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15 de enero, 2002

Narco News '02

Photo by Al Giordano, D.R. 2002

Habla El Mallku:

Autonomía Indígena y la Coca

La Entrevista de Narco News

con Felipe Quispe

Por Luis Gómez and Al Giordano

desde algun lugar en La Paz, Bolivia

Introducción

Por Luis Gómez

Ha sido agricultor y guerrillero, estudia historia en la universidad pública y, más que nada, se ha convertido en el símbolo y la voz de la nación aymara, una etnia de 2 millones y medio de personas que habita en el corazón de los Andes (en Bolivia y en algunas regiones del sur de Perú). Así por ejemplo, en abril de 2000, durante los graves conflictos sociales que sacudieron a Bolivia, Felipe Quispe dirigió un cerco a La Paz, ciudad donde se asienta el gobierno, y comandó una insurrección civil de más de 500 mil hombres, mujeres, ancianos y niños hartos de vivir en la miseria, explotados por los mestizos, los criollos y los extranjeros que mandan en este país.

Y es que este indígena de ojos oscuros y brillantes, de sonrisa delgada, no sólo es el secretario general de la Confederación Única de Trabajadores del Campo de Bolivia (CSUTCB, máxima organización campesina del país)... Quispe es también el Mallku [el príncipe], el hombre al que todas las naciones indias que habitan el territorio boliviano han otorgado el bastón de mando tradicional, haciéndolo su único líder, su interlocutor verdadero.

Sin ceremonias, con maneras sencillas, Felipe Quispe recibe a Narconews en su oficina. Mientras fuma algunos cigarrillos sin filtro y mastica algunas hojas de coca, se dispone a responder el cuestionario. Pero cuando, en el inicio de la conversación, se enfrenta a la posible existencia de medios de izquierda estadunidenses, su primera expresión es de sincera duda: "¿Hay izquierdas allá todavía?". Y es que a su manera de ver, y siendo el gobierno boliviano un resonador de la política de Washington, en Bolivia no existen más las organizaciones de izquierda, "toditas se han derechizado"... y Quispe creía que tal vez este proceso era un reflejo de lo que estaba ocurriendo con la política en Estados Unidos.

Hablando del gran país al norte... el líder campesino no tiene dudas: "El gobierno de los Estados Unidos me odia a muerte; no puedo entrar a ese país. Me han tipificado como terrorista". Muy probablemente, los sucesos del 11 de septiembre pasado han influido en este trato, porque fue pocas semanas después del hecho que Manuel Rocha, el embajador del Imperio, participó en calificar de terroristas al dirigente cocalero y diputado nacional Evo Morales y a Felipe Quispe en una conferencia sobre terrorismo organizada por la presidencia de Bolivia en noviembre pasado.

Quispe tiene además una causa pendiente por alzamiento armado en los juzgados bolivianos debida a su participación en los años noventa en el Ejército Guerrillero Tupac Katari (un juicio que el Estado alarga ilegalmente sin poder obtener un fallo en contra de los acusados). Pero en cualquier caso, el secretario general de la CSUTCB es un poderoso opositor del gobierno boliviano y, en consecuencia, de las políticas extraterritoriales de Estados Unidos... así que las afirmaciones del Virrey Rocha no son más que la típica reacción a la rebeldía de aquellos que, desde abajo, se niegan a aceptar el estado actual de las cosas en América Latina y el resto del mundo.

Inclusive, la tradición de resistencia del pueblo ayamara cobija la lucha de Quispe y la CSUTCB. Insumisos al poder español, los aymaras se rebelaron por lo menos una veintena de veces entre los siglos XVI y XIX. De entre todas estas rebeliones, destaca la que a fines del siglo XVIII comandó Tupac Katari (en él se inspiró la mencionada guerrilla). Este hombre, al frente de un contingente de diez mil hombres y mujeres, estuvo a punto de expulsar al poder colonial. De hecho, en 1781, en la cima de su éxito guerrero, Tupac Katari mantuvo cercada a La Paz durante meses, provocando el hambre y la desesperación en los colonizadores y sus familias.

