro arrestos; gente que una vez más –como ocurrió aquí hace catorce meses- fue arrestada a consecuencia de las heridas que sufrió en las calles.


Foto: D.R. 2006 Bertha Rodríguez Santos
El sitio se dio exactamente a catorce meses del día de Año Nuevo en 2005 cuando los pobladores –cansados de la simulación de democracia impuesta sobre ellos por una jefe política local que es apoyada por un gobierno estatal represor- tomaron el palacio municipal en una historia que fue conocida en toda la república y en el mundo el pasado 6 de febrero cuando dieron la bienvenida al Subcomandante zapatista Marcos en el edificio. El portavoz rebelde visitó a los cinco presos políticos del pueblo en la cárcel cercana (una visita documentada en el video noticiero “Marcos va a la cárcel” del Otro Periodismo con la Otra Campaña) y juró que su rebelión local ser volvería pronto nacional.

La ocupación violenta de los efectivos estatales llegó nueve días después del arresto el domingo 19 de febrero de Nicanor Salud –un chofer de moto-triciclo local (la forma primaria de transporte entre San Blas y la cercana Tehuantepec) involucrado con el Comité de Resistencia Civil del pueblo y uno de los 72 ciudadanos locales con órdenes de aprehensión pendiendo sobre sus cabezas desde el levantamiento de enero de 2005. La policía plantó una pistola y una bolsa de cocaína a Salud y lo llevó ante el ministerio público federal en Salina Cruz. Ahí, 500 pobladores indignados de San Blas rodearon el edificio y amenazaron con ocuparlo si su compañero seguía preso. Salud aún enfrenta cargos federales por la pistola y la carga de droga usados para justificar ese arresto. Mientras era liberado bajo fianza, los fiscales estatales llegaron para detenerlo con la orden de arresto de 2005, pero las mujeres zapotecas del pueblo, con sus blusas huipiles coloridas y sus faldas, crearon un muro humano a su alrededor y sacaron a Salud a salvo. Salud entonces se dirigió a la multitud desde las escaleras del palacio municipal autónomo, declarándose a sí mismo “zapatista y adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona”. Y la gente del pueblo, en asamblea pública, votó por hacer lo mismo, masivamente.



Foto: D.R. 2006 Bertha Rodríguez Santos
Para la semana pasada la tensión siguió creciendo hasta el punto en que el gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz Ortiz envió a un abogado de su régimen para visitar a los cinco presos políticos del pueblo y les ofreció libertad inmediata si firmaban un acuerdo escrito negando ser presos políticos y denunciando que el Subcomandante Marcos los había definido como tales. Un preso, Roberto Ortiz Acevedo, fuertemente presionado por su familia, firmó el papel y salió de la cárcel el mismo día. Los otros cuatro – Alfredo Jiménez Henestrosa, Jorge Reyes Martínez, Feliciano Jiménez López y José Luis Sánchez Gómez– se negaron a firmar y siguen tras las rejas como presos de conciencia. Tienen las llaves de sus celdas pero se niegan a usarlas si eso significa tener que mentir para ganar su libertad.

El Otro Periodismo entró a San Blas el miércoles, seis horas después del sitio, y encontró el palacio municipal rodeado por 200 efectivos estatales con chalecos azul oscuro, fuertemente armados con rifles AK-47, macana y granadas de gas. Imposibilitados para entrar al centro de la ciudad, sus periodistas se dirigieron a la cercana Jalapa del Marqués para alertar a los periodistas auténticos del periódico El Cortamortaja y luego esa tarde ambos equipos de noticias tuvieron éxito para entrar a San Blas.

Hoy, el comandante José Manuel Vera Salinas, director de la Policía de Seguridad Pública del estado, dijo a los periodistas que contaba con 800 agentes de policía en este pueblo de 14 mil habitantes, para “salvaguardar la seguridad de todos los habitantes de San Blas… y restablecer y mantener el estado de derecho”.

Culpó a “jóvenes drogados” por la violencia del miércoles en la noche que, dijo, pelearon con la policía. Pero los ciudadanos locales cuentan una versión diferente: que un oficial de policía pateó a un hombre de edad, y otros ciudadanos del pueblo, incluyendo mujeres y ancianos, fueron hacia él, y siguió una trifulca que dejó cinco ciudadanos heridos que fueron arrastrados y llevados a la cárcel.

Hoy, jueves, durante una conferencia de prensa, los líderes comunitarios, el doctor Francisco Salud y el profesor Agustín Villalobos Talín, presentaron cuatro demandas a nombre de la resistencia civil de San Blas Atempa:

1. Libertad para los presos políticos del pueblo (los hombres ya mencionados antes presos desde 2005 más los otros cuatro de ayer: Obed Baylon Ortíz, José Luis Villalobos Osorio, Juan de la Rosa y Leobardo Ortíz Ruiz).

2. La cancelación de las 72 órdenes de aprehensión contra ciudadanos locales que surgieron de los eventos de enero de 2005.

3. Que el gobierno del estado declare la desaparición de poderes contra el gobierno “oficial” del pueblo.

4. El desafuero de la ex alcaldesa y diputada estatal Agustina Acevedo Gutiérrez (la cacique política local) para que pierda su inmunidad legislativa y pueda enfrentar cargos criminales.

Poco después de la conferencia de prensa la camioneta número 968 de la policía estatal llegó a las puertas de la oficina del doctor Salud y ocho efectivos tomaron posición a la puerta con rifles AK-47 y lanzagranadas de gas lacrimógeno. “Mis niños están adentro”, gritó sofocada una mujer mayor.

Un comandante tocó entonces la puerta de la clínica de salud y pidió ver al líder comunitario. El pretexto: “El jefe de gabinete del gobierno quiere hablar con él”, dijo, con un celular en la mano. El doctor Salud no fue a la puerta (el jefe de gabinete ya tiene sus números de teléfono y de celular). El contingente de policía se fue luego, luego fueron una vez más, despacio… los pobladores habían bloqueado el acceso vehicular a la calle por ambos extremos.

Otros medios –independientes y también pro gubernamentales- llegaron el jueves. Y a las 2 pm del jueves por la tarde la situación parece estar estancada: el gobierno autónomo no ocupa más el palacio municipal, pero tampoco lo hace el gobierno “oficial” del pueblo. La tensión crece al calor tropical y hasta ahora parece no haber solución al abismo entre la imposición desde arriba y el espíritu de lucha de abajo. San Blas Atempa –invadida por tropas de choque del gobernador Ulises Ruiz Ortiz- es una bomba de tiempo que hace tic tac rápidamente.

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