12 de
octubre 2002
Narco News '02
No favela,
Comunidad
La vida en los
barrios
periféricos
de Brasil
Por Luis A. Gómez
Jefe de la
Oficina Andina de Narco News
Desde Sao
Paulo, Brasil
narconewsandes@yahoo.com
En
este mundo, la favela es la favela... es una y siempre la misma... lo mismo en India, Bolivia, México o Brasil.
Es un lugar donde las expectativas de vida, de dignidad y de
justicia, tienen índices todavía más bajos
que los que puede medir la miopía intelectual de los analistas
del Banco Mundial. Y aquí, en la ciudad más industrializada
de este continente, con 18 millones de habitantes entre la zona
metropolitana y las ciudades menores del radio urbano, este corresponsal
los invita a hacer algunos viajes...
Vayamos a los primeros años sesenta,
queridos lectores, a conocer la historia. Veamos a un Brasil
que, recién instalada la dictadura militar, estaba literalmente
en bancarrota. Miren a esos señores de trajes oscuros
y piel muy clara... vienen del norte a traer dinero, inversiones
y progreso... el campo de este país y sus salvajes zonas
selváticas no producen suficientes productos para entrar
al mundo civilizado. Pero los hombres de negro traen, en sus
maletines, la llave del Paraíso...
En un abrir y cerrar de ojos, esta región
de Brasil se convierte por arte de magia en un centro industrial:
autos, tractores, ropa, llantas, cubiertos, aparatos eléctricos,
ufff, imposible contar ya las decenas de fábricas que
ahora ocupan un paisaje donde, apenas unos antes, sólo
había casas, mansiones, algunos tranvías y varias
haciendas alrededor. Sao Paulo, alguna vez capital de un imperio
americano, ciudad con historia y con cultura, será hacia
1970 una urbe resultado de un milagro económico tan impresionante
como el Alemania luego de la Segunda Guerra Mundial.
Y gracias a los gringos de negro (casi
todos banqueros e industriales), gracias al orden militar, comienzan
ya a llegar por acá los primeros migrantes que habrán
de mantener alimentada la chimenea de la producción.
Brasil:
el espejo del mundo
Antes
de continuar este viaje, miren con atención el mapa en su paquete de viaje.

Como
verán, con tanto territorio
cerca del agua, en pleno Atlántico sur, Brasil es ideal
para recibir migraciones de todo el mundo. Eso ha ocurrido. Han
venido, claro, los portugueses, y trajeron esclavos de África.
Pero también llegaron italianos, japoneses, españoles
y árabes
los últimos años han comenzado
a llegar peruanos, bolivianos y colombianos. Como pueden ver,
nuestras ciudades, todas, están pobladas de gente de todos
los colores, los tamaños y las formas. Se podría
decir que Brasil es como un planeta dentro de otro
o como
un espejo de este mundo.
Así, cada ciudad es un espejo más
pequeño que refleja al más grande. Cada barrio
es otro espejo, cada favela es también lo mismo y bueno,
es un espejo un poco más maltratado, que refleja pobremente
todos los demás espejos
actualmente, Brasil tiene
alrededor de 170 millones de habitantes. Y no es propiamente
un país pobre: el Producto Interno Bruto per cápita
fue el año 7.625 dólares en 2000. Sin embargo,
como reconoce el gobierno del actual presidente, el socialdemocráta
Fernando Henrique Cardoso, "hace ya más de 500 años
que somos un país marcado por las desigualdades sociales":
más de la mitad de las familias brasileñas vive
con menos de 100 dólares al mes.
Pero que nadie se preocupe, porque este
gobierno ha creado varios programas de asistencia y seguridad
social, como el Programa de Erradicación del Trabajo Infantil
o el que preveé abusos sexuales a menores
gracias
a ello, unos 50 mil jóvenes de todo el país han
conseguido dejar atrás el ambiente violento de las favelas
y seguir estudiando
sí, bueno, fuera de estos programas
han quedado más de medio millón de chicos, pero
nadie es perfecto.