Cómo su predecesor en el liderazgo de su pueblo, Quispe llevó a cabo la menccionada acción de cerco en el 2000, que guarda con la de Tupac Katari el símil de saber acorralar al gobierno en su propio terreno, en "su" ciudad. Y más aún: como casi todo pueblo americano originario, el Mallku mantiene viva la llama de su historia, siempre cerca de él; en su oficina de la CSUTCB, respaldándolo desde un muro y desde el pasado, es posible admirar los retratos de Tupac Katari y Bartolina Sisa (esposa de Katari y valerosa lugarteniente del ejército aymara de hace dos siglos). Desde ahí, apoyado por sus antepasados y haciendo sus propias notas sobre esta entrevista, Felipe Quispe habla del presente que corre.

La Entrevista

-Hablemos un poco de la hoja de coca y la situación actual del narcotráfico en este país...

-Bueno, la coca ha sido ancestralmente una hoja sagrada. Nosotros los indígenas le hemos tenido un respeto muy profundo... un respeto que implica no pisarla, porque la coca castiga [pisar hojas de coca, triturarlas mezcladas con algún precursor, es uno de los primeros pasos de la producción de cocaína]. Por lo general, nosotros sólo la utilizamos para acullicar: la masticamos en tiempos de guerra, en las ceremonias rituales para brindar a la Madre Tierra (la Pachamama ) o al Padre Sol y a otras divinidades aymaras, como los cerros. Entonces, como nación indígena, nunca hemos desnaturalizado, prostituido a la Coca Mama, porque es una madre. Son los occidentales lo que la han prostituido, los que han creado una droga. Esto no implica que nos desentendamos del asunto, no, porque sabemos que este flagelo amenaza a la humanidad entera y, con esta perspectiva, pensamos que los que han prostituido a la coca tienen que ser castigados.

Ahora, ¿quién paga en esta vida? Nosotros, los que labramos y cultivamos la coca. Incluso hemos recibido críticas por masticarla. Esto ocurre sobre todo con los campesinos de las zonas yungueñas y del Chapare. En esas zonas estamos en peligro, porque los Estados Unidos tiene la saña de destruir, de aniquilar nuestra sagrada hoja de coca, luego de que tuvimos esas zonas de cultivo tradicional por varios siglos.

Tarde o temprano la droga será legalizada, y seguramente nos convertiremos en consumidores, vamos a depender de ellos, de los que la industralicen en el norte, y en vez de masticar nuestras hojas vamos a comprar la que ellos cultiven. Ésta es la mentalidad que parecen tener los gringos, o al menos eso vemos desde nuestras comunidades.

Para nosotros seguirá siendo igual una hoja sagrada, porque también gracias a ella podemos trabajar en la construcción de edificios, en el campo y en las minas. Es la que amortigua el hambre y la miseria... la coca tiene muchas propiedades, no es una planta cualquiera.

-La primera prohibición de la coca en la historia fue durante el periodo colonial español, pero fracasó...

-Sí. En un principio los españoles dijeron que era una hoja diabólica, pero finalmente, movidos por la ambición, empujaron el aumento en la producción. Fueron ellos los que vieron las ventajas económicas, porque en las minas [como la del Cerro Rico de Potosí], se consumía mucha hoja de coca. Así que para satisfacer esa demanda, por ejemplo, fueron los primeros en cultivar coca en los Yungas... han preparado grandes extensiones de tierra para el cultivo. En tiempos del Imperio Inca no existía el cultivo masivo, era una producción ligada a lo sagrado de la coca, y los españoles la extendieron (y lo mismo hicieron los gobiernos luego de la independencia de Bolivia)... y ahora resulta que Estados Unidos trata de quitarnos hasta lo que nos corresponde a los indígenas, esa parte esencial de nuestra cultura.

-Hablando un poco de la situación presente, las Fuerzas Armadas Bolivianas parecen haberse subordinado a una potencia extranjera, pero por otra parte, cada día aparecen evidencias de que el Estado se ha ido narcotizando. ¿Cuál es el papel que juegan los gobiernos extranjeros en este país?

-Mire, en este país llamado Bolivia, desde 1825 [año de la fundación e independencia de Bolivia] hasta hoy han gobernado más los militares que nadie. Y en el caso de la producción de cocaína, pues no son ajenos al suceso: el ex dictador Luis García Meza o el propio Hugo Banzer, quien fue uno de los primeros impulsores del narcotráfico en Bolivia. Yo pasé cinco años en la cárcel, y ahí conocí a todos los grandes narcotraficantes bolivianos, que han sido además miembros de la clase política y los partidos tradicionales: del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) y de otros partidos. Los partidos a su vez se han servido del narcotráfico para financiar sus campañas; definitivamente, la política boliviana está narcotizada... muchos de ellos están afuera, ni siquiera conocen la cárcel... están por ejemplo en el Parlamento.

La gran mayoría de los presos por narcotráfico son indígenas que han pisado coca o traficaron en pequeña escala. Ya lo dije, es esa gente la que paga: los indios. Los últimos meses todos los días están cazando indios en el Chapare. Y como los otros controlan el poder económico, político y social, pues van a seguir controlando el narcotráfico. Nos haría falta un gobierno imparcial, porque la ley tiene que medir con la misma vara a todos., y más que nada a ellos, que son los verdaderos culpables de miles de muertes en el mundo entero. Éste es el tipo de política que tenemos aquí.

-Esto último es, con sus variantes, el mismo problema que podemos apreciar en casi toda América Latina, especialmente en los países andinos: Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia. El Plan Colombia inventado por Washington casi ha fracasado y, según mi análisis, hay tres factores decisivos para este fracaso: el primero es que el rechazo se ha internacionalizado, por ejemplo con el desacuerdo de la Comunidad Europea a este plan militar; en segundo término, muchos sectores de la sociedad colombiana se han pronunciado en favor de la legalización de la droga en Estados Unidos como una salida al problema; y el tercer factor es que se puede observar una confluencia entre el movimiento por la legalización y el movimiento indígena de ese país. ¿Usted cree que esta dinámica pueda aplicarse a Bolivia de alguna forma?

-Bueno... usted dijo que este tipo de problemas [se refiere al narco] existe en lugares donde también existimos los indígenas, ya sea en Perú, México o cualquier otro país. Y para nosotros esta política es nuestro enemigo, es la que nos discrimina y nos mata... en otras palabras, yo diría que el Plan Colombia fue creado con la intención de aniquilarnos a los indígenas. No sólo eso, también para quitarnos nuestro trabajo y nuestras tierras, nuestros hogares. Pero estamos organizados y no vamos a permitir que nos los quiten; nos vamos a defender si es necesario con dientes y uñas... no podemos perder nuestra sagrada coca, y con esto no estoy defendiendo al narcotráfico, estamos hablando de la coca en forma sana, viva, y que es una herencia que nos han dejado nuestros antepasados. El problema de la droga se lo dejamos a los Estados Unidos, porque los indios no consumimos droga, sólo pijchamos (verbo ayamara que se refiere al acto de mascar coca, en pequeños alijos, entre las encías y la parte interior de las mejillas); es una cuestión política, religiosa y hasta económica, ya que muchos campesinos viven en Bolivia del cultivo de coca, trabajando tierras que sólo pueden producir coca, ningún otro producto agrícola... por más que haya miles de proyectos como el Plan Colombia, u otros planes que pueda producir el imperialismo gringo, yo creo que acá no van a resultar.

Una nación indígena...

-En algunos de sus discursos, usted ha planteado el tema de la autonomía indígena, con lo que sus ideas se relacionan con las de los zapatistas en México y otros discursos similares en todo el planeta. Háblenos del tema...