Las favelas brasileñas tienen nombres
como Ciudad de Dios, Paraisópolis, Heliópolis y
otros. En ellas el poder casi siempre queda en manos de las mafias
del narcotráfico y el crimen organizado
mas seguiremos
con la historia general en otro momento, porque nos acercamos
ya a nuestro destino, Jaguaré
Jaguaré:
24 mil almas
Al
sur de São Paulo, allá, miren, en esa colina tan
linda ya aparecen las primeras casitas
hechas con madera vieja. Esas personas que miran caminando, con
sus muebles viejos y sus sacos cargando en carretas, o en sus
espaldas, han venido de todos los rincones de Brasil. Algunas,
podrán darse cuenta, son negras, otras amarillas o blancas,
algunas tienen rasgos indígenas... todas han venido acá
para ver si hay esperanza de continuar viviendo. Y cuando tienen
oportunidad, entran a trabajar en las fábricas, o venden
cosas por la calle, o sirven de mozos y de lavanderas, trabajan
para los ricos.
Observen con atención como esta
gente sin dinero y sin educación va poblando el cerrito.
Los árboles desparecen de la superficie. Pero estén
tranquilos, que en los años setenta el buen gobierno de
los militares, si se portan bien y no se hacen comunistas (para
ésos cárceles, exilio, tortura y muerte)... proveerá
de algunos servicios al nuevo barrio. Mientras, que roben un
poco o que comiencen a traficar con drogas no es tanto problema...
al fin y al cabo ellos no se acaban, siguen llegando... inclusive
en Rio de Janeiro tenemos varias favelas como ésta y las
hay más grandes, mucho más.
De esta suerte, Jaguaré en los
años ochenta fue, como casi toda favela, un centro de
distribución de drogas, refugio de bandidos y hogar de
mucha gente que pobre, pero honradamente, trabajaba, pero ya
casi no en las fábricas. La gente de Jaguaré comenzó
vender mercancías en las calles, a trabajar limpiando
alcantarillas
esa vida, sin seguridades ni descanso, los
puso de facto al margen de la ley, y no tardaron en radicalizar
su situación. Por eso la policía de Sao Paulo comenzó
a portarse dura con ellos, a meterlos en la cárcel con
cualquier pretexto
la cuestión se volvió
cada día más difícil, porque tanto pobre
no tenía, bajo los esquemas neoliberales, posibilidades
de salir de su miseria.
Fue así que el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID) decidió apoya al gobierno de Brasil
para mejorar las vidas de los favelantes. En 1995, como una muestra
de ello, el BID desembolsó 180 millones de dólares
para un programa de mejoramiento en las favelas de Rio de Janeiro
y más adelante, el 10 de julio de 1996, 250 millones más
para las de Sao Paulo. La caridad con altas tasas de interés
se aplicó con pobres resultados en Rio. En Sao Paulo,
el entonces alcalde de la ciudad, Paulo Maluf (¿recuerdan
al civil que sirvió a las dictaduras militares? Ése
que el 6 de octubre quedó casi acabado gracias a los buenos
resultados electorales del PT), bueno, recibió el dinero
y construyó, por ejemplo, tres edificios en Jaugaré
que seis años después se están cayendo (por
la baja calidad de los materiales con que fueron hechos), que
no pueden albergar ni a la sexta parte de la gente. La mayor
parte de esos recursos fueron desviados a otros asuntos y a varios
bolsillos
y ni en Rio ni en Sao Paulo mejoró nada
realmente, los cambios no fueron de fondo y hoy, dicen, la vida
en las favelas es peor de lo que era antes.
En Jaguaré viven 24 mil personas,
24 mil almas en un espacio de no mayor a los cuatro kilómetros
cuadrados. Las calles, si las hay, son empinadas, pobres. Muchas
de las casas son apenas cuatro paredes de madera vieja. Algunas
personas, sobre todo los comerciantes del barrio, tienen teléfono
y casi todas las moradas cuentan con energía eléctrica.