-Nosotros los indígenas tenemos nuestro propio territorio. Este territorio [se refiere a Bolivia] no es de los occidentales, de los colonizadores, es nuestro. Tenemos nuestra propia historia, nuestra propia filosofía, nuestras leyes, religión, idioma, hábitos y costumbres. Desde esa perspectiva, nosotros los aymaras nos consideramos una nación y de ahí la idea de autodeterminarnos. Nosotros no seguimos la bandera tricolor boliviana que cargan nuestros opresores; nosotros tenemos la wiphala [la bandera de siete colores, a cuadros].

Photo: Al Giordano, D.R. 2002
Felipe Quispe y la Bandera Whiphala
(notese el bastón de mando con la bandera)

Tenemos nuestros propios héroes y mártires... y poco a poco vamos avanzando para tener una Constitución Política del Estado de Kollasuyo [antiguo nombre que recibía esta región andina]. Ya estamos creando nuestros propios códigos y legislación, de acuerdo a los tiempos que corren. Por tanto, la autodeterminación indígena es una cuestión que se dará tarde o temprano.

Por ejemplo, en algunas provincias del departamento de La Paz ya no hay policías, ni autoridades judiciales, ni autoridades políticas, y estamos ahora peleando por sacar los puestos militares que hay en estas zonas. En todos esos lugares hemos elegido nuestras autoridades originarias; con esto estamos empezando. Cuando había policía había ladrones que robaban nuestras pertenencias y nuestro ganado; ahora que ya no existe ese sistema, ya no hay tantos problemas. Por lo que vemos que las leyes occidentales, las leyes bolivianas, más bien traían consigo el fracaso, el robo y otros crímenes. Aparte está la cuestión del carnet de identidad. Nosotros ya no vamos a usar el carnet de identidad boliviano, en esta confederación estamos trabajando para tener un documento de identidad propio.

Así que la wiphala flamea en nuestros ayllus [forma tradicional comunitaria de propiedad de la tierra y organización productiva, social y hasta militar]. Se respira un aire de paz y de libertad, el aire de autodeterminarnos. Tenemos nuestras propias autoridades y somos dueños del territorio: del suelo, del subsuelo, del sobresuelo [todo lo que crece de la tierra] y del postsuelo [es decir, el espacio aéreo]. Así que pronto tendremos la autonomía... aunque sabemos que esto no va a ocurrir fácilmente, que este proceso nos va a costar sangre. Pero así tengamos que derramar mucha sangre, estamos seguros de que vamos a tener nuestra propia organización, nuestra propia nación indígena.

-Y desde su visión como secretario general de la CSUTCB, ¿cómo se desarrolla esta estrategia de autonomía?

-Bueno, desde hace dos años que trabajo en directa relación con la comunidades del altiplano. Es un proceso largo en el que tratamos de desideologizar a nuestros hermanos, de sacar la ideología extranjera del cerebro indio. Luego, lógicamente, viene un trabajo de reindianización, de retomar los rasgos de nuestra cultura ancestral. Pero en estos dos años apenas he podido trabajar con las comunidades aymaras. Ahora tengo que establecer contacto con las comunidades quechuas (justamente he tenido mis primeras reuniones con ellas en Chuquisaca, en el centro del país)... y el terreno es fértil, porque no tengo más que mencionar nuestro pasado histórico para que mis hermanos entiendan sencillamente lo que he ido a plantearles.

-Y en su movimiento de autonomía, ¿las cuestiones raciales son definitorias, decisivas para sus acciones? ¿Habría un papel para gente solidaria de otras partes inclusive en Europa o los EEUU?

-No necesariamente. No somos puritanos, no hablamos simplemente del indígena, sino de todo el pueblo. También nos preocupamos de nuestros hermanos que no son indígenas, que también sufren porque no hay trabajo. Inclusive pensamos en esa gente que en los barrios más ricos de las ciudades vive en la peor miseria: nosotros todavía tenemos algunos surcos para la siembra, ellos no. Con ellos también estamos pensando trabajar, porque también han nacido acá. No queremos implantar el racismo que se ha creado en la Colonia y sigue vivo en este gobierno. No podemos enfrentar un racismo indio al racismo blanco, eso sería una aberración social y un suicido político. Lo que vamos a hacer es a abrazar a todos, este movimiento tiene un poncho muy grande, y debajo de él pueden cobijarse todos.