Esta colina que fue tan linda, hoy mira
hacia las fábricas y los grandes edificios de la contaminada
Sao Paulo, tratando de reencontrar su dignidad, otro camino para
seguir en la vida. "A la gente de acá no le gusta
decir que vive en la favela
es como si al decirlo perdieran
calidad humana
no lo dicen con naturalidad sino con vergüenza",
nos comenta Paulo César Pereira, presidente de la Asociación
de Colonos de Jaguaré y, por lo mismo, el líder
político de esta localidad. ¿Por qué? ¿Por
qué son pobres? Sí, en parte
Mientras uno sube o baja por las calles
de Jaguaré, en algunas barracas aparecen los rostros,
casi siempre mirando con desconfianza. Se abren callejones por
todos lados y cada terreno llega a contener hasta cuatro casitas
en un área de menos de 150 metros cuadrados. No hay agua
potable ni servicio completo de alcantarillado. La gente improvisadamente
ha creado pequeños sistemas de desagüe, muchos de
ellos a cielo abierto. En las calles, sobre las piedras o la
tierra, los niños juegan corretean desclazos y semidesnudos
y en los canales, como otro espejo, es posible encontrar simpáticas
ratitas que pelean por los desechos.
Como les dije antes, queridos lectores,
la favela es un barrio pobre, como cualquiera, violento e insalubre
y Jaguaré, esta pequeña favela es como cualquier
otra. Salvo, tal vez, porque ahora Paulo y el directorio de la
Asociación de Colonos están peleando por darle
un nuevos rostro
Paulo:
"No favela, es comunidad"
Paulo
parece tener poco más de cuarenta años. Es mulato,
delgado y alto. Su rostro está
surcado por arrugas y algunas cicatrices. Su corte de cabello
y su ancha nariz, su expresión, recuerdan un poco a Carl
Lewis, pero a diferencia del atleta Paulo César Pereira
tiene siempre una expresión amable, pacífica en
el rostro. Es comerciante ahora, "pero ya trabajé
de todo. Fui agricultor, obrero, vendedor de la calle y ahora
me mantengo con este comercio donde vendo café, pan y
artículos para el hogar". Es el líder político,
la gente lo saluda con respeto y alguno niños, volviendo
de la escuela, besan su mano con afecto, como es costumbre con
quien manda y guía.
Narco News: ¿Cuándo llegaste a Jaguaré?
Paulo:
Personalmente me instalé en Jaguaré hace doce años,
pero esta comunidad tiene una historia que se remonta ya más
de cuarenta años, cuando comenzaron a llegar los primeros
inmigrantes del norte y del noreste del país.
Narco News: ¿Y cuál es tu función como
presidente de la asociación?
Paulo:
Desde que fui electo por la comunidad he tratado de realizar
en dos años las obras que venimos necesitando desde hace
más o menos cuatro décadas. No sólo consiguiendo
mejoras en los servicios o regularizando otros, como el del agua
y alcantarillado, que acá las personas adquieren clandestinamente;
también hemos procurado, por ejemplo, tapar un enorme
y peligroso hoyo en una de las entradas a la comunidad (lo conseguimos
hace poco). Y estamos tratando de llevar adelante algunos programas
de asistencia social, coordinados por un sacerdote que vivie
entre nosotros y con ayuda de voluntarios.
Narco News: ¿Cuántas personas viven acá
actualmente?
Paulo:
Según un último censo, un censo bastante superficial,
en Jaguaré viven 24 mil personas en 700 domicilios familiares
[ojo, queridos lectores: 3,5 personas por casa, en terrenos de
aproximadamente 5 por 5 metros de superficie].
Narco News: ¿Y los problemas de narcotráfico
y criminalidad?