Ser el Mallku

-Hace más o menos un mes, su organización firmó un acuerdo con el gobierno en el que éste se comprometía a muchas cosas (como la entrega de tractores y mejoras en los subsidios al campo), ¿en qué ha terminado esto?

-Bueno, sobre los acuerdos que firmamos en Pucarani... estamos reuniéndonos... pero el gobierno no cumple. Más bien tratan de dividir al movimiento campesino. Estamos muy enojados con sus promesas no cumplidas, por lo ya estamos estudiando qué se puede hacer: nuestra respuesta deberá darse en forma organizada, bien estructurada. Sabemos que vamos a morir, porque ellos están armados con ametralladoras, tanques y otros... sabemos que nos van a matar.

-Recordando el papel que juega el gobierno de Estados Unidos en la política boliviana, ¿ha ocurrido algún incidente, algún enfrentamiento entre su organización y la embajada en Bolivia?

-Pues, hay un embajador que es la expresión concreta de Estados Unidos en este territorio... pero vayamos al 11 de septiembre, cuando fueron derribadas las Torres Gemelas. Todo el mundo dijo: "Ay, pobrecita gente". Sin embargo, nosotros como indígenas vemos que ese ataque era contra un sistema, un sistema imperialista que también nos oprime a nosotros. Aunque también sabíamos que pronto los Estados Unidos iban a atacar a otro país, como han hecho en Afganistán... y sobre todo porque es evidente que no se trataba de atrapar a un terrorista, sino de adquirir riquezas como el petróleo, el uranio y otros minerales.

Personalmente, como me expreso públicamente, he sufrido algunas amenazas, pero lo más reciente son las declaraciones de Manuel Rocha en las que afirmó que Evo Morales y yo somos terroristas. Se llegó a hablar de extraditarme a los Estados Unidos... es decir, la embajada nos ve con malos ojos, porque nuestras acciones afectan intereses de algunas empresas estadunidenses en Bolivia.

-¿Qué significado tiene el que lo llamen Mallku [el príncipe]?

-Yo fui uno de los organizadores del Ejército Guerrillero Tupac Katari. Me capturaron el 19 de agosto de 1992. Esta guerrilla surgió un tanto como una respuesta a los 500 de la invasión española y pensábamos que era posible pelear acá con las armas. Habíamos trabajado desde 1984 hasta 1990 en la conformación de grupos armados regulares. Y bueno, cuando me capturaron, los periodistas me preguntaban si era jefe o qué cargo tenía dentro de la organización. Yo no les decía que era jefe, les contestaba que era uno de los Mallkus, que quiere decir presidente, príncipe, el que dirige una organización. Así nació el término y todos me conocen con ese nombre, hasta los periodistas lo usan... y bueno, el 14 de noviembre de 2000 me han ratificado como dirigente [de la CSUTCB], me han otorgado el bastón de mando y me han proclamado legalmente como su Mallku, que es como ser Presidente de Bolivia. Por eso en varias ocasiones planteé hablar con [el ex presidente] Banzer de igual a igual, con la misma autoridad, porque yo soy el presidente de la República del Kollasuyo y él lo era de Bolivia. Más aún, el 14 de noviembre de 2001 han venido inclusive gentes de Perú y Ecuador a un evento en el que me proclamaron como Mallku de América, es decir que la lucha se irradia ya a otras partes.

-Creo que ya hemos revisado varios temas importantes, ¿quiere agregar algo antes de terminar?

-Sí. A través suyo quiero enviar un saludo fraternal y revolucionario a todos los pueblos indios que, como nosotros, luchan por autogobernarse, por liberarse. Estamos con nuestros hermanos es nuestra causa... esperamos que nuestra lucha se internacionalice y sepan de nosotros, porque algún día volveremos a ser el gran Tahuantinsuyo [la nación aymara en su totalidad].

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Presentando Luis Gómez

Jefe y Corresponsal de la nueva

Oficina Andina de Narco News

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