Paulo:
Mentiría si te digo que hemos terminado con el crimen
o el narcotráfico en Jaguaré
pero hemos conseguido
cambiar algunas cosas y reducir los problemas a níveles
mínimos. Hay todavía consumo de drogas, pero este
problema es más o menos el mismo, y mucho menor, que el
que existe en los barrios ricos de Sao Paulo. Desde que fui electo
como presidente logré reducir los índices de criminalidad
aprovechando algunas políticas sociales del gobierno federal
y de la alcaldía: ahora los jóvenes de Jaguaré
tienen mejores posibilidades de seguir estudiando, de realizar
algunas actividades deportivas y culturales, y ya no tienen tanto
tiempo, como antes, para pensar en dedicarse a actividades ilegales.
Pienso que a este paso, mientras la gente vea que se hacen las
obras, podremos hablar, dentro de poco tiempo, de la desaparición
del problema de las drogas.
Narco News: Entonces, están bien organizados
hay alguna fuerza que los dentifica
Paulo:
Bien organizados no, pero necesitamos hacerlo. La comunidad ha
comenzado a unirse para acceder a los programas sociales de la
alcaldía
por otra parte yo imagino, porque no tengo
esa información, que a la gente se le hace pesado decir
que vive en un lugar llamado "favela". Cuando hablan
de eso lo hacen en forma muy soterrada, escondiendo la palabra
no les gusta decir que viven en una favela
y yo creo que
una de las formas de levantar la autoestima de la comunidad es
levantar la favela, ¿de qué forma? A través
de los programas de asistencia social, a través los proyectos
como "Barrio Legal" de la alcaldía [en poder
del PT] cuya primera fase es la implementación de sistemas
de saneamiento básico
creo que a partir de eso
introduciendo eso, la energía eléctrica, construyendo
plazas y áreas de esparcimiento, la identidad de la gente
que vive en un lugar llamado favela
la palabra favela tiene
mucho peso, una mística
el que vive en la favela
es identificado con el narcotráfico, con el crimen
y como el 99,9 por ciento de las personas que viven en la favela
son trabajadores, personas humildes, pienso que no les gusta
por eso decir que viven aquí.
Narco News: Perdona, Paulo, ¿votaste por Lula el 6 de
octubre pasado?
Paulo:
No, no voté en la primera vuelta. Te hablo como Paulo,
no como líder de la comunidad. No voté por él
porque si Lula hubiera ganado en la primera vuelta se habría
sentido muy fuerte, hubiera tenido una votación demasiado
grande y habría tenido el poder de hacer muchas cosas
sin consultar a la sociedad. Pienso que un buen gobernante es
el que plantea todas las soluciones de acuerdo a la sociedad,
que un buen gobernante hace lo que la sociedad le permite y pide.
Por eso no voté
pero en la segunda vuelta estoy
tengo a Lula en la cabeza.
Narco News: Entonces, ¿piensas que un gobierno de Lula
va a mejorar la situación de Brasil?
Paulo:
Pienso que hay una gran expectativa por eso: el país necesita
alguna cosa grande. Y la posibilidad de un mejoramiento es todavía
una incógnita
pero las esperanzas están todas
puestas en eso, porque Lula salió del medio obrero, conoce
el mundo y los problemas del trabajador, por lo que hay enormes
oportunidades para ese cambio. Ahora, eso puede ocurrir o no,
pero la expectativa existe, porque la gran mayoría del
pueblo brasileño es de origen humilde y Lula conoce sus
carencias.
Y
así, dejamos a Paulo trabajando,
en su comercio y en su comunidad. Ha sido importante entrar a
este mundo porque, hace poco más o menos treinta años,
del cinturón industrial ABC de Sao Paulo, en una favela
como ésta, comenzó su lucha Lula y fueron sus vecinos,
sus compañeros los que dieron el impulso inicial al Partido
de los Trabajadores. Si ustedes quieren, y lo piden, volveremos
a visitar una favela, perdón, una comunidad popular
volveremos a estos lugares donde pese a todo, la vida lucha por
florecer.
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